Sunday, March 25, 2007

Cuaresma: COREA DEL NORTE




Tocata y fuga


Prefieren vivir como animales antes que en los campos de concentración. Decenas de miles de norcoreanos habitan en los bosques de la provincia china al otro lado del río Turnen, fronteriza con su país natal, escondiéndose en agujeros donde solo cabe una persona. Huyen del hambre y del miedo al régimen de Pyongyang. Cada vez más numerosos, entre 100.000 y 300.000 intentan instalarse en China por lo menos durante el tiempo suficiente para organizarse y llegar a Corea del Sur. China, que sigue siendo el único aliado de Corea del Norte, realiza batidas de inmigrantes ilegales, a quienes reenvía por la fuerza a su país, donde les espera lo peor. Pocos (unos 600 al año) llegan sanos y salvos a Seúl. Pero su calvario no acaba ahí… Muchos son incapaces de adaptarse al frenesí del mundo capitalista. Sólo unos cuantos, generalmente con una preparación previa, consiguen salir adelante, como Cheol Woong-kim.


En el universo de los tiranos de Pyongyang era un privilegiado. Hijo de un dirigente del partido y de una profesora universitaria, desde los ocho años Cheol había sido programado para convertirse en músico profesional y componer las melodías que necesitaba el régimen para sus himnos propagandísticos. Después de 14 años de estudios de música clásica y una temporada en Moscú en las escuelas del antiguo "país amigo", accedió al envidiado puesto de pianista en jefe de la Orquesta Nacional de Corea del Norte.


"Tenia 30 años y los bolsillos llenos de dólares", recuerda. Sin embargo, en 2001, el joven músico decidió dejarlo todo, abandonar un país donde pensaba que, a pesar de su estatus, nunca sería libre. Poniendo en peligro su vida, cruzó el río Turnen y huyó hacia China. Allí vagabundeó durante siete meses, tratando de sobrevivir como leñador, explotado por un patrón sin escrúpulos que le pagaba un cuenco de sopa y dos pedazos de pan al día. "Estaba desesperado. Las manos, que hasta entonces no habían hecho otra cosa que tocar el piano, se me llenaron de callos". En dos ocasiones fue detenido por la Policía china. Incluso fue repatriado a Corea del Norte, de donde, milagrosamente, consiguió escapar por segunda vez.


En la primavera de 2003 llegó a Seúl, la capital de Corea del Sur. "Al contrario que la mayoría de mis compatriotas, no me guió el hambre -explica-, sino el deseo de tocar música sin restricciones". Para este pianista de la libertad, el desencadenante se produjo en 1995 en Moscú. "Un día oí Las hojas muertas interpretada por el francés Richard Clayderman. Sentí escalofríos por todo el cuerpo… Nunca había escuchado nada parecido". De vuelta a Pyongyang, el joven músico no pudo disimular su nueva pasión. Sorprendido mientras tocaba con aires occidentales, fue castigado y tuvo que hacer autocrítica y redactar una carta de disculpa de diez páginas.
Ya instalado en Seúl, Cheol Woong-kim pudo por fin tocar la música que tanto amaba. Ahora imparte clases en la universidad y da conciertos para organizaciones humanitarias de ayuda a los refugiados norcoreanos.


François Labrouillèr. XL Semanal, 3 de diciembre de 2006


Ampliando miras: EL VALOR DE TENER VALOR


De los pocos datos fiables que se tienen de Corea del Norte, el informe del PNUD señala dos: la esperanza de vida de 63 años (comparar con los 77,3 de Corea del Sur) y el 35% de la población está desnutrida.

Entre 100.000 y 300.000 norcoreanos prefieren vivir como animales antes que en los campos de concentración de su país. En un país que lleva décadas de dictadura obsesiva, quizá uno de los “valores” sea el de… la huida, aun a riesgo de la propia vida. Cuando las condiciones dictatoriales ya no dejan otra opción, el exilio arriesgado se convierte en una muestra de valor y de supervivencia.


Gesto para hoy:


Participar de una crítica destructiva de un compañero o aguantar bromas soeces de tu jefe… ¿Cuántas veces has querido huir de estas situaciones y no has tenido valor?


Ahora es el momento. Practica el valor de la huida y evita estas situaciones, porque a veces huir es la única salida.


Oración:
Señor, danos valor para la lucha,

valor en las tristezas, valor en nuestro afán.
Sufren los hombres, mis hermanos,

mas tú vienes con ellos y en ti alcanzarán

otra ciudad que no se acaba

sin penas ni tristezas, ciudad de eternidad.

Amén.



Más información de Corea del Norte, aquí


Fuente: Ágora Marianista

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