Saturday, March 24, 2007

Carta de Jon Sobrino a Kolvenbach sobre la notificatio

Luego que el Superior General de los Jesuitas, P. Kolvenbach, le enviara a Jon Sobrino la Notificatio de la Congregación de la fe, por la que se le pedía una adhesión a ella “sin reservas”, Sobrino le remitió una carta explicando por qué no podía hacerlo.

Después de agradecerle a Kolvenbach “las gestiones que ha hecho para defender mis escritos y mi persona”, Jon Sobrino pasa a explicar su postura y razones por la que rechaza aceptarla “sin reservas” y que “En un breve texto posterior expondré mi reacción ante la notificatio, pues, como usted dice, lo normal es que la noticia aparezca en los medios y que los colegas de la teología esperen una palabra mía”.

Sobrino explica a su Superior que “La razón fundamental” es que “Un buen número de teólogos han leído mis dos libros antes de que fuese publicado el texto de la Congregación de la fe de 2004” surgiendo que el “juicio unánime es que en mis dos libros no hay nada que no sea compatible con la fe de la Iglesia”.

Los libros mencionados son “Jesucristo liberador”, publicado en español en 1991, traducido al portugués, inglés, alemán e italiano y “La fe en Jesucristo”, 1999, traducido al portugués, inglés e italiano.

Ambos texto fueron leídos por presbíteros, obispos que Sobrino engloban diciendo que “Todos estos teólogos son buenos conocedores del tema cristológico, al nivel teológico y doctrinal. Son personas responsables” quienes “no han hallado errores doctrinales ni afirmaciones peligrosas” por lo que “Entonces no puedo comprender cómo la notificatio lee mis textos de manera tan distinta y aun contraria”

Dada esa situación, Sobrino expresa que ““no me siento representado en absoluto en el juicio global de la notificatio” y.”Por ello no me parece honrado suscribirla. Y además, sería una falta de respeto a los teólogos mencionados”

Luego, el cuestionado teólogo recuerda a su Superior que desde 1975 tuvo que contestar a la Congregación para la Educación católica, bajo el cardenal Garrone; a partir de 1976, a la Congregación de la Fe, “primero bajo el cardenal Seper y después, varias veces, bajo el Cardenal Ratzinger” expresando que fue animado a responder por el P. Arrupe, quien siendo Superior de los Jesuitas renovó esa orden hacia un compromiso mas definido, como también de parte del P. Vincent O’Keefe, vicario general, y el P. Paolo Dezza, delegado papal, quienes le dieron a entender que “el modo de proceder de las curias vaticanas no siempre se distinguía por ser honrado y muy evangélico”.

Sobrino explica que “que desde muy pronto se creó un ambiente en el Vaticano, en varias curias diocesanas y entre varios obispos, en contra de mi teología y, en general, contra la teología de la liberación” generándose un ambiente en contra de su pensamiento “a priori, sin necesidad de leer muchas veces mis escritos”

Para comprender la difícil situación “en que estamos”, menciona “algunos hechos significativos” porque siente que no es ético para él “aprobar o apoyar” “con mi firma un modo de proceder poco evangélico, que tiene dimensiones estructurales, en buena medida, y que está bastante extendido” y que “avalar esos procedimientos para nada ayuda a la Iglesia de Jesús, ni a presentar el rostro de Dios en nuestro mundo, ni a animar al seguimiento de Jesús ni a la ¨lucha crucial de nuestro tiempo”, la fe y la justicia”

Sobrino cita que Monseñor Romero escribe en su Diario el día 3 de mayo de 1979”: “Visité al P. López Gall… Me dijo con sencillez de amigo el juicio negativo que se tiene en algunos sectores para con los escritos teológicos de Jon Sobrino” agregando que “Monseñor Romero, pocos meses después me pidió que le escribiera el discurso que pronunció en la Universidad de Lovaina el 2 de febrero de 1980” recordando que en 1977 ya había redactado para él la segunda carta pastoral “ La Iglesia , cuerpo de Cristo en la historia” y que el discurso de Lovaina que él escribió, a Romero “Le pareció muy bien, lo leyó íntegramente y me lo agradeció”.

Sobre Romero dice que “Creo que mi teología le parecía correcta doctrinalmente -al menos en lo sustancial” y opina que “Sé muy bien que en el Vaticano un problema para su canonización ha sido mi posible influjo en sus escritos y homilías”

Entre “los hechos significativos”, Sobrino relata que cuando Alfonso López Trujillo fue nombrado cardenal, “dijo poco después en un grupo, más o menos públicamente, que iba a acabar con Gustavo Gutiérrez, Leonardo Boff, Ronaldo Muñoz y Jon Sobrino” siendo “interminables” las historias “de. López Trujillo con el P. Ellacuría con Monseñor Romero, y sobre todo conmigo”

También el teólogo se refiere al cardenal Corripio, arzobispo de México, quien en 1983 prohibió la celebración de un Congreso de Teología organizado por los pasionistas quienes “querían tratar teológicamente el tema de la cruz de Cristo y la de nuestros pueblos” y que invitaron a Jon Sobrino, por lo cual Corripio usó como fundamento para la suspensión del congreso que Sobrino daría dos conferencias en ese evento.

Entre otros “hechos significativos”, Sobrino se refiere a que en “1987 o 1988, más o menos”, recibió una invitación a hablar a un numeroso grupo de laicos en Argentina, en la diócesis de Mons. Hesayne, con el propósito de revitalizar a los cristianos que habían sufrido durante la dictadura.

El aceptó, pero luego recibió una carta de Mons. Hesayne diciéndole “que mi visita a su diócesis había sido objeto de debate en una reunión de la Conferencia Episcopal. El cardenal Primatesta dijo que le parecía muy mal que yo fuese a hablar a Argentina. Monseñor Hesayne, me defendió como persona y defendió mi ortodoxia. Le preguntó al cardenal si había leído algún libro mío, y reconoció que no. Sin embargo, el obispo se vio obligado a cancelar la invitación. Me escribió y se disculpó con mucho cariño y humildad, y me pidió que comprendiese la situación. Le contesté que la comprendía y que le agradecía”.

Sobrino afirma tener la certeza de que “en la reunión de la Conferencia Episcopal le habían dicho a Mons. Hesayne que tenía que elegir: o invitaba a Jon Sobrino a su diócesis, y el Papa no pasaría por ella en la próxima visita a Argentina, o aceptaba la visita del Papa a su diócesis y Jon Sobrino no podía pasar por allí”

A pesar de esos hechos, y otros, Sobrino cree que esa “mala fama” que le asignaron no es “algo específicamente personal, sino parte de la campaña contra la teología de la liberación”.

La segunda razón de Sobrino para no aceptar la notificatio “Tiene que ver menos directamente con los documentos de la Congregación de la fe, y más con el modo de proceder del Vaticano en lo últimos 20 ó 30años” durante los cuales “muchos teólogos y teólogas, gente buena, con limitaciones por supuesto, con amor a Jesucristo y a la Iglesia , y con gran amor a los pobres, han sido perseguidos inmisericordemente” agregando que también fueron perseguidos obispos como Monseñor Romero; Don Helder Camara; Proaño; Don Samuel Ruiz y “sobre todo, han hecho lo posible para que desaparezcan las comunidades de base, los pequeños, los privilegiados de Dios”

“Adherirme a la notificatio, que expresa en buena parte esa campaña y ese modo de proceder, muchas veces claramente injusto, contra tanta gente buena, siento que sería avalarlo. No quiero pecar de arrogancia, pero no creo que ayudaría a la causa de los pobres de Jesús y de la iglesia de los pobres”, confiesa Sobrino a su Superior.

En el otro apartado, Sobrino se refieres a “Las críticas a mi teología del teólogo Joseph Ratzinger”, un tema “importante para comprender dónde estamos, aunque no es una razón para no suscribir la notificatio”.

Sobrino explicita una serie de afirmaciones textuales del cardenal Joseph Ratzinger sobre su teología concluyendo que “No reconozco mi teología en esta lectura de los textos” y que cree “que el cardenal Ratzinger, en 1984, no entendió a cabalidad la teología de la liberación, ni parece haber aceptado las reflexiones críticas de Juan Luis Segundo, Teología de la liberación”

Además el teólogo comenta que “No es fácil dialogar con la Congregación de la fe. A veces parece imposible. Parece que está obsesionada por encontrar cualquier limitación o error, o por tener por tal lo que puede ser una conceptualización distinta de alguna verdad de la fe. En mi opinión, hay aquí, en buena medida, ignorancia, prejuicio y obsesión para acabar con la teología de la liberación. Sinceramente no es fácil dialogar con ese tipo de mentalidad”.

Sobrino finaliza la carta con un cuarto punto sobre “Problemas de fondo importantes” en los cuales analiza temas como “Los pobres como lugar de hacer teología”; “El misterio de Cristo siempre nos desborda”; “La relacionalidad constitutiva de Jesús con el reino de Dios”; “Jesús es hijo de Dios, la palabra hecha sarx”, entre otros.+ (PE)

Ver completo la carta de Jon Sobrino SJ, aquí

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