PROTAGONISTAS DE HAITí
Sobre los hombros de las más pobres
Quienes llegan por avión a la isla de La Española aseguran que la división entre dos países puede adivinarse desde el aire. La porción verde es República Dominicana, el gris amarronado es Haití. En la desolación, sin embargo, Haití y sus habitantes buscan estrategias para sobrevivir, en una caótica tentativa de reapropiarse de las arterias por donde corre su historia de rebeldía.
En la capital haitiana, Puerto Príncipe, se calcula que la economía informal representa el 92% de los empleos y que el 90% de las mujeres está en el comercio. “La supervivencia de Haití descansa sobre los hombros de sus mujeres más pobres”, nos dice Mirtha Gilbert, hoy profesora en la Universidad del Estado, activa en el movimiento de mujeres de su país. Gilbert hace referencia a los hombros de miles de mujeres que en los mercados o en las veredas, a menudo alumbrándose con una vela después de la seis de la tarde –el alumbrado público es ocasional o nulo– venden su mercancía a precios que dejan ganancias ínfimas, pero que resultan más accesibles para la población que los de los comercios establecidos. Ellas son las “detallistas” que traen la mercancía, sobre todo arroz, frijoles y carne, de los mercados rurales. “Es un servicio social y estas mujeres, a las que el Estado no otorga ninguna atención, son las que hacen vivir al país”, añade Gilbert. El mercado callejero también comercia ropa, zapatos y artículos de casa, apilados un poco más allá de la basura que se acumula en las calles.
En la periferia de la capital, Puerto Príncipe, unas 300.000 personas viven en el barrio marginal de Cité-Soleil, en su mayoría en condiciones de extrema pobreza. Anita Leroux es una de ellas. Tiene treinta y ocho años y siete hijos. El padre de los cinco primeros hijos murió hace ocho años. El padre de los dos siguientes abandonó a la familia hace un año sin que nadie sepa adónde ha ido. El abandono familiar es habitual en lugares como éste, donde los hombres no pueden mantener a su familia. Sin embargo, la situación económica de Anita mejoró gracias a un programa diseñado para ayudar a los más pobres entre los pobres. Anita comenzó un pequeño negocio vendiendo velas, después pasó a vender comida caliente. Cocina plátanos y carne frita en su casa a primera hora de la mañana, después lo vende en el mercado durante el día. Con una subvención de 50 dólares compró muchos plátanos y una pequeña cantidad de carne. Se gasta la mayoría de su beneficio en reinvertirlo en nuevas compras, de modo que su beneficio diario es de unos cuatro dólares haitianos (1/5 de dólar americano). Aún así cuatro de sus hijos pueden ir al colegio y su familia puede hacer dos comidas diarias en lugar de una.
Adaptación de un artículo de María Eugenia Saul Urquieta. http://www.puntofinal.cl/546/haiti.htm
AMPLIANDO MIRAS
TRABAJOS Y ECONOMÍA INFORMAL EN LA CIUDAD
Las mujeres que trabajan en el sector no estructurado sufren por lo general condiciones de trabajo difíciles y durante muchas horas, y tienen que realizar a veces horas extraordinarias imprevistas.
La falta de seguridad en el empleo y la carencia de prestaciones sociales tales como la baja por enfermedad con sueldo completo y ayudas para los gastos de guardería lleva a que las mujeres y la infancia sean más vulnerables a la pobreza.
Los hijos e hijas de madres pobres que han de trabajar en el sector no estructurado, con horarios interminables y poco flexibles, que tienen un escaso control sobre sus ingresos y que apenas cuentan con ayudas para atender a su familia, están más expuestos a padecer problemas de salud y de desarrollo. Así, el empleo remunerado de la mujer no siempre revierte en beneficio de la infancia y de ellas mismas.
UNICEF, Estado Mundial de la Infancia 2007
Gesto para hoy:
Fíjate en las mujeres que sobreviven en la calle en trabajos informales: vendiendo ilegalmente, limpiando cristales de los coches…
¿Qué puedes hacer hoy por una de ellas?.
ORACIÓN
Gracias, Señor,
por tantas mujeres que luchan
por sacar adelante a sus pueblos
teniendo como únicos apoyos
su fortaleza, amor, coraje y creatividad.
Amén.
Ágora Marianista
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