Sunday, March 30, 2008

Vía Lucis, por Jose Luis Martín Descalzo

Durante siglos las generaciones cristianas han acompañado a Cristo camino del Calvario, en una de las más hermosas devociones Cristianas: el Vía Crucis.

¿Por qué no intentar -no (en lugar de), sino (además de)- acompañar a Jesús también en las catorce estaciones de su triunfo?

Esta meditación pascual es la que encierran las páginas que siguen.

Décima estación JESÚS ANUNCIA QUE SEGUIRÁ SIEMPRE CON NOSOTROS

Los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado, y, viéndole, se postraron, aunque algunos vacilaron, y acercándose Jesús, les dijo... Yo estaré con vosotros hasta la consumación del mundo.
(Mt 28, 16-20)


«Yo estaré con vosotros hasta el fin de los tiempos.»

Esta fue la más grande de todas tus promesas,
el más jubilosos de todos tus anuncios.

¿O acaso tú podrías visitar esta tierra
como un sonriente turista de los cielos,
pasar a nuestro lado, ponernos la mano sobre el hombro,
darnos buenos consejos
y regresar después a tu seguro cielo
dejando a tus hermanos sufrir en la estacada?

¿Podrías venir a nuestros llantos de visita
sin enterrarte en ellos? ¿Dejarnos luego solos, limitándote
a ser un inspector de nuestras culpas?

Tú juegas limpio, Dios. Tú bajas a ser hombre
para serlo del todo, para serlo con todos,
dispuesto a dar al hombre no sólo una limosna de amor,
sino el amor entero.

Desde entonces el hombre no está solo,
tú estás en cada esquina de las horas esperándonos,
más nuestro que nosotros,
más dentro de mí mismo que mi alma.

«No os dejaré huérfanos», dijiste. Y desde entonces
han estado lleno nuestro corazón.

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