Jesús dijo a sus apóstoles: "Yo se lo digo: si no hay en ustedes algo mucho más perfecto que lo de los Fariseos, o de los maestros de la Ley, ustedes no pueden entrar en el Reino de los Cielos. Ustedes han escuchado lo que se dijo a sus antepasados: "No matarás; el homicida tendrá que enfrentarse a un juicio". Pero yo les digo: Si uno se enoja con su hermano, es cosa que merece juicio. El que ha insultado a su hermano, merece ser llevado ante el Tribunal Supremo; si lo ha tratado de renegado de la fe, merece ser arrojado al fuego del infierno. Por eso, si tú estás para presentar tu ofrenda en el altar, y te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí mismo tu ofrenda ante el altar, y vete antes a hacer las paces con tu hermano; después vuelve y presenta tu ofrenda."
¿Qué me estás diciendo, Señor?
Reflexiones sobre la lectura de hoy
En oración nos sucede a veces que sentimientos y rencores salen a la superficie.
Lo que tenemos contra otros, u otro tiene contra nosotros, se introduce en el espacio de la oración.
Es un buen lugar para juntar a los sentimientos, rencores, amarguras y enojos; el espacio de oración es un espacio de amor, y la curación de las heridas de nuestra vida está enraizada en el amor que Dios tiene por todos nosotros.
En momentos de dolor, reza por el otro - no va a sanar las heridas o cambiar las situaciones; pero se va a producir una gran diferencia.
Espacio Sagrado
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