Friday, June 13, 2008

MADRE TERESA. Buscando en oscuridad a Dios, como nosotros (y 2)


A veces me pregunto si de verdad la fe es creer lo que no se ve. O, acaso, ver, sentir, oler, gustar, tocar lo que se cree. Porque Dios nos envía señales de su Presencia, sutiles, hondas, humildes señales, mojoncitos de luz o amor o sed que nos acompañan a lo largo del sendero.
Pero nos amenaza también la noche oscura. Cuando la mujer o el hombre se siente perdidos en el Universo, terriblemente solos.
Como Madre Teresa de Calcuta, de la que hablamos en el último post. Como Teresita del Niño Jesús (en imagen), a quien en la Pascua de 1896, a sólo año y medio de su definitivo vuelo, le sobrevino la prueba más dura. Su cielo se encapotó, sintiendo apagársele definitivamente la luz, temiendo encontrarse, del otro lado de la muerte, ¡con la aniquilación total, la nada!

Iba escribiendo con temblorosos trazos:


"Me parece que las tinieblas, apropiándose la voz de los pecadores, se burlan de mí diciéndome: ‘Sueñas con la luz, con una patria perfumada con las más suaves fragancias; sueñas con la posesión eterna del Creador de todas esas maravillas, crees que algún día saldrás de las brumas que te rodean. ¡Adelante!, ¡adelante!, alégrate por la muerte, que te dará, no lo que esperas, sino una noche aún más oscura, la noche de la nada."


Pero Teresa, realizando obras de amor, actuando como si tuviera gozosa fe, entregaría su vida al Señor el 30 de setiembre de 1997. Su madrecita Inés describe así el definitivo encuentro:


"Ha exhalado su último suspiro a las siete, abrazando su crucifijo contra el pecho y diciendo: ‘¡Oh, os amo!’. Acababa de levantar los ojos al cielo. ¡¡¡Qué vería!!!"


CUATRO POETAS EN NOCHE OSCURA

OSÉ Antonio Muñoz Rojas no ha traspasado todavía el umbral del abismo. Oye rumor de Dios, le acaricia su brisa, le fascina su luz... Pero teme ser devorado por las fauces del mal. Y vacila su pie...:


ESTO ES LARGO Y OSCURO...


Esto es largo y oscuro. Nadie viene.
El corazón espera y siempre espera.y nadie viene.
El corazón no sabe
más que esperar junto a las aguas negras,
donde pasan las sombras de las nubes
sin señalarse apenas.
El corazón está con lo que sabe,
llamando y sin entrada en las tinieblas.

Dicen que habitas en lo hondo y llega
como un rumor de ti, como una brisa
que viniera de lejos, como una
remota lucecilla.
El corazón se alegra.
La mirada
te busca. El pie vacila

RUZAN por la memoria de Vicente Gaos blancos recuerdos de años primeros de pureza y Presencia, cuando la mano de Dios le refrescaba el corazón... Perdido adolescente, levantará, como una esperanza, la llama del amor:


ADOLESCENCIA

¡Qué negación de Dios, qué sima oscura
cuando llegó la noche poderosa,
hermética tiniebla, inmensa losa
sepultando principios de hermosura!

Creía en Dios, creía en la blancura
del mundo, sentí un día la amorosa
mano de Dios sobre mi frente hermosa
de niño. ¡La mañana era tan pura!

Sálvame tú, mi amor apasionado,
mi única estrella, mi razón de vida
en la noche sin Dios, súbita y triste.

Necesito vivir iluminado.
Dame tu luz de amor más encendida.
Existe al menos tú, si Dios no existe.


A teología de María Elvira Lacaci está en orden. Dios creó el mundo y al hombre. Y le espera con amor al final del viaje. Pero ya no siente las cálidas caricias del Señor. Su aliento es niebla hoy, niebla estancada y fría...:


SIN LA MANO DE DIOS


Señor,
no he perdido la fe.
Creo en Ti. Existes.
Has hecho el Universo.
Lo conservas.
Has creado a los hombres
y alientas su vivir. Desalentado.
Puedes aniquilarlos. Eres justo.
Y sé que nos aguardas
tras el vaho más último que se desprenda
de nuestros pechos.
Es tu mano lo que no sé sentir entre las mías.
Tu mano que a diario
apretaba,temblorosamente.
Desgarradamente. Apasionadamente.
No digo que fue alucinación esa tu entrega
palpitante y sensible –oh, aún conservo
unas sutiles rayas en la palma de mis manos–.
Pero hoy... no sé pedirte nada.
Ni siquiera mi aliento
fluye desesperado hacia tu pecho.
Porque hoy
tiene forma de niebla
estancada –es de noche-
en la vasija de este pecho mío.


PUBLICA Griselda Álvarez, con 84 años, su último poemario, "Sonetos terminales", donde, a modo de testamento, expresa, con valentía y vigor, su pensamiento maduro y triste:


ANTES DE HUNDIRME

Necesito que existas. Es profunda
la poza de la angustia cuando enfrentas
tu realidad tan sola, cuando cuentas
que ya todo es pasado, que te inunda
extraña sensación y te circunda:
ya se acabó tu tiempo y vas a tientas,
como ciego que da pisadas lentas
antes de hundirte en la quietud rotunda.
El dios antropomorfo de mi infancia,
el dios castigador de mano firme,
o el dios prometedor de la abundancia,
o el dios que da la paz antes de irme.
Cualquiera que domine mi ignorancia.
Lo necesito ya. Antes de hundirme

REFLEXIÓN FINAL

¿Te identificas
con alguno de estos versos, como si tú mismo los hubieras escrito? ¿O te descubres en varios de ellos, que reflejan, con cierta precisión, escenas de tu aventura existencial? Investigando nuevos espejos, te invito a asomarte a Buscando a Dios entre la niebla, pequeño retablo de poemas gráfica y musicalmente expresados.


Nicolás de la Carrera

Del blog "Nido de poesía"
Periodista Digital

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