Hoy, 02 de junio, la Iglesia se viste de rojo para conmemorar el nacimiento para el cielo de SANTO DOMINGO NINH, quien fuera martirizado en un día como hoy de 1862 en la localidad de An-Triem en el Tonkin, hoy Viet Nam del Norte. Nacido en Trung-Linh, en la provincia de Nam-Dinh, fue un cristiano devoto y practicante. En 1988 Juan Pablo II lo proclamó santo junto con otros 116 mártires vietnamitas. Unidos pues, a la Iglesia del Vietnam y a cuantos dan testimonio de su fe cristiana con su propia vida, brindemos nuestro sentido aplauso a Santo Domingo Ninh.
Meditación
QUERIDO SANTO DOMINGO NINH: recordar tu vida es trasladarnos a la época en que el Tonkin estaba regido por el feroz emperador Tuc-Duc. Te dedicabas a las labores del campo y en tus horas de reposo al estudio de la literatura animista china. Tu padre te obligó a desposarte con una muchacha del lugar, de la cual siempre viviste separado ya que considerabas que no podías estar ligado en conciencia a la vida conyugal puesto que no habías dado tu libre consentimiento al matrimonio. A los 21 años de edad, fuiste arrestado, en odio a la religión católica, durante la persecución desencadenada por el emperador Tu-Duc quien, a causa de la política colonial francesa, tenía una profunda aversión a todo lo que fuese europeo. No logrando distinguir la fe cristiana de la política occidental él se propuso exterminar de su reino todo lo extranjero y su religión. Una vez arrestado, a ti te vemos pasar de cárcel en cárcel y ser sometido a despiadadas torturas, las que soportas con verdadero coraje y resignación cristiana. Y así como logras mantenerte firme ante las amenazas de los perseguidores paganos, también te muestras indiferente a sus adulaciones y lisonjas. De hecho el juez intentó, con promesas y amenazas, convencerte a que pisotees la cruz de Cristo a cambio de la libertad. Pero tu con toda franqueza, declaras: " Si no es lícito a los hijos despreciar a sus propios padres, ¿cómo podrá ser lícito a los cristianos pisotear la imagen del creador del cielo y de la tierra? Hagan de mí lo que quieran pero yo no cometeré jamás el delito de pisotear la cruz. Y ante estas palabras, los perseguidores no vieron otra alternativa sino la decapitación la cual vino con un aroma de santidad ya que ella te envolvió con el perfume del paraíso.
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