Hoy, 05 de junio, la Iglesia se viste de rojo para conmemorar el nacimiento para el cielo de SAN BONIFACIO, en el aniversario de su martirio ocurrido un 5 de junio del año 754 en la ciudad de Dokkum, Frisia septentrional, hoy Holanda. Nacido en el año 672 ó 73 en Devon, Inglaterra, fue monje benedictino llegando a ser arzobispo misionero en Alemania. En el año 756, a solo dos años de su muerte, es proclamado patrono de Inglaterra, pero solo en 1874, a petición de los padres del Concilio Vaticano I, su nombre fue inscrito en el Calendario Romano. Su culto se extendió rápidamente no solo en Alemania sino también Inglaterra, su patria. Se le reconoce como el Apóstol más importante de Alemania, promotor de la cultura occidental y gran mártir. Sus restos se veneran en un bello sarcófago en la catedral de Fulda, Alemania central, que es centro de continuos peregrinajes. Unidos pues a las Iglesias de Inglaterra y Alemania, brindemos nuestro aplauso y todo nuestro afecto a San Bonifacio.
Meditación
QUERIDO SAN BONIFACIO: recordar tu vida es encontrarnos con un gran apóstol, de la talla de San Pablo ó de San Francisco Javier. Hijo de noble familia y bautizado con el nombre de Vinfrido, entras a la vida religiosa dedicándote hasta los 41 años a los estudios. Luego, vas a Roma en donde conoces al Papa Gregorio II quien, con el nuevo nombre de "Bonifacio" te envía a la gran aventura de tu vida...y de tu muerte: evangelizar la Turingia pagana, en Alemania. Tu actividad apostólica se extiende con éxito por todo el país. En cierta ocasión, visitando un pueblo, descubres que la gente veneraba una antigua imagen de Thor, Dios de la guerra. Tú, entonces, te haces de un hacha con la que destruyes al ídolo. La gente se queda estupefacta, al ver que el Dios al que ellos veneraban no reaccionaba. Por lo que poco después decidieron pedir el bautismo en la religión cristiana y con la madera del templo pagano, tu construyes una capilla en honor de San Pedro. El Papa Gregorio III te nombra su vicario en Alemania y Arzobispo. Tú te avocas a la organización de la Iglesia alemana, fundas monasterios y diócesis como nadie lo había hecho hasta ahora. Ya octogenario, terminada esta tarea de organización, retomas tu labor misionera. Pero llegó un fatídico día en que esta fue brutalmente interrumpida. Estando en una ocasión con 52 compañeros, una horda de paganos los asaltan y asesinan. Y así, tu propia sangre fue la que hizo fecunda la gran obra que realizaste. San Bonifacio, nunca olvidaremos tu gran espíritu innovador que revolucionó y renovó completamente el contexto de la Iglesia Universal.
Radio Vaticano
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