Saturday, August 09, 2008

Al anochecer, los invitamos a tener un encuentro con el Señor de la Vida


Mateo 17: 14-20
En aquel tiempo se acercó a Jesús un hombre, que le dijo de rodillas: "Señor, ten compasión de mi hijo, que tiene epilepsia y le dan ataques: muchas veces se cae en el fuego o en el agua. Se lo he traído a tus discípulos, y no han sido capaces de curarlo. Jesús contestó: "Gente sin fe y perversa! ¿Hasta cuándo os tendré que soportar? Traédmelo". Jesús increpó al demonio, y salió; en aquel momento se curó el niño. Los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron aparte: "¿Y por qué no pudimos echarlo nosotros?" Les contestó: "Por vuestra poca fe. Os aseguro que, si fuera vuestra fe como un grano de mostaza, le diríais a aquella montaña que viniera aquí, y vendría. Nada os sería imposible".
¿Qué me estás diciendo, Señor?
Reflexiones sobre la lectura de hoy

Me imagino en la escena de este drama, pensando cómo iría a terminar.
¿Soy el padre desesperado, que busca ayuda para su hijo?
¿O soy el hijo epiléptico?
¿O uno de los discípulos que no pudieron curarlo?
¿O una persona que observa la escena, esperando el milagro de ver si este dolor desaparece?

No conocemos el nombre del hombre del relato, un representante de tantos padres y madres que ruegan por sus hijos.
Toda vida humana está en los Evangelio de Jesús, los hombres y mujeres que le presentaron sus propias enfermedades o su preocupaciones por otros.
Sabemos de su Fe y de la positiva respuesta de Jesús a los que tienen Fe.
Ésta puede ser pequeña, como el grano de mostaza, o como una gota de agua.
Unida al poder de Jesús, nuestra Fe puede hacer pequeños y grandes milagros.
Espacio Sagrado

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