Tuesday, August 12, 2008

Al anochecer, los invitamos a tener un encuentro con el Señor de la Vida

Mateo 18:1-5, 10, 12-14
En aquel momento los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron:"¿Quién es el más grande en el Reino de los Cielos?"Jesús llamó a un niñito, lo colocó en medio de los discípulos y declaró: "En verdad les digo: si no cambian, y no llegan a ser como niños, nunca entrarán en el Reino de los Cielos. El que se haga pequeño como este niño, ése será el más grande en el Reino de los Cielos. Y el que recibe en mi nombre a un niño como éste, a mí me recibe. Cuídense, no desprecien a ninguno de estos pequeños. Pues yo se lo digo: sus ángeles en el Cielo contemplan sin cesar la cara de mi Padre del Cielo. ¿Qué pasará, según ustedes, si un hombre tiene cien ovejas y una de ellas se extravía? ¿No dejará las noventa y nueve en los cerros para ir a buscar la extraviada? Y si logra encontrarla, yo les digo que ésta le dará más alegría que las noventa y nueve que no se extraviaron. Pasa lo mismo donde el Padre de ustedes, el Padre del Cielo: allá no quieren que se pierda ni tan sólo uno de estos pequeñitos."



¿Qué me estás diciendo, Señor?
Reflexiones sobre la lectura de hoy

Entre las preocupaciones de Jesús, estaba, en los primeros lugares, el cuidado de los débiles y los niños.
Aquí nos presenta a un grupo de niños - grupo que no tenía un lugar ni derechos en la sociedad de ese tiempo.
La oveja perdida recibía todo el cuidado del pastor, hasta el punto de arriesgar dejar solas a las demás para encontrar la perdida, lo que significaba arriesgar perder todo su patrimonio, todo su sustento.
El cuidado que da la Iglesia a sus fieles debe ser igual: una especial preocupación y cuidado, con amor, por los que no son recibidos por la sociedad, los que nadie quiere.
Qué fácil de decir, qué difícil de hacer!
Espacio Sagrado

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