Las manifestaciones deportivas constituyen de manera visible y regular, la única ocasión de unión entre los Estados en tiempos de paz. Los Juegos Olímpicos permiten a los representantes de las distintas naciones enfrentarse sin matarse unos a otros.
por Por Eduardo A. González
Los Juegos Olímpicos, restaurados en Atenas en 1896, tuvieron desde sus inicios una enorme importancia, no sólo deportiva sino también política.En 1913, poco antes de la Primera Gran Guerra, se leía en la prensa deportiva alemana: “La idea olímpica de la era moderna simboliza una guerra mundial, que si bien no muestra abiertamente su carácter militar, da, a quienes saben leer las estadísticas deportivas, una apreciación suficiente de la jerarquía de las naciones”.
Por eso no resultó extraño que en 1956, Egipto, Irak y el Líbano boicotearan los Juegos de Melbourne como protesta por la ocupación francesa, inglesa e israelí del Canal de Suez. Similar actitud adoptaron España y Suiza para denunciar la intervención soviética en Hungría.También los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 muestran distintas vertientes.
El gobierno de la República Popular China aprovecha la ocasión para exhibir su pujanza económica, su desarrollo tecnológico y su tremenda capacidad organizativa unida a la pujante revelación como potencia internacional.
¿Y LOS DERECHOS HUMANOS?
Pero según Amnistía Internacional tampoco cabe ninguna duda de que las autoridades chinas hacen todo lo posible para ocultar la otra realidad de ese enorme país, donde se producen más ejecuciones que en ningún otro lugar del mundo, y la pena de muerte se aplica sobre 68 delitos -algunos de ellos económicos- con prácticas tan escalofriantes como la extracción inmediata de los órganos de los ejecutados.
El gobierno chino realizó máximos esfuerzos para impedir que la opinión pública asocie los problemas en el Tíbet con los Juegos Olímpicos de Beijing y empañen su desarrollo.Impulsado por el Dalai Lama y los monjes budistas, esa región reclama una autonomía similar a la que tienen regiones como Cataluña en España o los Estados federados de Estados Unidos.
Mucha gente, dentro y fuera de China, espera que los Juegos Olímpicos impulsen una era de cambios en el gigante asiático, pero Amnistía Internacional cree que se necesita mucho más para remover leyes y prácticas tradicionalmente autoritarias.Por eso en los meses anteriores al comienzo de las competencias algunos presidentes de países importantes aseguraban su asistencia, pero otros amenazaban con no avalarlos con su presencia o incluso proponer un cambio de sede.
UNA ESPERANZA DIALOGANTE
Una visión algo más positiva fue señalada por el Observador permanente de la Santa Sede ante la ONU, el arzobispo Celestino Migliore.
Señaló que los Juegos Olímpicos son un momento muy importante para promover el diálogo y la aproximación política que permita superar dificultades entre algunos países, resultan “instrumentos de aproximación para un objetivo común y representan grandes oportunidades en la construcción de la paz y la prevención de conflictos.
Las reglas y la justicia -propias de los deportes- permanecen en las bases de los procesos de paz, y la Santa Sede espera que los Juegos Olímpicos de 2008 sean una oportunidad para promover el respeto de los derechos humanos y la paz”.
Una opinión semejante se encuentra en el análisis de los sociólogos Norberto Elías y Eric Dunning, los cuales señalan que a nivel internacional, las manifestaciones deportivas “constituyen de manera visible y regular, la única ocasión de unión entre los Estados en tiempos de paz. Los Juegos Olímpicos permiten a los representantes de las distintas naciones enfrentarse sin matarse unos a otros”.
LA BIBLIA IMPRESA EN CHINA PARA TODO EL MUNDO
La libertad religiosa es otro tema de conflicto en un país con mayoría budista y taoista y con sólo un 1% de cristianos.
Pero ese bajo porcentaje, debido al gran número de habitantes suma más de 40 millones de creyentes con sus centros de culto y sus textos sagrados.
La única editora autorizada para imprimir la Biblia es Amity Printing Company, una fundación que depende del Consejo Eclesiástico Chino, la iglesia oficial de los cristianos evangélicos, pero que recibe donaciones de las Sociedades Bíblicas Unidas. Según acaba de informar, ya logró distribuir 43 millones de ejemplares de la Biblia en idioma mandarín.
En el país asiático no se celebra la Navidad, fin de año cae en febrero y buena parte de la población, sobre todo la rural, no ha oído hablar nunca de Jesús o lo asocia a una leyenda.
Pero aun así, la Amity Printing ubicada en el interior del país producirá en 2009 la cuarta parte de las ediciones de la Biblia en el mundo y podría convertirse en pocos años en la mayor impresora del texto sagrado.
CULTOS INTERRELIGIOSOS EN LA VILLA OLÍMPICA
Las autoridades de Beijing levantaron un templo en la Villa Olímpica de la ciudad en la que se ofrecerán servicios religiosos durante la celebración de los Juegos, siguiendo la costumbre ya establecida por otros países anfitriones, a pesar de las habituales restricciones a las actividades religiosas del régimen comunista.
“Todo se hará de acuerdo con las prácticas adoptadas por otras ciudades olímpicas”, declaró Liu Bainian, vicepresidente de las Asociación Patriótica Católica de China -la iglesia oficial china, fiel al Gobierno-, en declaraciones publicadas por el rotativo China Daily.
La situación de los católicos es muy delicada porque en paralelo a la ‘oficial’ existe una Iglesia Católica ‘clandestina’ que se reconoce plenamente unida a Roma.
Además del templo en la Villa Olímpica, Beijing ya ha comenzado a ofrecer cursos de distintos idiomas para que los párrocos locales puedan celebrar misa en distintas lenguas, y también se establecerá un centro de servicios religiosos con la finalidad de responder a las necesidades de atletas de distintas confesiones.
Con este motivo se realizó un cursillo de varios días al que asistieron 60 voluntarios de los cultos más extendidos en el país: budismo, taoísmo, islamismo y cristianismo.
EL SANTUARIO MARIANO DE SHESHAN EN SHANGAI
En la Carta a los obispos, a los presbíteros, a las personas consagradas y a los fieles laicos de la Iglesia católica en la República Popular China, publicada el 30 de junio del año pasado, Benedicto XVI estableció que el 24 de mayo sea para toda la Iglesia la Jornada de Oración por la Iglesia en China.
Según explicó el Papa, ese día “está dedicado a la memoria litúrgica de la Bienaventurada Virgen María, Auxilio de los Cristianos, venerada con mucha devoción en el santuario mariano de Sheshan en Shangai, y en el futuro podría convertirse en la oportunidad para los católicos de todo el mundo de unirse en oración con la Iglesia de ese país”.
Su primera celebración coincidió con los preparativos de Juegos Olímpicos que serán entonces ocasión de encuentro e integración entre los equipos deportivos y los espectadores de los países participantes y brindarán la posibilidad de discutir una vez más sobre los derechos humanos en China y en resto del mundo.
El Mensajero de San Antonio
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