Monday, February 09, 2009

¿La medicina de la misericordia?


(Juan María Laboa) El anuncio del levantamiento de la excomunión de los cuatro obispos lefebvristas ha desconcertado a los católicos, escandalizado a buena parte de los franceses, embarazado a muchos obispos que han realizado verdaderas piruetas verbales para explicarlo a sus fieles, pero no por el acto de misericordia, sino por las concesiones ofrecidas. Toda esta historia resulta sorprendente.

El cardenal Castrillón reveló que los lefebvristas impusieron como condición previa a un diálogo la liberalización del Misal de 1962 y el levantamiento de la excomunión. El Papa ha respondido con una generosidad desbordante: ha liberalizado el uso del Misal de Pío V para todos, la inmensa mayoría de los cuales nunca había planteado el tema, con la sorprendente posibilidad de que cualquier grupo de cristianos, con tan escasa capacidad de intervenir en la Iglesia, puede exigir la celebración de uno de los ritos.

Ahora ha llegado el levantamiento de la excomunión, sin necesidad de arrepentimiento ni rechazo del cisma ni aceptación del Concilio. Algunos afirman que no es una rehabilitación, pero no entendemos muy bien qué quiere decir esto. Se insinúa, incluso, en la posibilidad de una prelatura personal… ¿de anticonciliares?

Los obispos franceses insisten en que “en ningún caso el Concilio Vaticano II será negociable”, pero ¿puede serlo su interpretación? ¿Existe la tentación de aguar el Concilio con el fin de hacerlo más digerible y la reconciliación posible? Estos cismáticos han conseguido introducir en la Iglesia un argumento engañoso, el de que fue un concilio pastoral, es decir, falible, y no dogmático e infalible. ¿El ecumenismo, la libertad de conciencia, la supresión de la teología del pueblo de Dios “deicida” serían sólo dificultades pastorales? ¿Llegaremos a poder elegir la misa y el concilio que nos gusten?
Vida Nueva

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