Wednesday, August 05, 2009

Argentina: las confesiones cayeron un 75%


Buenos Aires (Patricio Downes/RD).- En una nota publicada por Clarín, con la firma del especialista en temas religiosos Sergio Rubin, se informa -luego de una consulta dentro de la Iglesia Católica- que el número de confesiones ha caído a la cuarta parte en el país. Rubin indica que que la Argentina no escapa al media mundial y también aquí la gente se confiesa menos, o directamente no lo hace. A continuación el texto de la nota:

"No dejen que los confesionarios estén vacíos", clamó hace un tiempo el Papa. No es que estén siempre vacíos. Pero en los medios eclesiásticos está claro que los católicos en todo el mundo se confiesan cada vez menos desde hace medio siglo. La Argentina, por cierto, no escapa a esa tendencia: se estima que la cantidad de confesiones se redujo a la cuarta parte en ese período.

Las razones son múltiples, según los expertos. Por lo pronto, en una sociedad en la que muchos creyentes -no sólo los católicos- relegan la mediación del clero ("Tengo teléfono directo con Dios", se dice popularmente), la apelación al sacerdote está en baja. Entre ellas, el recurrir a ellos para obtener el perdón divino por los pecados cometidos.
Pero hay muchas otras razones que se blanden para explicar la caída. El padre Francisquito van der Bosh -licenciado en Pastoral Catequística y ex director nacional de Catequesis- afirma, en primer lugar, que existe "una confusión" acerca del sacramento de la reconciliación (confesión) que lleva a no valorarlo en su recta significación.

"No es un trámite que debe hacerse cada quince días por no cumplir con ciertos principios -señala-, sino una conversión (que no se da a cada rato) por haberle fallado a Dios, y que debe hacerse al menos una vez al año (o si se quiere comulgar y se está en pecado grave)".

Van der Bosh también menciona la pérdida del sentido del pecado. "La frontera entre el bien y el mal, debido al relativismo moral, se volvió muy difusa y existe la tendencia a 'hacer lo que siento'", afirma. Menciona, además, la falta de una adecuada formación religiosa (catequesis) en los inicios. "Iniciamos para una vida nueva, de comunión con Jesús, o transmitimos lo que los católicos creen", se pregunta.

Finalmente, considera que la insuficiencia de sacerdotes -muchas veces para atender a feligreses distribuidos en una vasta geografía- también incide negativamente.

La psicóloga Ada Morales -que trabaja en el campo religioso- dice que la disminución en la cantidad de confesiones acompaña la baja en los oficios litúrgicos, salvo las fechas claves o las festividades populares. Pero cree que mejoró el modo de confesarse. "Están más enmarcadas en el acompañamiento espiritual dentro de encuentros de participación o retiros espirituales; Entre los fieles 'participativos' se va logrando una diferencia entre confesar cualquier cosa y una verdadera reconciliación con el Señor. Es algo similar -dice- a los que se casan por iglesia: cada vez son más los que lo hacen porque creen en el sacramento y menos los que lo hacen por costumbre o por el 'show' social".

El obispo auxiliar de Buenos Aires y vicario de Pastoral, Eduardo García, tiene una lectura parecida. "Las confesiones disminuyeron porque hubo gente que se alejó de la fe y porque los que se confiesan no lo hacen por obligación o por miedo como antes; ahora buscan un espacio de reconciliación y sanación del corazón. La confesión -afirma- ya no es considerada un mero pasaporte para poder comulgar, sino un encuentro con nuestro Padre y su misericordia".

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