Wednesday, August 26, 2009

Una monja de Santa Clara lleva sesenta años sin salir del convento



Cuenta M.M. en El Correo Gallego que los meses de verano son esperados como agua de mayo para disfrutar de unas merecidas vacaciones y recargar pilas para afrontar la vuelta al trabajo. Pero, ¿qué pasa con los sacerdotes o las monjas? ¿Tienen derecho a descansar? En el caso de los primeros, el arzobispo de Santiago, monseñor Julián Barrio, se muestra a favor de que los curas de la archidiócesis se tomen un respiro. Sin embargo, la falta de sustitutos obliga a muchos curas a cancelarlo.
Por el contrario, las monjas de clausura de Santa Clara o las benedictinas de San Paio siguen con su labor cotidiana, en la que no hay diferencias ni por estaciones o entre días laborales y festivos.


Es el caso de una monja de Santa Clara que, queriendo guardar el anonimato, reconoce que lleva nada menos que 66 años, desde que ingresó con 19, sin salir del convento compostelano, en el que conviven diez religiosas.


"No echo de menos salir. Soy completamente feliz", asegura. De hecho, iba a comenzar la carrera
de Filosofía y Letras en la Universidade de Santiago cuando un día, por casualidad, visitó el convento de Santa Clara y "al día siguiente ya quería entrar".


Pese a la resistencia familiar, sobre todo de su padre, finalmente entró en el convento compostelano del que no ha vuelto a salir. Ha dedicado sus días, además de a orar, a realizar labores de bordado, o tareas de limpieza o a cocinar, además de prestar ayuda a los desfavorecidos: "Aquí nunca falta trabajo", dice.


Recuerda, hace décadas, "cuando escribía a máquina documentos de la Universidad o cuando nos dedicábamos a planchar o almidonar ropa... La verdad es que me dais lástima los que estáis fuera, con esa vida tan estresante", sentencia.


Por su parte, las monjas benedictinas de San Paio de Antealtares tampoco conocen las mieles de las vacaciones. "Siguen con sus labores habituales en verano. La única excepción para salir es cuando van a clases de Teología, visitan a un enfermo en el hospital o fallece o está mal de salud algún familiar cercano", comenta José Fernández Lago, canónigo lectoral y capellán de la citada iglesia compostelana.
Lago aprovecha agosto para dar paseos por Hío (Pontevedra), además de chapuzones. Eso sí, dedica siete horas, sin excepción, a escribir un nuevo libro.


Una 'plantilla' con varias universitarias

·· En el convento de clausura compostelano de San Paio de Antealtares residen treinta y ocho monjas, la mayor de 89 años. Entre ellas, hay una licenciada en Medicina, de sólo 28 años de edad, y que ingresó en la orden de las benedictinas hace dos, además de varias maestras, biólogas y también una historiadora.


De la televisión a los huevos 'antilluvia'

·· En Santa Clara las religiosas aseguran que cada vez acude más gente necesitada a la que prestan ayuda. Es el caso de los huevos, una tradición que siguen las parejas para que no llueva el día de su boda. "De seis damos tres". Tienen televisión, que ven una o dos veces al año, la última la misa del Día del Apóstol, el 25 de julio.


Un derecho que contempla la 'ley'

·· En el Derecho Canónico, la ley oficial de la Iglesia católica, se contempla que los sacerdotes diocesanos deben tener vacaciones. La forma de descansar es diversa, desde aprovechar para visitar a la familia y amistades, reunirse con otros sacerdotes, o viajar, por ejemplo, a Roma .

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