Tuesday, August 04, 2009

Cambios de Humor: 3. Días Tranquilos

Una cosa pido al Señor, es lo que busco; habitar en la casa del Señor todos los días de mi vida” (Sal 26)




Y luego están todos esos otros días en los que hay un poco de todo. Que uno no está en el cielo ni en el infierno, que ni drama ni fiesta, ni carcajada ni sollozo, ni tormenta ni suave brisa. Son los días de rutina, de lo cotidiano. Días en que amas como sabes, en que hay cosas que te duelen (sin doblarte) y otras que te sanan (sin explosiones de júbilo). Días de horario habitual, que aparentemente no dejan mucha huella… pero que también importan, porque en ellos se teje poco a poco la vida.


Y en esos días está bien mantener el humor, la alegría tranquila por lo que uno puede hacer, la gratitud por lo que tienes y la inquietud por lo que anhelas, para ti y para otros. Y los sueños para el mundo, y los pasos posibles. Y está bien no dar demasiado por supuesto a Dios, sino parar un momento y rezarle, en oración silenciosa: “Ven”



¿Qué es para mí lo “habitual”?
¿En mí? ¿En los otros? ¿En Dios?

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