Buenos Aires, (Patricio Downes, RD).- El matrimonio presidencial argentino, habitualmente despectivo -y hasta agresivo- con la Iglesia Católica, reaccionó en la noche de este jueves ante el mensaje del Papa Benedicto XVI sobre la acuciante pobreza en la Argentina. Después del duro mensaje papal en el que se reclamaba reducir el "escándalo" de la pobreza, el Gobierno de Cristina Kirchner salió a responder con críticas a los medios y un intento por minimizar el efecto del texto con el argumento de que "es natural que el Papa diga estas cosas". Se sabe que ningún movimiento en el Gobierno se realiza sin el dedo pulgar hacia arriba del colérico ex presidente Néstor Kirchner, cuyas reacciones verbales en la tribuna -contra miembros del Episcopado- son ya de antología.
Fue el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, quien encaró un breve discurso en la Casa Rosada para dar su visión sobre la frase de Benedicto XVI en su mensaje por la colecta Más por Menos.
"Las palabras del Papa son similares a las de años anteriores. Son permanentes, porque se trata del concepto. Revisemos lo que decimos desde el punto de vista informativo y humano", sostuvo Fernández.
Además, el jefe de ministros se mostró de acuerdo con el tono del mensaje papal: "Nos sumamos a las palabras del Papa porque la pobreza es un escándalo", planteó, aunque reseñó que el Santo padre ya "se lo ha pedido a la ONU, al G-8 y al resto del mundo".
"El objetivo del gobierno, desde 2003, es atacar la pobreza, la indigencia y la desocupación", manifestó, y aclaró que "un solo pobre ya es un escándalo".
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