El padre Federico Lombardi, de 68 años, es el director de la Sala de Prensa de la Santa Sede, de Radio Vaticana y del Centro Televisivo Vaticano
CIUDAD DEL VATICANO, martes 16 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- Una vida “transcurrida en el servicio de la Iglesia”: así se puede definir la del padre Federico Lombardi, S.I., director de la Sala de Prensa de la Santa Sede, del Centro Televisivo Vaticano y de Radio Vaticano, que el pasado viernes 12 de noviembre festejó sus 50 años de profesión religiosa
En una entrevista concedida a la emisora pontificia, el sacerdote jesuita recorrió el camino que le llevó a elegir la vida religiosa, recordando sobre todo un episodio ligado a la Sagrada Familia, el templo de Barcelona cuya dedicación presidió el Papa Benedicto XVI el pasado 7 de noviembre, durante su visita a España.
Federico Lombardi, piamontés, confesó haber tenido “una juventud bellísima”, que recuerda “con grandísima alegría”: “sea porque mi familia era una familia muy unida, también muy religiosa, sea porque viví en ambientes educativos que recuerdo con gran gratitud: tanto la escuela de los Jesuitas como el oratorio y las actividades con los jóvenes de los salesianos”.
“Cuando después llegué a los 18 años y terminé la escuela secundaria, naturalmente se planteaba el problema de cómo continuar mi vida: diría que la decisión de dedicar mi vida al servicio del Señor y de los demás fue bastante espontánea en aquel momento”.
“En lo que respecta a dónde y cómo realizarla, me fue normal pedir a la Compañía de Jesús entrar donde ellos, aunque conservé siempre una grandísima amistad y cercanía también con los salesianos”.
Al final de su formación religiosa y sacerdotal, sus superiores lo enviaron a Roma para trabajar en La Civiltà Cattolica, revista cultural de los jesuitas.
“Desde entonces hasta ahora, me quedé en este campo, haciendo siempre lo que se me pedía que hiciera”, comentó el portavoz vaticano. “Después de 11 años en La Civiltà Cattolica, fui durante seis años superior provincial de los jesuitas italianos, y después de este cargo, fui 'enviado' al Vaticano, como director de Programas de Radio Vaticano, donde también realicé otras tareas”.
Vuelta a Barcelona
Entre los episodios significativos de su vida, el padre Lombardi quiso recordar uno que le vino a la mente gracias al último viaje internacional de Benedicto XVI, a Santiago de Compostela y a Barcelona (España).
“Cuando tenía 13 años, con los scout del Oratorio de los salesianos, hice mi primer gran viaje en bicicleta por Europa, llegando exactamente desde Turín hasta Barcelona”, afirmó.
“Llegados a Barcelona, no sabiendo donde ir, en cierto momento vimos cuatro agujas muy altas y nos dijimos: 'Vamos allí'. Era la fachada del Naixement de la Sagrada Familia, que entonces estaba muy atrás en su construcción. A los 13 años, el primer punto de llegada de mi primer largo viaje en bicicleta, junto con mis compañeros – hice después otros 4 o 5 en giro por Europa – era exactamente donde el Papa recitó el Ángelus” el pasado 7 de noviembre.
“He podido comprobar, a 55 años de distancia, cómo había crecido este edificio y pensé también en mi vida, en cómo se desarrolló en el servicio de la Iglesia, partiendo precisamente de ese día”, confesó.
Misión de comunicar
En cuanto a su misión en el sector de las comunicaciones de la Santa Sede, Lombardi afirmó que considera “absolutamente fundamental” que los servicios relativos a los acontecimientos del Papa y de la Iglesia sean vistos no “sencillamente como una realización eficiente”, sino “como el resultado de una comunidad de trabajo, de personas que se sienten llamadas a hacer un servicio a la Iglesia hoy en el campo de la comunicación”.
“El Papa se define el 'siervo de los siervos de Dios': muy bien, yo y todas las personas que colaboran conmigo ¡somos los siervos del siervo de los siervos de Dios!'”, añadió.
“Yo soy un jesuita, soy un sacerdote y he intentado hacer las cosas que se me han dicho, porque tenemos un voto de obediencia: recibimos, por tanto, 'misiones' – así las llamamos – es decir, encargos, tareas de nuestros superiores”.
En cuanto a su relación con el Papa Benedicto XVI, afirmó que “a veces con él basta una mirada, basta una palabra”.
“Es una persona inmensamente atenta, que escucha con gran atención, amabilidad y profundidad lo que el otro le dice – concluyó –. Creo que también nosotros deberíamos tener hacia él la misma atención, porque las frases que él dice son mucho más importantes que las nuestras”.
Ecclesia
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