Con motivo de celebrarse la próxima semana la Asamblea Plenaria número 100 de la Conferencia Episcopal de Chile, CECh, se desarrolló este miércoles 10 de noviembre un acto académico en la Facultad de Teología de la Universidad Católica, en el que se analizaron las claves y contenidos de las declaraciones finales de esas asambleas y los desafíos para la Iglesia en el país y sus pastores
El acto contó con la asistencia del Cardenal Francisco Javier Errázuriz; Monseñor Alejandro Goic, presidente del episcopado; el rector de la Universidad Católica, Ignacio Sánchez; el decano de Teología, Joaquín Silva; los obispos auxiliares de Santiago, vicarios episcopales, teólogos y alumnos de Teología.
Un servicio a la comunidad y a la sociedad
El decano, Joaquín Silva, analizó la relación entre el magisterio de la Iglesia y la Teología y desatacó al primero como “un servicio encomendado especialmente a los obispos, que tiene por finalidad ayudar a toda la comunidad de los creyentes a permanecer fiel al Evangelio de Cristo, el único Maestro, interpretando auténticamente la Palabra revelada por Dios”.
Luego, afirmó que “las 100 asambleas plenarias de los obispos chilenos son un testimonio de comunión, de servicio eclesial y de servicio a la sociedad. Los múltiples y complejos problemas que ellas han abordado son expresión de cómo el Espíritu impulsa a su Iglesia a ser fiel a su Señor y Maestro en las condiciones concretas de la historia. Han sido más de cuarenta años en los que se ha querido compartir los gozos y esperanzas, las tristezas y angustias de nuestro pueblo, especialmente de los que más sufren”.
Posteriormente intervino el profesor Fernando Barrios, quien se ha especializado en la relación Iglesia-mundo y ha estudiado las líneas temáticas de todas las asambleas plenarias del episcopado nacional y las declaraciones entregadas a su término
El teólogo ofreció una mirada de conjunto a esos documentos y destacó que “se da en ellos una evolución –incluso en su terminología y estilo- que refleja el contexto histórico y eclesial en que fueron formulados. Ello habla muy bien de estas declaraciones, porque indican la índole encarnatoria de la reflexión de los pastores en su caminar en medio del pueblo a través de todos estos años”.
Preocupación por los más pobres
Después destacó algunas claves teológicas de las declaraciones episcopales. Señaló que esos documentos “enfrentan la realidad a la luz del Evangelio” y que siempre tienen “una dimensión práctica y social como aspecto esencial de la fe cristiana en cuanto a su historia”. Destacó, además, que en los documentos tras cada Asamblea Plenaria del episcopado “la preocupación por la situación de los más pobres y por las repercusiones para ellos de los vaivenes de la vida social y política chilena ha sido una constante que se puede constatar a primera vista (…) El principio rector de esta iluminación ha sido invariablemente el llamado a la solidaridad, que es otro gran concepto que está en las declaraciones”.
Reencuentro adulto con la fe
Entre los desafíos eclesiales, indicó que “las futuras declaraciones de las asambleas plenarias deberán ser en gran medida un testimonio importante de una Iglesia que quiere reencontrarse consigo misma como comunidad de discípulos misioneros (…) Que los ya bautizados tomen conciencia de su dignidad y de su desafío bautismal en un reencuentro profundo y adulto con la experiencia de la fe y, a partir de ello, el gran paso siguiente debería ser, en consecuencia, el redescubrimiento del sentido de la Iglesia en el mundo”.
Añadió que “la preocupación básica de un nuevo impulso misionero no debería ser ya, como pudo serlo en un pasado no lejano, la recuperación de altos niveles de influencia que tuvo la voz de la jerarquía eclesiástica en la sociedad tradicional de cristiandad, sino mantener vivo el ideal cristiano de una existencia y una coexistencia más humana y, por eso mismo más de acuerdo con el mensaje de Jesús”.
Jesucristo, la única esperanza
Finalmente, Monseñor Alejandro Goic, presidente de la Conferencia Episcopal, reconoció que “nos ha tocado vivir momentos históricos y realidades muy diversas”. Aseguró que “hemos procurado siempre ser una respuesta desde el Señor y el Evangelio a lo que nuestro pueblo está viviendo”.
Luego señaló que el episcopado chileno“siempre trató de responder desde la fidelidad a Cristo y al Evangelio, que es nuestra única esperanza y nuestro único horizonte, a esos momentos históricos”.
Fuente DOP http://www.iglesiadesantiago.cl/
Santiago, 10/11/2010
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