Thursday, July 31, 2014

Cura polaco asegura que el demonio le escribe sms

"Eres un viejo patético"


Afirma que pretende intimidarle desde que practicó un exorcismo fallido a una adolescente


Marian Rajchel, un sacerdote polaco, asegura que el demonio le está enviando mensajes de texto que pretenden amenazarle e intimidarle. El párroco asegura que los sms comenzaron a llegarle a su teléfono desde que practicó un exorcismo a una adolescente pero este resultó fallido.
"El autor de estos textos es un espíritu maligno que ha poseído el alma de la joven, ya que el diablo y sus seguidores no son tímidos en el uso de la tecnología moderna, sino que, en varias ocasiones, sus acciones no son identificadas como el trabajo del mal", ha comentado el padre.
Según narra Marian Rajchel el espíritu maligno se enfadó con él por intentar practicar un exorcismo, por lo que trató de intimidarle enviándole un primer sms que, según ha informado el diario Austrian Times, decía: "Ella no quiere salir de este infierno. Ella es mía. Cualquier persona que rece por ella va a morir".
El padre Rajchel se ha tomado este asunto muy en serio y no cree que se trate de ningún tipo de broma. El hombre, natural de Jaroslaw, ha querido compartir también otro de los amenazantes mensajes de texto que ha recibido, en el que se podía leer lo siguiente: "Cállate padre. No puedes salvarte, idiota. Eres un viejo patético".
El 'Sex' de Lenny Kravitz. 
(RD/Agencias)

Ignacio de Loyola peregrina para conocer a Jesús, amarlo más, seguirlo y servirlo mejor en su Iglesia por Guillermo Ortíz S.J.


REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz 

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De Loyola a Roma para las misiones del Papa, pasando por las huellas de Jesús en Tierra Santa y por París para estudiar, el itinerario de “el peregrino”, se funda en dos intenciones fundamentales.

Una primera intención es el “conocimiento interno del Señor que por mi se ha hecho hombre, para que más lo ame y lo siga”. (Es la petición que más se repite en los Ejercicios Espirituales).

Su peregrinación es el triunfo en su corazón de la alegría del Evangelio -que experimenta con la contemplación de la vida de Cristo y de los santos-. Una alegría que perdura, frente al entusiasmo que siente con sus proyectos y fantasías mundanas y vanas, pero que le dura poco y lo deja triste y vacío.

El conocimiento de Cristo y sus efectos, como la consolación, el gozo, la alegría interior que ocupan ahora su alma -libre de todas las especias de pecado que antes tenía-, son la fuerza nueva de Ignacio peregrino, su motor rectificado, su mente y su corazón “reseteados”. 

Con esta intención se pone en camino a tras las huellas de Jesús y se hace peregrino en Tierra Santa; los lugares que Jesús pisó, donde rezó, predicó, curó y resucitó la fe, la esperanza, el amor en el corazón de los pobres y humildes.

La segunda intención viene de aquello a que lo mueve el amor, la imitación, el seguimiento de Cristo -porque Jesús pasó haciendo el bien-, es “ayudar a las almas”. Los sentimientos de compasión, amor, ternura, del corazón del Señor lo mueven a discernir -con Jesús y su Iglesia como centro- cuál es la mejor manera de ayudar a las almas.

Así, la contemplación para conocer más a Jesús para amarlo más y servirlo mejor, con la fuerza de la alegría del Evangelio, se transforma en la búsqueda y el encuentro del querer mismo de Dios en la propia vida sobre el modo mejor de ayudar a las almas. Y va quedando de lado la complacencia en el propio amor, querer e interés, que nos deja vacíos y tristes.

Esta intención de Ignacio de Loyola de ayudar a las almas del mejor modo posible, es el criterio para decidir primero estudiar en parís y después, para unirse con los primeros compañeros en Roma, con los que funda la Compañía de Jesús y se ofrece al Papa para ir donde él quiera enviarlos como Vicario de Cristo y Sucesor de Pedro.

San Ignacio de Loyola Ruega por nosotros.


Radio Vaticano

Los Universículos del Hermano Cortes: Viñeta sobre la teología católica




RD

LEONARDO BOFF: Todavía mística y espiritualidad para futbolistas



 En un artículo anterior abordé la necesidad de que, además del apoyo psicológico, los jugadores brasileños de la Copa Mundial de Fútbol sería recomendable que tuvieran también un acompañamiento espiritual. Hablaba entonces de mística, en un sentido no confesional, como expresión de la dimensión de la profundidad humana, un dato antropológico básico.

Ahora quiero abordar específicamente la espiritualidad, tan de moda hoy en día, incluso entre los grandes nombres de la ciencia. No como un monopolio de las religiones, sino como una dimensión del ser humano con el mismo derecho de ciudadanía que la voluntad, la inteligencia, el poder y la libido.

Entre las muchas formas de inteligencia estudiadas hoy, destacan tres en particular: la inteligencia intelectual, la inteligencia emocional y la inteligencia espiritual. Todas ellas basadas en serias investigaciones científicas.

Por medio de la inteligencia intelectual (el famoso CI) organizamos nuestros pensamientos, articulamos los diversos saberes, en especial el lenguaje y estrategias de la acción. Está ligada a la dimensión del cerebro llamada neocortex. Este es relativamente nuevo en el proceso de la antropogénesis. No tiene más de siete u ocho millones años, pero se desarrolló completamente con la aparición del homo sapiens sapiens hace unos cien mil años. La obra civilizadora con sus artes y ciencias se deriva del neocortex. Sin él no entenderíamos el mundo de hoy, no sobreviviríamos. Pero la inteligencia intelectual sola no da cuenta de la vida humana.

Existe en nosotros la inteligencia emocional, estudiada particularmente por Daniel Goleman en su famoso libro Inteligencia Emocional (1995). Está relacionada con el cerebro límbico que surgió hace más de 130 millones de años cuando en la evolución aparecieron los mamíferos. Estos llevan la cría dentro de sí y, una vez nacida, la rodean de amor y cariño. Surgió entonces en el universo conocido algo absolutamente nuevo: la emoción, el afecto, el sentimiento, la pasión, el amor y también sus contrarios. Nosotros, los humanos, olvidamos que somos mamíferos intelectuales y racionales. Las capas más profundas y decisivas de nuestra vida tienen esta historia antigua. Somos ante todo seres de emoción y de sentimiento.

Goleman demostró que la primera reacción humana frente a cualquier fenómeno no es intelectual/racional, sino emocional. Unos momentos después entra la inteligencia racional/intelectual. Algunos filósofos (Meffesoli, Cortina, Scheler, Muniz Sodré, Duarte Jr.) la llaman también «razón cordial, o sensible». Goleman critica la inflación de la inteligencia racional que ha vuelto a las personas competitivas, individualistas e insensibles y dadas a la violencia en lugar de ser más solidarias, compasivas y humanitaria. Sugiere una verdadera «alfabetización emocional» a partir de la escuela, algo que he estado postulando desde hace 20 años con los libros Saber cuidar y El cuidado necesario. Él disminuye la violencia en todos los campos. La inteligencia emocional es el nicho de los valores, de la ética, del amor, y lo que da sentido a nuestras vidas.

Finalmente existe en nosotros la inteligencia espiritual. Durante los últimos veinte años ha habido un fuerte desarrollo de la neurociencia, la neurolingüística y otras afines que estudian el cerebro humano. En él hay miles y miles de millones de neuronas y trillones de sinapsis (conexiones entre ellas). Se hizo un descubrimiento sorprendente: cada vez que una persona se ocupa existencialmente con visiones globales de las cosas, con el sentido de la vida, con lo sagrado y con Dios, en su lóbulo frontal se da una aceleración inusitada de las neuronas. Danah Zohar, científica cuántica, con su marido psiquiatra Ian Marshall han resumido sus muchas búsquedas en un libro titulado Inteligencia espiritual(2000). Los científicos, no los teólogos, han dado a esta experiencia el nombre de «punto Dios» en el cerebro. Se trata de una ventaja evolutiva de los seres humanos: un órgano interno a través del cual capta el Todo ligado por un Eslabón sagrado que unifica todo. Así como tenemos órganos externos, ojos, nariz, oídos, etc. mediante los cuales captamos el mundo material, tenemos un órgano interno mediante el cual captamos este Eslabón, considerado como la Realidad Suprema que sostiene todo. Podemos llamarlo con mil nombres. No importa. Lo más sencillo es llamarlo imagen de Dios (Dios es más que el «punto Dios»). Esta dimensión está en cada persona y constituye la base biológica de la inteligencia espiritual. Se manifiesta por más sensibilidad frente al otro, más amor, más compasión, más respeto y más devoción. Nuestra cultura materialista la ha cubierto de cenizas por su consumismo y el deseo de dominar todo. Si activamos el «punto Dios» nos humanizamos a nosotros mismos y nos espiritualizamos. El fruto es una profunda paz y serenidad y la sensación de estar dentro de un todo más grande que nos acoge. Estamos llenos de «entusiasmo»: la presencia de Dios en nuestro interior.

Escribí un pequeño libro titulado Meditación de la luz, el camino de la simplicidad (2010) donde trato de traducir la activación del «punto Dios» sirviéndome de la forma más antigua de Oriente y Occidente, que es tomar la Luz como elemento despertador y activador del «punto Dios». Me atrevo a hacer una sugerencia:

¿Y si el entrenador y los jugadores, además de los entrenamientos, de la formación y de la indispensable psicología, incorporasen un momento de meditación para activar su «Punto Dios»? Seguramente sentirían mucha más paz y estarían más aptos para el juego.

Leonardo Boff
Koinonia

GESTOS DEL PAPA: Un ciudadano más: Francisco caminó hasta el dentista y fue a la farmacia.


El Papa acudió a la cita con el odontólogo a pie y luego pasó por la farmacia vaticana a saludar a su director.


El Papa Francisco transcurrió este miércoles una mañana de ciudadano normal vaticano.

Jorge Bergoglio se trasladó a pie a una cita con su dentista.

Luego fue al otro lado de la calle para saludar al director de la farmacia vaticana, justo enfrente.

El viernes pasado, en otra salida sorpresiva, el Papa había ido a almorzar con los empleados vaticanos en el comedor común. 



Francisco almuerza en el comedor vaticano como un trabajador más


Roma.
Llegó por sorpresa. Hizo la cola y tomó una bandeja para servirse los alimentos. Y luego compartió la mesa con los demás. Mirá qué comió.




El Papa Francisco acudió hoy por sorpresa al comedor donde almuerzan diariamente los trabajadores de la Santa Sede para sentarse a su misma mesa y comer con ellos como un operario más, informó la agencia Europa Press.

Según explicó el chef Franco Paìni, el Pontífice llegó, se puso a la cola para tomar la comida, colocó el vaso y los cubiertos en su bandeja y le servieron pasta y merluza.
"Con normalidad, como el más humilde de los trabajadores", explicó Paìni recordando el momento en declaraciones a Radio Vaticana.
Según precisó el chef, los trabajadores se presentaron y Francisco les preguntó por su empleo y elogió su labor. Tras una hora de almuerzo, el Papa les dio su bendición, se hizo unas fotos con ellos y se marchó.
"¡Quién iba a esperar que el Papa iba a venir a comer con nosotros! ¡Ha sido una sorpresa! Ha sido una de las satisfacciones más grandes que uno puede tener", celebró este trabajador, aún emocionado por la visita.



Agencias

La viñeta de Buigle: Cuando el fundamentalista llega al cielo


SAN IGNACIO BIOGRAFIA

A propósito de la Primera lectura. Música: El Alfarero




Contemplando y compartiendo la Palabra del día



I. Contemplamos la Palabra

Lectura del libro de Jeremías 18,1-6:

Palabra del Señor que recibió Jeremías: «Levántate y baja al taller del alfarero, y allí te comunicaré mi palabra.»
Bajé al taller del alfarero, que estaba trabajando en el torno. A veces, le salía mal una vasija de barro que estaba haciendo, y volvía a hacer otra vasija, según le parecía al alfarero.
Entonces me vino la palabra del Señor: «¿Y no podré yo trataros a vosotros, casa de Israel, como este alfarero? –oráculo del Señor–. Mirad: como está el barro en manos del alfarero, así estáis vosotros en mi mano, casa de Israel.»

Sal 145 R/. Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob

Alaba, alma mía, al Señor:
alabaré al Señor mientras viva,
tañeré para mi Dios mientras exista. R/.
No confiéis en los príncipes,
seres de polvo que no pueden salvar;
exhalan el espíritu y vuelven al polvo,
ese día perecen sus planes. R/.
Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob,
el que espera en el Señor, su Dios,
que hizo el cielo y la tierra,
el mar y cuanto hay en él. R/.

Lectura del santo evangelio según san Mateo 13,47-53:

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran. Lo mismo sucederá al final del tiempo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno encendido. Allí será el llanto y el rechinar de dientes. ¿Entendéis bien todo esto?»
Ellos les contestaron: «Sí.»
Él les dijo: «Ya veis, un escriba que entiende del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando del arca lo nuevo y lo antiguo.»
Cuando Jesús acabó estas parábolas, partió de allí.

II. Compartimos la Palabra

  • “Así estáis vosotros en mis manos”

La imagen que utiliza el profeta Jeremías comparando a Dios con un alfarero, evoca la narración de la creación del hombre en el libro del Génesis 2, 7: “Dios formó al hombre con polvo del suelo”.
Que Dios es creador y que hemos salido de sus manos es una verdad de fe que proclamamos solemnemente en el Credo: “Creo en Dios Padre todopoderoso, creador del Cielo y de la tierra”. Sin embargo muchas veces nuestra fe no es confianza, y ante ciertos acontecimientos, casi siempre inesperados, dudamos.
De este pasaje se desprenden dos enseñanzas:
1. Dios tiene un sueño de amor para cada uno de nosotros. Nuestra vida es un ir descubriendo ese sueño, su Voluntad, y cumplirlo. Pero como muchas veces ofrecemos resistencia y el resultado final no es el esperado por Dios, pues Él, como el alfarero, rompe su vasija y comienza una nueva, hace añicos nuestros planes hasta lograr lo que tiene en su mente. Esto nos desconcierta, pero de lo que se trata es de avivar nuestra fe, de que estamos en sus manos, las mejores manos sin duda alguna.
2. Cada hombre salido de la mano artesana de Dios es único e irrepetible, al igual que dos obras de artesanía no son idénticas. Por ello los cuidados de Dios para con cada uno son diferentes. Él cuida de todos, pero no del mismo modo, sino según cada uno necesita. Esto no debe suscitar envidias ni comparaciones, sino fortalecer nuestra fe de que estamos en manos de quien mejor nos conoce y más nos ama. Viviendo en esta confianza seremos felices como repetimos en el salmo: “Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob, el que espera en el Señor, su Dios”.
  • “El Reino de los Cielos se parece a una red”

Este pasaje perteneciente al capítulo 13 de San Mateo, es el final del discurso parabólico de Jesús. Mediante ejemplos Jesús instruye a sus discípulos, les da a conocer los misterios del Reino de los Cielos que después ellos mismos tendrán que anunciar a los demás.
La red echada en el mar es signo de la Iglesia, en cuyo seno hay justos y pecadores, y esto hasta el final de los tiempos. Todos los miembros de la Iglesia hemos recibido por el Bautismo la gracia de nacer a una vida nueva, a una vida santa, pero muchos han derrochado esa herencia y viven apartados de Dios. Sin embargo no dejan de pertenecer a la Iglesia, aunque de otro modo, y pueden siempre volver a la casa paterna, aun en el último instante de su vida, pues por el Bautismo llevan dentro de sí una esperanza de reconciliación que ni los pecados más graves pueden borrar. La Iglesia es una madre que está dispuesta siempre a acoger a sus hijos. Sólo Dios tiene el poder de separar los buenos de los malos. El juicio le está reservado a Él.
Hoy celebramos la memoria de San Ignacio de Loyola. Este santo español durante la convalecencia de un accidente, cuando tenía 30 años, se convirtió al Señor y abandonando su carrera de soldado se convirtió en soldado de Cristo, hastiado de las vanidades humanas. Su vida es para nosotros un ejemplo de cómo Dios cambia los planes de los hombres para acercarlos a Él.
Nuestra vida está en Sus manos y siempre es tiempo de gracia, de conversión.

MM. Dominicas 
Monasterio de Sta. Ana (Murcia) 
Orden de Predicadores

Meditando con los santos del día: SAN IGNACIO DE LOYOLA


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Hoy, 31 de julio, la Iglesia se viste de fiesta para conmemorar el nacimiento para el cielo de SAN IGNACIO DE LOYOLA, en el aniversario de su santa muerte, ocurrida en un día como hoy de 1556 en Roma, Italia. Nacido en Loyola, España, en 1491, fue fundador de la Compañía de Jesús. En 1622 El Papa Gregorio XV le proclamó SANTO. Es patrono de los jesuitas y de los ejercicios espirituales. Sus restos se veneran en la Iglesia del Jesús, en Roma. Unidos a la familia ignaciana y a cuantos hacen de su vida un ofrecimiento para la "mayor gloria de Dios", brindemos nuestro vivo aplauso a San Ignacio de Loyola.
  
Meditación
QUERIDO SAN IGNACIO: recordar tu vida, es compartir contigo el maravilloso proceso de conversión y crecimiento espiritual que vivió tu alma. La gracia y la naturaleza hicieron de ti a uno de los santos más grandes de la Iglesia. Todo empezó en aquella batalla en el castillo de Pamplona cuando, atacado por Francisco I de Francia, caes herido en una pierna. Durante tu convalescencia, llegan a tus manos algunos libros, en lugar de las de novelas de caballería que habías pedido: la vida de Cristo, de Ludolfo de Sasonia, y la vida de los Santos. Éstos fueron poniendo un nuevo horizonte en tu vida: ser santo como ellos. Empiezas a aprender a "discernir los espíritus" que actúan en tu interior, para seguir el "bueno y rechazar el malo". Así, dejas Loyola, y comienzas tu peregrinaje a la santidad. ¿Qué he hecho por Cristo? ¿Qué hago por él? ¿Qué debo hacer?. Estas preguntas fueron orientando e impulsando tu camino hacia la perfección. Te reúnes con un grupo de amigos con quienes compartes tu ideal de "La mayor gloria de Dios y la salvación de las almas". En una visión extraordinaria a las orillas del río Cardoner empiezas a ver las cosas de una manera totalmente nueva y decides organizar con tus amigos un grupo: nace así la Compañía de Jesús, marcada desde el principio por el signo del amor y la contradicción. En aquel pequeño cuarto del Jesús, en Roma, escribes las Constituciones: "Imitar a Cristo, vivir en pobreza, ser obediente como bastón de hombre viejo, encontrar a Dios en todas las cosas", estas fueron las columnas de la orden que dejas en herencia a la Iglesia.

Radio Vaticano

Todo lo que San Ignacio de Loyola ha enseñado al Papa Francisco



El jesuita más conocido del mundo es el Papa Francisco. Pero la Compañía de Jesús tiene siglos de historia. Nació en el siglo XVI de la mano de una personalidad única: San Ignacio de Loyola cuya obra ha permitido que muchos conozcan a Dios.

CHRIS LOWNEY
Autor, "Papa Francisco: Por qué dirige de la forma que dirige”
"El fundador de los jesuitas, San Ignacio, ideó los ejercicios espirituales, una serie de meditaciones que ayudan a las personas a comprender cómo seguir a Jesús en sus propias vidas”.

"Ad maiorem Dei gloriam” es el lema de la congregación por eso, no es de extrañar, que los ejercicios espirituales desarrollados por su fundador busquen precisamente eso, acercar las almas hasta Dios. Son una forma revolucionaria de fortalecer la fe a través de la oración y de superar los propios miedos.

CHRIS LOWNEY
Autor, "Papa Francisco: Por qué dirige de la forma que dirige” 
"Tal vez soy una persona que sólo busca acumular dinero o quizá estoy paralizado por mis propios miedos. Quizá lo correcto sea probar una nueva profesión o ser más atrevido a la hora de hablar de mi fe o mis valores porque no tengo el valor suficiente o como tengo miedo a hacer el ridículo, no lo hago. No soy lo suficientemente libre para hacer lo que debería”.

La huella del San Ignacio en el Papa es evidente. Muchas de estas enseñanzas las pone en práctica, como su preocupación por llegar a todos o su espíritu de superación. Repite que es mejor cometer errores que mantener una Iglesia cerrada en sí misma.

FRANCISCO
"Lo digo mil veces. Prefiero una Iglesia accidentada que una Iglesia enferma”.

Salir a las periferias es también una actitud propia de los jesuitas. Son grandes pedagogos que han llevado el mensaje del Evangelio a América Latina, India, África y Oriente. Pero no sólo han llegado a los confines del mundo. Francisco también dice que se necesitan misioneros cerca de casa.

CHRIS LOWNEY
Autor, "Papa Francisco: Por qué dirige de la forma que dirige” 
"Hay muchas personas alejadas de la Iglesia que, en realidad, no han tenido mucho contacto con la religión. No les importa la religión, de ninguna forma. Por eso, ese espíritu de 'salir a las periferias' se centra en ellos”.

El Papa reconoce que piensa como un jesuita, como un misionero, aunque nunca pudo ir a Japón, como quería en su juventud. Aún así, desde Roma, la impronta de San Ignacio de Loyola le está ayudando a llevar el Evangelio mucho más lejos.

Dime una Palabra por Luis Fernando Crespo SM. Tesoro V


1 de julio
San Ignacio de Loyola

Jr 18, 1-6 Así estáis vosotros en mis manos

Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad; todo mi haber y mi poseer. Vos me disteis, a Vos, Señor, lo torno.
Todo es Vuestro: disponed de ello según Vuestra Voluntad. Dadme Vuestro Amor y Gracia, que éstas me bastan. Amén.

Luis Fernando Crespo SM
Dime una Palabra

Monday, July 28, 2014

LEONARDO BOFF: El humor como expresión de salud psíquica y espiritual


Todos los seres vivos superiores poseen un acentuado sentido lúdico. Basta observa a los gatos y los perros de nuestras casas. Pero el humor es propio sólo de los seres humanos. El humor nunca fue considerado un tema «serio» por la reflexión teológica, aunque es sabido que se encuentra presente en todas las personas santas y místicas, que son los únicos cristianos verdaderamente serios. En la filosofía y en el psicoanálisis tuvo mejor suerte.

Humor no es sinónimo de chiste, pues puede haber chiste sin humor y humor sin chiste. El chiste es irrepetible; repetido, pierde su gracia. La historieta llena de humor conserva siempre su gracia y nos gusta oírla muchas veces.

El humor sólo puede ser entendido a partir de la profundidad del ser humano. Su característica es ser un proyecto infinito, portador de inagotables deseos, utopías, sueños y fantasías. Tal dato existencial hace que haya siempre un desajuste entre el deseo y la realidad, entre lo soñado y su concretización. Ninguna institución, religión, Estado ni ley consiguen encuadrar totalmente al ser humano, aunque para encuadrarlo exista justamente cierto tipo de orden. Pero él desborda estas determinaciones. De ahí la importancia de la violación de lo prohibido para la vivencia de la libertad y para que surjan cosas nuevas. Y esto en el arte, en la literatura y también en la religión.

Cuando nos damos cuenta de esta diferencia entre la ley y la realidad ―véase por ejemplo, la esdrújula moral católica sobre la prohibición de usar el condón en estos tiempos en que abunda el sida― surge el sentido del humor. Dan ganas de reír, pues tiene todo tan poco buen sentido y es tanto hablar en pleno desierto, ya que nadie escucha ni observa, que sólo puede provocarnos humor. Esas personas viven en la luna, no en la Tierra.

En el humor se vive el sentimiento de alivio del peso de las limitaciones y del placer de verlas relativas y sin la importancia que ellas mismas se dan. Por un momento, la persona se siente libre de los superegos castradores, de las imposiciones que nos exige la situación y realiza una experiencia de libertad, como una forma de plasmar su tiempo, dar sentido a lo que está haciendo y construir algo nuevo. Detrás del humor existe la creatividad, propia del ser humano. Por más limitaciones naturales y sociales que haya, siempre hay espacio para crear algo nuevo. Si no fuese así, no habría genios en la ciencia, en el arte y en el pensamiento. Inicialmente son tenidos por «locos», excéntricos, anormales. Mucho tiempo después, una nueva mirada descubre la genialidad de un van Gogh, la creatividad fantástica de Bach, casi desapercibidas en su tiempo. Se dice de Jesús que los suyos vinieron a llevárselo, pues decían “está loco” (Mc 3,21). De San Francisco se dijo lo mismo: es un «pazzus», un loco, cosa que él aceptaba como expresión de la voluntad de Dios. Y era un santo lleno de humor y alegría hasta el punto de llamarlo «el fraile siempre alegre».
En palabras más pedestres: el humor es señal de que nos es imposible definir al ser humano dentro de un cuadro establecido. En su ser más profundo y verdadero es un creador y un ser libre.

Por eso puede sonreír y mirar con humor los sistemas que lo quieren aprisionar en categorías establecidas. Y el ridículo que constatamos en señores serios (por ejemplo, profesores, jueces, directores de escuela y hasta monseñores) que quieren, solemnemente y con aires de una autoridad superior cuasi divina, hacer a los otros ciegos y sumisos, o que obedezcan cual ovejas a sus órdenes. Eso también causa humor.

Estaba en lo cierto aquel filósofo (Th. Lersch, Philosophie des Humors, Múnich 1953, 26) que escribió: «La esencia secreta del humor reside en la fuerza de la actitud religiosa, pues el humor ve las cosas humanas y divinas en su insuficiencia delante de Dios». Desde la seriedad de Dios, el ser humano sonríe de las seriedades humanas con pretensión de ser absolutamente verdaderas y serias. Son nada delante de Dios. Y existe también toda una tradición teológica que nos viene de los Padres de la Iglesia Ortodoxa que hablan del Deus Ludens (Dios lúdico), pues creó el mundo como un juego para su propio entretenimiento. Y lo hizo sabiamente, uniendo humor con seriedad.

Quien vive centrado en Dios tiene motivos para cultivar el humor. Relativiza las seriedades terrenas, hasta los propios defectos y es un ser libre de preocupaciones. Santo Thomas Moro, condenado a la guillotina, cultivó el humor hasta el final: pedía a los verdugos que le cortasen el cuello pero que no le tocasen la larga barba blanca. San Lorenzo sonría con humor a los verdugos que lo asaban en la parrilla y los invitaba a darle la vuelta porque un lado ya estaba bien cocido, o san Ignacio de Antioquia, anciano obispo de la primera Iglesia, que suplicaba a los leones que viniesen a devorarlo para pasar más rápidamente a la felicidad eterna.

Conservar esta serenidad, vivir en estado de humor y comprenderlo a partir de las insuficiencias humanas es una gracia que todos debemos buscar y pedir a Dios.

Leonardo Boff
Koinonia

NO A LA GUERRA. OTRO MUNDO ES POSIBLE


He aprendido por Jaime Bonet



He aprendido que amar y ser amado es ser feliz, y que solo el amor puede colmar los anhelos de una vida plena; pero también he aprendido que el secreto de la felicidad es compartirla, pues nadie puede ser feliz si ve en la lágrima del otro un reflejo de la suya o si escucha en el clamor del inocente oprimido el eco de su propio corazón.
He aprendido que la paz solo se adquiere luchando y la verdad buscando, como se busca a tientas algo en la oscuridad del día, un camino acaso, un sendero de vida. Y este camino que seguimos tiene un nombre y un rostro desconocido ante el que toda rodilla se dobla, aquí en la tierra, en los cielos y en el abismo. Su nombre es “Dios salva”; su nombre es “Dios con nosotros”. Pues en verdad he que Dios me conoce por mi nombre y que me salva, viniéndome a buscar en mi errar impotente, viniéndome a decir: “Ven y sígueme”; viniendo con dos palabras que solo los amantes conocen en la intimidad de la noche, cuando el silencio canta.
He aprendido, y sigo aprendiendo todavía, que mi pobreza es tan rica como la riqueza del que sabe más y del que tiene más, porque para Dios todos somos iguales. Iguales, sí, como los tallos de hierba que han sido cuidadosamente creados uno a uno, todos distintos y perfectos. Pues no somos sino dioses en miniatura, pese a que nuestra imagen se vea tantas veces ensombrecida por enfermedades del alma y manchas del espíritu. Y es aquí solo cuando el amor es medicina y remedio de todo pecado y sufrimiento, porque el amor es la cima de cualquier existencia; es el reposo del Altísimo. Solo el amor mueve el sol y las estrellas y hace que Dios se admire de lo que el hombre es capaz de hacer con ese fuego sagrado que en su pecho frágil arde. Lo sabemos: el amor llena la tierra, es la gloria del Señor.
Y es en ese amor terrible donde la omnipotencia de Dios alcanza su infinita cima, y os digo –lo he aprendido– que su misericordia y su fidelidad son más altas que las nubes que rodean las cumbres de los montes y más profundas que el Espíritu que aletea sobre las aguas caóticas del ser humano.
He aprendido que nada tiene sentido si no soy el hermano del que tengo al lado, si no me conmueve ver la sonrisa de un niño o el gemir del moribundo que espera la nada. Pues todos somos hijos de un mismo Padre, pero no actuamos como deberíamos, pues he aprendido también que el egoísmo, la indiferencia y la comodidad reinan en nuestro corazón, y que somos hábiles para justificar la conciencia desde la que Dios nos exhorta a vivir una vida santa. Y no es tan difícil, dicen los santos. Porque ser santo es simplemente andar en presencia de del Señor y hacerlo todo por amor; servir y ser sencillo, manso y humilde de corazón. Es no juzgar y que nuestro único sacrificio sea el derrochar una misericordia infinita, como la que tiene Dios con nosotros, seamos buenos o malos, santos o pecadores.
He aprendido que la Palabra del Todopoderoso es un enigma que solo el Espíritu puede descifrar, y que cuanto más escudriñemos la Escritura y nos sumerjamos en el Evangelio, mejor dispuestos estaremos a edificar nuestras moradas sobre la Roca. Pueden venir vientos y tempestades violentas, pero quien tiene a Dios en su vida, quien confía en Él como el niño en su madre, ese resistirá los embates y problemas que se acerquen, los obstáculos que lo asedien. Esto lo he aprendido dolorosamente, pues no es fácil asirse a la mano de Aquel que extiende la suya casi como un pordiosero que mendiga nuestro amor.
Por último, y para acabar, he aprendido que todo lo que uno puede aprender debe ser recordado cada día y dar gracias a Dios por todo lo que nos da y por lo que nos quita, por todo lo que nos provoca alegría y sufrimiento, por todo lo que tenemos, somos y seremos para alabanza ofrecida de su gloria, que dura hoy y siempre, y por los siglos de los siglos.
Eclesalia

Diez consejos del papa Francisco para ser feliz


El Sumo Pontífice dio en una entrevista un decálogo de sugerencias para hallar el bienestar en la vida. Además, se refirió a la posibilidad de ganar elPremio Nobel de la Paz y reveló la historia detrás de la medalla que lleva guardada junto al corazón


Aunque preocupado por las guerras que tensionan distintas regiones del mundo, el Papa Francisco  no descuida la importancia que la familia y las relaciones personales tienen para una sociedad. Por eso, advierte contra el peligro de las nuevas tecnologías, invita a fortalecer los lazos familiares y pide: "Todos tienen que estar comprometidos con el asunto de la paz".
El Sumo Pontífice recibió a la revista Viva en la residencia de Santa Marta y, en el encuentro de 77 minutos, se refirió a la posibilidad de ganar el Premio Nobel de la Paz, habló de arte, se refirió a los distintos conflictos bélicos que azotan al mundo y reveló el significado de un amuleto que lleva guardado junto al corazón.
Preocupado por los conflictos bélicos y los dramas de la inmigración, Francisco no dejó de destacar también la importancia de lograr la felicidad en la vida para alcanzar una vida plena. Consultado por el periodista Pablo Calvo, dejó diez consejos para buscar el bienestar.
"TODOS TIENEN QUE ESTAR COMPROMETIDOS CON EL ASUNTO DE LA PAZ"
1) Viví y dejá vivir. "Acá los romanos tienen un dicho y podríamos tomarlo como un hilo para tirar de la fórmula esa que dice: 'Anda adelante y deja que la gente vaya adelante'. Viví y dejá vivir, es el primer paso de la paz y la felicidad".
2) Darse a los demás. "Si uno se estanca, corre el riesgo de ser egoísta. Y el agua estancada es la primera que se corrompe".
3) Moverse remansadamente. "En Don Segundo Sombra hay una cosa muy linda, de alguien que relee su vida. El protagonista. Dice que de joven era un arroyo pedregoso que se llevaba por delante todo; que de adulto era un río que andaba adelante y que en la vejez se sentía en movimiento, pero lentamente remansado. Yo utilizaría esta imagen del poeta y novelista Ricardo Güiraldes, ese último adjetivo, remansado. La capacidad de moverse con benevolencia y humildad, el remanso de la vida. Los ancianos tienen esa sabiduría, son la memoria de un pueblo. Y un pueblo que no cuida a sus ancianos no tiene futuro".
4) Jugar con los chicos. "El consumismo nos llevó a esa ansiedad de perder la sana cultura del ocio, leer, disfrutar del arte. Ahora confieso poco, pero en Buenos Aires confesaba mucho y cuando venía una mamá joven le preguntaba: '¿Cuántos hijos tenés? ¿Jugás con tus hijos?' Y era una pregunta que no se esperaba, pero yo le decía que jugar con los chicos es clave, es una cultura sana. Es difícil, los padres se van a trabajar temprano y vuelven a veces cuando sus hijos duermen, es difícil, pero hay que hacerlo".
5) Compartir los domingos con la familia. "El otro día, en Campobasso, fui a una reunión entre el mundo de la universidad y el mundo obrero, todos reclamaban el domingo no laborable. El domingo es para la familia".
6) Ayudar a los jóvenes a conseguir empleo. "Hay que ser creativos con esta franja. Si faltan oportunidades, caen en la droga. Y está muy alto el índice de suicidios entre los jóvenes sin trabajo. El otro día leí, pero no me fío porque no es un dato científico, que había 75 millones de jóvenes de 25 años para abajo desocupados. No alcanza con darles de comer: hay que inventarles cursos de un año de plomero, electricista, costurero. La dignidad te la da el llevar el pan a casa".
7) Cuidar la naturaleza. "Hay que cuidar la creación y no lo estamos haciendo. Es uno de los desafíos más grandes que tenemos".
8) Olvidarse rápido de lo negativo. "La necesidad de hablar mal del otro indica una baja autoestima, es decir: yo me siento tan abajo que en vez de subir, bajo al otro. Olvidarse rápido de lo negativo es sano".
9) Respetar al que piensa distinto. "Podemos inquietar al otro desde el testimonio, para que ambos progresen en esa comunicación, pero lo peor que puede haber es el proselitismo religioso, que paraliza: 'Yo dialogo contigo para convencerte', no. Cada uno dialoga desde su identidad. La Iglesia crece por atracción, no por proselitismo".
10) Buscar activamente la paz. "Estamos viviendo en una época de mucha guerra. En África parecen guerras tribales, pero son algo más. La guerra destruye. Y el clamor por la paz hay que gritarlo. La paz a veces da la idea de quietud, pero nunca es quietud, siempre es una paz activa".
"EL PREMIO NOBEL DE LA PAZ ES UN TEMA QUE NO ENTRA EN MI AGENDA"


Es ese llamado por la paz y sus invitaciones al diálogo en Medio Oriente, Ucrania y Venezuela, entre otras regiones en conflicto, que ya lo han puesto como uno de los mayores candidatos a lograr el Premio Nobel de la Paz. Pero él le resta importancia: "Es un tema que no entra en mi agenda, le digo la verdad. Nunca acepté doctorados y esas cosas que ofrecen, sin despreciar. Ni se me ocurre pensar en eso, y menos (se ríe) voy a pensar qué haría con esa plata (NdR: el Premio Nobel de la Paz otorga un millón de dólares a su ganador), con toda franqueza. Pero evidentemente, prescindiendo de un premio o no premio, creo que todos tienen que estar comprometidos con el asunto de la paz, hacer todo lo que uno puede, lo que puedo hacer yo desde acá. La paz es el lenguaje que hay que hablar".
El periodista Pablo Calvo fue recibido en una audiencia privada en la residencia de Santa Marta junto a un grupo de argentinos exiliados hace muchos años en Suecia. La única carta que llevó para entregarle al Papa fue un escrito de la mujer que cuida a su hijo desde hace 13 años. Francisco sacó entonces una medalla del Sagrado Corazón que llevaba colgada en el pecho.
"Es de una señora que ayudaba a mi mamá a lavar la ropa, cuando no había lavarropas, con la tabla, a mano. Eramos cinco nosotros, mamá sola, esta señora venía tres veces por semana a ayudarla. Era una mujer de Sicilia que había emigrado a la Argentina con dos hijos, viuda, después de que su marido muriera en la guerra. Llegó con lo puesto, pero trabajó y sostuvo su hogar. Yo tenía unos 10 años, hasta que se mudaron mis padres y dejé de verla. Pasó mucho tiempo y un día apareció a saludar por San Miguel. Yo ya era sacerdote. Después la volví a perder de vista, pero siempre pedí la gracia de volverla a encontrar, porque mientras lavaba, nos enseñaba mucho, nos hablaba de la guerra, de cómo cultivaban en Sicilia. Era viva como el hambre, cuidaba el pesito, no se dejaba estafar, tenía muchas cosas buenas".

"Por fin la encontré, ya tenía 80 y tantos, y la acompañé diez años hasta su muerte. Pero unos días antes se sacó esta medalla y me dijo 'quiero que la lleves vos', y todas las noches cuando me la saco y la beso y todas las mañanas cuando me la pongo, la imagen de esa mujer se me aparece. Era una anónima, nadie la conocía, pero se llamaba Concepción María Minuto. Murió feliz, con una sonrisa, con la dignidad de quien trabajó. Es por eso que tengo mucho cariño a la mujer que ayuda, a las empleadas domésticas, que tienen que tener todos los derechos sociales, todos. Es un trabajo como cualquiera, no debe ser objeto de explotación ni maltrato", concluyó.
INFOBAE

Contemplando y compartiendo la Palabra



I. Contemplamos la Palabra

Lectura del libro de Jeremías 13, 1-11

Así me dijo el Señor: -«Vete y cómprate un cinturón de lino, y rodéate con él la cintura; pero que no toque el agua.» Me compré el cinturón, según me lo mandó el Señor, y me lo ceñí. Me volvió a hablar el Señor: -«Torna el cinturón que has comprado y llevas ceñido, levántate y ve al río Éufrates, y escóndelo allí, entre las hendiduras de las piedras. »
Fui y lo escondí en el Éufrates, según me había mandado el Señor. Pasados muchos días, me dijo el Señor: -«Levántate, vete al río Éufrates y recoge el cinturón que te mandé esconder allí. » Fui al Éufrates, cavé, y recog1 el cinturón del sitio donde lo había escondido: estaba estropeado, no servía para nada. Entonces me vino la siguiente palabra del Señor: -«Así dice el Señor: De este modo consumiré la soberbia de Judá, la gran soberbia de Jerusalén. Este pueblo malvado que se niega a escuchar mis palabras, que se comporta con corazón obstinado y sigue a dioses extranjeros, para rendirles culto y adoración, será como ese cinturón, que ya no sirve para nada. Como se adhiere el cinturón a la cintura del hombre, así me adherí la casa de Judá y la casa de Israel -oráculo del Señor-, para que ellas fueran mi pueblo, mi fama, mi alabanza, mi ornamento; pero no me escucharon.»

Salmo: Dt 32, 18-19. 20. 21 R. Despreciaste a la Roca que te engendró.

Despreciaste a la Roca que te engendró,
y olvidaste al Dios que te dio a luz.
Lo vio el Señor, e irritado
rechazó a sus hijos e hijas. R.

Pensando: «Les esconderé mi rostro
y veré en qué acaban,
porque son una generación depravada,
unos hijos desleales.» R.

«Ellos me han dado celos con un dios ilusorio,
me han irritado con ídolos vacíos;
pues yo les daré celos con un pueblo ilusorio,
los irritaré con una nación fatua.» R.

Lectura del santo evangelio según san Mateo 13, 31-35

En aquel tiempo, Jesús propuso esta otra parábola a la gente: -«El reino de los cielos se parece a un grano de mostaza que uno siembra en su huerta; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas; se hace un arbusto más alto que las hortalizas, y vienen los pájaros a anidar en sus ramas.» Les dijo otra parábola:
-«El reino de los cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina, y basta para que todo fermente.»
Jesús expuso todo esto a la gente en parábolas y sin parábolas no les exponía nada. Así se cumplió el oráculo del profeta: «Abriré mi boca diciendo parábolas, anunciaré lo secreto desde la fundación del mundo.»

II. Compartimos la Palabra

  • Este pueblo malvado se niega a escuchar mis palabras

Sobrados detalles nos proporciona el libro de Jeremías sobre este singular profeta, quien llamado muy joven al profetismo le tocó vivir el amargo tiempo en el que se fraguó y consumó la ruina del reino de Judá. El texto de hoy más que relatar una visión o un oráculo profético, nos ofrece una visión cargada de simbolismo y cuyo sentido es bastante patente: el pueblo de Israel, que el mismo Yahvé se había ceñido como un cinturón de lino en los lomos, se ha desprendido de él y ha ido a enfangarse en contacto con los ídolos babilónicos. Triste sino de un pueblo que no solo se negó a escuchar la voz del profeta sino que, además, desairó y humilló a Jeremías hasta límites insospechados. De natural afectivo, su tarea profética consistió en extirpar y destruir, reconstruir y plantar; necesitado de paz le correspondió predecir desgracias y vivir en constante conflicto con sacerdotes, reyes y falsos profetas; pero así resultó ser acrisolado para un trato y un lenguaje sobre Dios que nos dice que es más del corazón que de los poderosos, de una religión interior más allá de los dictados de templos y sacerdotes. La predilección de Dios por su pueblo no ha servido para nada, al parecer, y su obstinación en no acoger la palabra de los profetas lo lleva a su propia ruina como pueblo, a no servir para nada como el cinturón que se estropeó en el escondite del Eufrates.
  • El Reino se parece al grano de mostaza y a la levadura

Dos sencillas parábolas que tienen una singular fuerza, y nos ilustran acerca de cómo es el Reino de Dios. De la insignificancia de la mostaza surge un arbusto frondoso que da cobijo a bandas de jilgueros. El seguidor de Jesús no puede desconcertarse porque el Reino de Dios carezca de grandilocuencia y espectacularidad; ni tiene que soñar con una Iglesia poderosa y fuerte, porque Dios es más proclive a lo pequeño, cotidiano y de pobre apariencia que al poderío. Jesús pensaba que la vida es mucho más de lo que se ve, y apuntaba al corazón. La levadura no es menos rica como imagen didáctica acerca del Reino. Jesús está en nuestra historia tratando de transformar nuestro mundo: su Reinado está llegando, porque no impone su opción como si fuera el mandatario de turno, sino desde dentro, de manera callada y discreta, como la escasa levadura que se ve transforma la masa depositada en la artesa familiar. El Dios de Jesús no se impone, sino que cambia; no domina, sino atrae… y así es el modus operandi de sus seguidores y comunidades: sembrar en el mundo la verdad del evangelio de Jesús, su amor que hace florecer la justicia de un modo sencillo, convincente, pero sobrado de fuerza vigorosa. Desde dentro, cual levadura, compartiendo crisis, carencias, sufrimientos y contradicciones de nuestro momento, pero sin renunciar a la marca del evangelio, fermento capaz de operar mutaciones en nuestro mundo y hacerlo más humano, más capaz de Dios.

Fr. Jesús Duque O.P. 
Convento de San Jacinto (Sevilla) 
Orden de Predicadores