JESÚS ES NUESTRO DESCANSO
Por José María Martín, OSA
1.- El Príncipe que nos trae la paz.
Cuentan una curiosa anécdota del gran escultor, arquitecto y pintor Miguel Ángel: los hombres que visitaban su taller se admiraron muy especialmente de la perfección y la belleza que tenía la estatua de "El David". El, sin darle ninguna importancia, dijo: "Yo sólo tomé un bloque de mármol de Carrara, me puse a quitar las partes que sobraban y descubrí que dentro estaba esta maravilla". La Palabra de Dios de este domingo nos habla de la importancia de la humildad. Humanamente hablando el pueblo quiere a la gente sencilla y odia a los orgullosos. La gente que se "pavonea" de sus cualidades no suele ser la que de verdad merece la pena. "Dime de que presumes y te diré qué careces". La plástica imagen del rey justo y victorioso, pero modesto, cabalgando sobre un asno nos habla de la restauración de Israel después de la invasión de Alejandro Magno. El rey no viene con aire altivo, luciendo sus galas reales, sino a modo de "siervo de Yahvé" como había dicho el profeta Isaías. La destrucción de los carros simboliza la caída del poder religioso y la caída de los caballos la eliminación del poder político opresor. El rey traerá la paz, don de dones sobre la tierra. ¿No es este rey pacificador una figura de Jesucristo, Príncipe de la Paz, que entra en Jerusalén poco antes de ser entregado a la muerte en el trono de la cruz? La paz que trae Jesucristo es la paz interior, que llena nuestro corazón y la paz exterior que da fin a la injusticia y a la violencia y establece un reino nuevo sobre la tierra.
Cuentan una curiosa anécdota del gran escultor, arquitecto y pintor Miguel Ángel: los hombres que visitaban su taller se admiraron muy especialmente de la perfección y la belleza que tenía la estatua de "El David". El, sin darle ninguna importancia, dijo: "Yo sólo tomé un bloque de mármol de Carrara, me puse a quitar las partes que sobraban y descubrí que dentro estaba esta maravilla". La Palabra de Dios de este domingo nos habla de la importancia de la humildad. Humanamente hablando el pueblo quiere a la gente sencilla y odia a los orgullosos. La gente que se "pavonea" de sus cualidades no suele ser la que de verdad merece la pena. "Dime de que presumes y te diré qué careces". La plástica imagen del rey justo y victorioso, pero modesto, cabalgando sobre un asno nos habla de la restauración de Israel después de la invasión de Alejandro Magno. El rey no viene con aire altivo, luciendo sus galas reales, sino a modo de "siervo de Yahvé" como había dicho el profeta Isaías. La destrucción de los carros simboliza la caída del poder religioso y la caída de los caballos la eliminación del poder político opresor. El rey traerá la paz, don de dones sobre la tierra. ¿No es este rey pacificador una figura de Jesucristo, Príncipe de la Paz, que entra en Jerusalén poco antes de ser entregado a la muerte en el trono de la cruz? La paz que trae Jesucristo es la paz interior, que llena nuestro corazón y la paz exterior que da fin a la injusticia y a la violencia y establece un reino nuevo sobre la tierra.
2. - Jesús nos hace ver la contraposición entre los sabios y la gente sencilla.
Aquellos por creerse en posesión de la verdad, no la encuentran nunca; estos, los humildes, descubren la verdad de las cosas que no está en la apariencias, pues lo "esencial es invisible a los ojos", como decía el Principito. Dentro del mármol estaba la maravilla que descubrió Miguel Ángel. Pero hay que trabajar para descubrirla. Ahora que comienza un período de descanso es buen momento para "profundizar" dentro de nosotros y descubrir la maravilla que llevamos dentro. Cada persona es un tesoro creado por Dios. A veces juzgamos sólo por lo que ven nuestros ojos, tal vez nos dejamos guiar por prejuicios, pero sólo viendo el interior de la persona descubriremos la riqueza que encierra. Aprende a querer a todos por lo que son, no por lo que tienen. Toda persona es hijo de Dios, criatura suya, a todos quiere y estima por igual, pequeños o grandes. El orgulloso sólo cae de su pedestal cuando le ocurre algo que le devuelve a la realidad y descubre que todo se derrumba porque somos de barro.... Y entonces reconoce su verdadera realidad: lo que siempre permanece y nadie nos podrá arrebatar es el amor de Dios Padre. Reconocer nuestras limitaciones es el principio de la sabiduría, pues como decía Santa Teresa "humildad es andar en la verdad". Y San Agustín después de buscar en tantas doctrinas y filosofías, se dio cuenta de que habitaba en su interior y para encontrarla hacían falta tres cosa: "la primera, la humildad, la segunda la humildad y la tercera la humildad".
Aquellos por creerse en posesión de la verdad, no la encuentran nunca; estos, los humildes, descubren la verdad de las cosas que no está en la apariencias, pues lo "esencial es invisible a los ojos", como decía el Principito. Dentro del mármol estaba la maravilla que descubrió Miguel Ángel. Pero hay que trabajar para descubrirla. Ahora que comienza un período de descanso es buen momento para "profundizar" dentro de nosotros y descubrir la maravilla que llevamos dentro. Cada persona es un tesoro creado por Dios. A veces juzgamos sólo por lo que ven nuestros ojos, tal vez nos dejamos guiar por prejuicios, pero sólo viendo el interior de la persona descubriremos la riqueza que encierra. Aprende a querer a todos por lo que son, no por lo que tienen. Toda persona es hijo de Dios, criatura suya, a todos quiere y estima por igual, pequeños o grandes. El orgulloso sólo cae de su pedestal cuando le ocurre algo que le devuelve a la realidad y descubre que todo se derrumba porque somos de barro.... Y entonces reconoce su verdadera realidad: lo que siempre permanece y nadie nos podrá arrebatar es el amor de Dios Padre. Reconocer nuestras limitaciones es el principio de la sabiduría, pues como decía Santa Teresa "humildad es andar en la verdad". Y San Agustín después de buscar en tantas doctrinas y filosofías, se dio cuenta de que habitaba en su interior y para encontrarla hacían falta tres cosa: "la primera, la humildad, la segunda la humildad y la tercera la humildad".
3. - La práctica de la misericordia.
El salmo 144 siempre me ha llenado de paz y serenidad al repetir dentro de mí que "El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad; el Señor es bueno con todos, es cariñoso con todas sus criaturas". En una época como la nuestra cargada de estrés y de cansancio, sobre todo ahora que estamos esperando con ahínco las vacaciones, estas palabras nos ayudan a vivir. Debemos sentir dentro de nosotros la misericordia entrañable de Dios y su cariño. No es cierta la imagen de Dios terrible y acusador, sólo es verdadero el Dios cercano y tierno que nos mima y nos cuida como una madre que lleva a su hijo en el regazo. ¿Quién no está cansado y agobiado hoy? Jesús te dice que acudas a Él, porque encontrarás alivio y descanso. El sentir al Dios-misericordia nos debe llevar a nosotros a practicar la misericordia. La Iglesia, Madre nuestra, Madre de todos los hombres, debe practicar la misericordia entrañable, especialmente con los pobres y con los alejados. Debe practicar la compasión y la acogida con tantas personas que están sufriendo por su condición, o por el fracaso de su matrimonio. Así lo ha proclamado el Papa Francisco. Es el mejor servicio que puede prestar a la sociedad, ser "alivio" para los cansados, ser fuente para los sedientos, ser hogar para los perdidos, ser madre para todos.
El salmo 144 siempre me ha llenado de paz y serenidad al repetir dentro de mí que "El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad; el Señor es bueno con todos, es cariñoso con todas sus criaturas". En una época como la nuestra cargada de estrés y de cansancio, sobre todo ahora que estamos esperando con ahínco las vacaciones, estas palabras nos ayudan a vivir. Debemos sentir dentro de nosotros la misericordia entrañable de Dios y su cariño. No es cierta la imagen de Dios terrible y acusador, sólo es verdadero el Dios cercano y tierno que nos mima y nos cuida como una madre que lleva a su hijo en el regazo. ¿Quién no está cansado y agobiado hoy? Jesús te dice que acudas a Él, porque encontrarás alivio y descanso. El sentir al Dios-misericordia nos debe llevar a nosotros a practicar la misericordia. La Iglesia, Madre nuestra, Madre de todos los hombres, debe practicar la misericordia entrañable, especialmente con los pobres y con los alejados. Debe practicar la compasión y la acogida con tantas personas que están sufriendo por su condición, o por el fracaso de su matrimonio. Así lo ha proclamado el Papa Francisco. Es el mejor servicio que puede prestar a la sociedad, ser "alivio" para los cansados, ser fuente para los sedientos, ser hogar para los perdidos, ser madre para todos.
Betania
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