Saturday, March 25, 2017

Felipe Berríos: "Tenemos un sistema corrupto porque la verdadera corrupción es la desigualdad"

Felipe Berríos:



Desde su mediagua en Antofagasta el jesuita analiza los cambios

y desafíos del país



Instalado hace más de dos años en el campamento Luz Divina VI
de Antofagasta, el padre jesuita convive día a día con la pobreza
y la marginalidad. Sin más comodidades que las recogidas de un
vertedero, Berríos habla de la pobreza de los que acumulan riqueza 
y advierte que los cimientos del poder están comenzando a crujir.
“Los poderes fácticos que había en la Iglesia, en los partidos 
políticos, en las Fuerzas Armadas, en los medios de comunicación, 
todo eso es lo que está crujiendo. Pero está crujiendo porque Chile 
es un país que está exigiendo más”, señala.

En medio de polvorientos pasajes del campamento Luz Divina VI, en el sector La Chimba de Antofagasta, está instalado el padre jesuita Felipe Berríos hace más de dos años. Ahí vive en una mediagua construida con materiales que sacó del vertedero de la ciudad, uno de los más grandes del país. Al igual que las cerca de 100 familias que habitanen el campamento, vive sin alcantarillado, sin agua y colgado a la electricidad.
Llegó a Antofagasta en enero de 2015, seis meses después de volver a Chile desde África, donde estuvo cuatro años. Al llegar a Santiago, pidió irse a vivir a un campamento, pero le dijeron que lo querían en la capital. “Le pedí al provincial como cuatro veces y me dijeron siempre que no. Pero di una entrevista y quedó la escoba. Ya no hallaban qué hacer conmigo. Ahí les mandé por escrito cifras y datos duros y les dije ‘quiero irme al campamento La Chimba en Antofagasta’. Y me dijeron que sí”, cuenta.
Habitado en su mayoría por inmigrantes, el sector de La Chimba es uno del lugar fue una de sus motivaciones para instalarse ahí. “Cuando una persona tiene una carrera, hay escalafones. Pasas de ser junior a empleado, a jefe de sección, a gerente. A mi entender, el escalafón de los curas es seguir a Jesucristo y él hizo la carrera al revés: terminó medio desnudo, solo, abandonado, clavado en una cruz. Entonces el progreso nuestro, a mi entender, debiera ser al revés. Cada vez despojándonos más, acercándonos a la gente y aprendiendo de ellos”, cuenta.
En La Chimba, ayuda a desarrollar un centro de formación para pobladores del campamento, donde aprenden oficios que van desde gasfitería o gastronomía, hasta diseño y confección. También gestiona una red de bibliotecas y centros comunitarios para que la gente del campamento se junte. “En eso me mantengo ocupado. Y en leer”, cuenta en su pequeña casa donde al menos dos paredes
completas están cubiertas de libros.
Desde Antofagasta, el sacerdote habló con El Mostrador sobre la sociedad chilena, migración, política y los principales desafíos que enfrenta el país.

Migración


Según un catastro de la Municipalidad de Antofagasta, el 44% de la población que vive en campamentos en la ciudad, corresponde a ciudadanos extranjeros. En Luz Divina VI, según Berríos, solo cuatro de las 100 familias que viven ahí son de chilenos.

-¿Cómo es vivir en La Chimba?

-Este ha sido siempre un territorio de migrantes. Ahora ha llegado un gran número, pero además del número, los colombianos han producido una cuestión más mediática y que también creo que afecta más a la clase media.

Según Berríos del Solar, los bolivianos, peruanos y ecuatorianos vienen a Chile en búsqueda de una mejor situación económica, y son sumisos y más callados. Los colombianos, por otra parte, vendrían arrancando de una situación de violencia de su país.

“Vienen en otra parada. Tienen muchísimo mejor vocabulario, más 
educación, provienen de una cultura más extrovertida, les gusta la música, exigen derechos. Hace un tiempo, me decía un peruano que trabajó tres meses y no le pagaron nada. Y se quedó callado. El colombiano exige, es más parecido al chileno. Entonces, eso crea ciertos celos y se asocia a los colombianos con los sicarios, la droga, la prostitución. Pero cuando ves las cifras de crímenes, más bien ellos son las víctimas”.

Pobreza y Desarrollo


Tras haber vivido en el África negra durante dos períodos, Berríos cuenta que “uno se cuestiona mucho a qué le llamamos desarrollo. Es cierto que estamos acercándonos a los 80 años de expectativa de vida, mientras allá rozaba los 48. Entonces es algo que yo no tengo resuelto, pero uno se lo cuestiona. Yo venía de una zona donde no hay basura, porque no hay consumo. No hay papel, un pedazo de plástico, nada”.
- ¿Y qué impresión le causó mirar a Chile desde esa experiencia?
-Que es una sociedad que produce basura. Tengo que producir basura, porque tengo que botar para poder comprar, para poder producir y la producción hace trabajo, el trabajo dinero, el dinero mayor consumo y así la bicicleta. Y no solo se produce basura sino que también gente que es considerada basura. Entonces te choca, porque estás metido en esta bicicleta en que no puedes parar y tienes que pedalear. El  verdadero rico, hoy día, sería la persona que diga: ‘Sabes qué, no necesito más. Me basta con lo que tengo. Gozo con esto’. Pero no hay un goce, porque has logrado comprarte el televisor de pantalla plana y ya te están vendiendo el siguiente.
- ¿Cree que Chile está retrocediendo?
-Yo creo que estamos avanzando. No somos Venezuela. Venezuela es un país que se está derrumbando social y económicamente. Nosotros hemos crecido y nos quedó chica la ropa, entonces tenemos que cambiar de traje. Y estamos en ese proceso de cambiar de traje.
- ¿La desconfianza en las instituciones tiene que ver con eso?
-Las instituciones quedaron chicas. Hemos crecido económicamente, pero no lo hemos hecho a la par con la cultura, estamos muy empobrecidos culturalmente. Entonces están crujiendo las instituciones, pero están crujiendo no porque es un país que se derrumba, sino porque es un país que está haciendo, experimentando transformaciones.
- ¿Y la corrupción?
-Ha irrumpido la clase media informada, los medios de comunicación se han desmonopolizado. Estamos en esta etapa y da la impresión de que todos son unos ladrones. Pero yo no creo que son ladrones, creo que teníamos un sistema corrupto. Yo creo que la verdadera corrupción de Chile es la desigualdad social. Esa es la verdadera corrupción y eso ha existido desde la Colonia. Eso estamos atacando y por eso se han develado cuestiones que antes ya estaban.
-Pero los políticos acusados hoy de corrupción no vienen de la Colonia.
-Yo no creo que sean corruptos los que se han señalado con el dedo, eran parte de un sistema que todos avalábamos o que no conocíamos. Hoy tú no ves que haya políticos que tengan yates o helicópteros. Piñera sí, porque tiene una fortuna propia. Pero los demás, la plata era para financiar los partidos, porque es como acá. Nosotros no tenemos electricidad y la electricidad o el agua no te la pueden poner porque no eres dueño del lugar. Entonces estás obligado a robar electricidad, porque la electricidad es un bien básico. Teníamos partidos políticos, que son un bien básico clave para la sociedad, pero nunca se nos había ocurrido financiarlos porque pertenecían a una elite.
-¿Y qué pasa con los poderes fácticos? ¿Siguen operando en Chile?
-Chile es distinto ahora y tiene que ser más distinto. Entonces todas estas cosas que están pasando, estos poderes fácticos que había en la Iglesia, en los partidos políticos, en las Fuerzas Armadas, en los medios de comunicación, todo eso es lo que está crujiendo. Pero está crujiendo porque Chile es un país que está exigiendo más, más meritocracia, más libertad, más participación, más derecho a decidir.
-¿Cuáles son los temas que deberían tomarse la agenda en este
año de elecciones?

-No tenemos un proyecto país, no sabemos qué queremos. Eso es lo que se echa de menos ahora. Porque si te metes en las AFP, o en la educación,o en la salud, van a ser siempre parches hasta que no digas qué tipo de sociedad queremos.
La pregunta que yo me hago es ¿qué sueño les ofrecemos a los jóvenes de Chile? ¿Producir? ¿Ganar? ¿Tener éxito? ¿Vale la pena ser joven por eso? ¿Vale la pena estudiar y sacrificarte por eso? Aunque parece algo abstracto y teórico, es sumamente importante, porque todos los problemas concretos que tenemos se van a ir resolviendo si vemos qué tipo de sociedad queremos construir. Si no, son solo  parches chicos que te duran lo que te dura el parche. Y el problema vuelve a aflorar.
- ¿Y cuántos parches usa la Iglesia?
-Los sectores conservadores de la Iglesia católica, sobre todo ciertos movimientos de elite, lo que usan mucho es el sacralizar al sacerdote. Y en esa sacralización no solo hay una idea distorsionada de qué es la Iglesia, además es un caldo cultivo para abusos de poder, para que salgan obispos o curas prepotentes, que se creen dueños de la verdad, que humillan a las personas porque son separados, o porque tienen esto, o que tratan de asesinos a los que han abortado. Eso es distinto a la figura del evangelio y a la Iglesia que a mí me educó y que a mí me cautivó. Les tengo miedo a esas sacralizaciones, porque así se crean los Maciel, los Karadima.
Yo no soy mejor que el resto de los curas o monjas, al contrario. A mí me ha tocado ser el visible, tal vez porque soy más rubio me han pescado más. Pero he sido el visible de una Iglesia invisible, que está viviendo todo esto. Pero, la verdad, está lleno de curas y monjas que se sacan la mugre, calladitos.
Paula Tupper
El Mostrador

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