#CombinacionClave Beatriz y Fernando hablan con Juan C. Cruz; Comisión Pontificia Abusos Sexuales
Renuncia Marie Collins a la comisión anti-abusos del Vaticano
La también víctima de pederastia indicó su «frustración por la falta de colaboración de algunos dicasterios de la Curia con la Comisión». Seguirá dando cursos de formación para obispos
SALVATORE CERNUZIO
CIUDAD DEL VATICANO
Marie Collins, la irlandesa que formaba parte de la Pontificia Comisión para la tutela de los menores y que sufrió abusos cuando era pequeña, se dijo «frustrada» y humillada al ver que su trabajo y el de sus colegas se ve obstaculizado por los mismos dicasterios de la Curia que habrían debido apoyar al organismo instituido por el Papa en 2014 en la lucha en contra de estos aberrantes crímenes.
La mujer decidió renunciar. Irrevocablemente. La gota que derramó el vaso fue la «falta de colaboración de otros dicasterios de la Curia romana» con la Pontificia Comisión, como indica una nota que dio a conocer hoy la Santa Sede. en particular, por parte del «dicasterio mayormente involucrado al tratar los casos de abusos», como escribió Collins en un comunicado que difundió a través de su cuenta de Twitter, después de un duro artículo publicado hoy en el National Catholic Reporter, en el que se acusa explícitamente a la Congregación para la Doctrina de la Fe.
Su salida representa una gran pérdida para la Comisión, pues Collins fue una de las fundadoras además de ser una de sus mayores representantes: desde 2012 ha dado cursos de formación en Roma y en todo el mundo para los obispos recién nombrados sobre cómo luchar contra la plaga de los abusos. En su momento fue una gran conquista. Pero Marie Collins, aceptando la invitación del cardenal Sean O’Malley (presidente de la Comisión), seguirá impartiendo cursos en el futuro. Lo explicó la nota vaticana, en la que se subraya que Collins proseguirá con su trabajo para el organismo «en un papel educativo, como reconocimiento de sus excepcionales capacidades de enseñanza y del impacto de su testimonio como sobreviviente».
El 13 de febrero pasado O’Malley recibió su renuncia y subrayó que durante estos años «Marie ha apoyado constante e infatigablemente las voces de las víctimas y de los sobrevivientes para que fueran escuchadas», y para que su «curación» se convirtiera en «una prioridad de la Iglesia». Este trabajo lo hizo con una gran dedicación, para que nadie tuviera que sufrir lo que ella cuando a los 13 años sufrió los abusos de un capellán durante una hospitalización. Pero Marie Collins se encontró con un muro.
Como escribió NCR, incluso la más simple petición de la Comisión es «aprobada por el Papa». Por ejemplo deber responder «siempre» a las cartas enviadas al Vaticano por las víctimas de abusos, pero un «oficial de la Curia» se negó a hacerlo. Y aún peor. La Comisión había recomendado instituir un tribunal para juzgar a los obispos negligentes y el Papa había dado su consenso, anunciándolo en junio de 2015: «hasta el momento —continúa NCR— la Congregación para la Doctrina de la Fe, como la baronesa Sheila Hollins declaró a la Royal Comission, ha encontrado problemas “legales” no especificados, por lo que nunca fue instituido (el tribunal, ndr.)».
«Una situación imposible», a la que «he asistido con desconsuelo», afirmó Marie Collins. En la carta que difundió desde su cuenta de Twitter explicó: «Desde que comenzó el trabajo de la Comisión en marzo de 2014 me quedé impresionada por la dedicación de mis colegas y por los deseos sinceros de Papa Francisco de ofrecer una asistencia a la cuestión de los abusos sexuales del clero. Creo que la constitución de una Comisión, la propuesta de que participaran expertos externos para que la aconsejaran sobre lo que era necesario para dar mayor seguridad a los menores fueron sinceras. Sin embargo, a pesar de que el Santo Padre hubiera aprobado todas las recomendaciones que hizo la Comisión, hubo frenos constantemente. Esto sucedió debido a la resistencia por parte de algunos miembros de la Curia vaticana al trabajo de la Comisión. La falta de cooperación, en particular por parte del Dicasterio más estrechamente involucrado en el tratamiento de los casos de abuso, fue vergonzosa».
Entonces, no le quedó más remedio que renunciar. «Cuando acepté mi nombramiento en la Comisión en 2014 —explicó— dije públicamente que, si hubiera encontrado algún conflicto entre lo que estaba sucediendo tras bambalinas y lo que se decía públicamente, no me habría quedado (en la Comisión, ndr.). Y he aquí que este punto ha llegado. Siento no tener otra posibilidad que renunciar para mantener mi integridad».
El Papa aceptó su renuncia expresando «profundo aprecio» por su obra a favor de las víctimas. Una «aportación extraordinaria» que «me faltará», escribió O’Malley en nombre de los demás miembros de su equipo en una breve nota. «Seguramente —prometió el purpurado estadounidense— escucharemos con atención todo lo que Marie querrá compartir con nosotros sobre sus preocupaciones», que serán discutidas en la plenaria de la Pontificia Comisión, que será el próximo mes. «Estamos profundamente agradecidos por la voluntad de Marie de seguir trabajando con nosotros en la formación de los jefes de la Iglesia, incluidos los próximos encuentros para nuevos obispos y para los dicasterios de la Santa Sede. Nuestras oraciones permanecerán con Marie y con todas las víctimas y sobrevivientes de abusos sexuales». Collins deseó, por su parte, «lo mejor» a sus ex-colegas «para el futuro», y expresó su deseo de que logren «superar esta resistencia» interna.
Con la renuncia de Collins la Comisión cuenta con 16 miembros, pues hace exactamente un año entró al escenario el inglés Peter Saunders, asesor del equipo y también víctima de un sacerdote pederasta, quien atacó duramente en junio de 2015 al cardenal australiano George Pell, prefecto de la Secretaría para la Economía y miembro del «C9», durante la transmisión televisiva australiana «60 Minutes».
Vatican Insider
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