Abro los ojos, entra mucha luz por la ventana… ¡debe ser muy tarde! ¿Tarde para qué? La percepción del tiempo, en el mes de encierro en casa, ha cambiado por completo. ¿Planes?… Ya veremos, lo primero un café y la última torrija. Me voy ubicando, primer lunes de Pascua… sigo desayunando.
Con el Diurnal (*1) y la postal de cuadro “Mañana de Pascua” (*2) aterrizo suavemente en la Pascua y sus primeros momentos silenciosos, clandestinos, llenos de emociones y sorpresas; protagonizados por las mujeres casi tan invisibles como el Resucitado.
Ellas y los cuatro apóstoles evangelistas me invitan a recorrer los primeros momentos del descubrimiento pascual, donde la muerte oscura no es el final sino un mundo de sorpresas, reconocimientos, recuerdos y envíos.
Ha sido muy interesante no limitarme al texto que toca este año. He dejado que Mateo, Marcos, Lucas y Juan me expliquen ampliamente. Porque de esos momentos iniciales y de los siguientes, que iremos viendo en las lecturas de toda la Pascua, quiero beber y volver las veces que haga falta para mantener fresco el mensaje de Jesús Resucitado.
Este año 2020, en el ambiente flotan sufrimiento, enfermedad y muerte. El desánimo, el miedo, la incredulidad, la desconfianza pueden ser compañeros en la quietud de estos días. Creo que la extraña Semana Santa de este año acerca a aquella que sucedió hace 2020 años. Y la Pascua, seguro, también nos hará adentrarnos en lo que vivieron los que seguían a Jesús escondidos en sus miedos, rechazos e incredulidades.
Las mujeres mezclaron el miedo y la alegría… como lo habían hecho con los “aromas que habían preparado”… “para ir a embalsamarlo” y se lanzaron a lo desconocido, sin ni siquiera saber cómo solucionarían el problema práctico de retirar la piedra de la puerta del sepulcro.
Como nada hizo que retrocedieran tuvieron el privilegio de recibir dos regalos: ser las primeras en saber que había resucitado y ser nombradas mensajeras de la Gran Noticia.
¿Alguien puede pensar que les afectó el que no dieran crédito a sus palabras? No, creo que no. Lo creo porque las mujeres siguen siendo multitud en el Pueblo de Dios, aunque su palabra, su testimonio y su implicación en la vida de la Iglesia no sea reconocido con el mismo valor que el de los hombres.
¡Seguiremos, compañeras, porque el primero en reconocerlo fue Jesús, antes y después de su Resurrección (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).
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(*1) Diurnal: libro que contiene las oraciones de la Liturgia de las Horas u Oficio Divino correspondientes al día: Laudes, Tercia, Sexta, Nona, Vísperas y Completas.
(*2) Cuadro del pintor Kaspar Friedrich y está en el Museo Thyssen (Madrid).
(*3) Mt 28, 1-10; Mc 16, 1-7; Lc 24, 1-11; Jn 20, 11-18.
Mari Paz Lopez Santos
17 de abril de 2020
Eclesalia
17 de abril de 2020
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