1.-Preparación para el encuentro:
En este lunes de Pascua, nos preparamos al encuentro con el Resucitado. En un lugar
tranquilo, en el silencio de la intimidad, dispongamos el corazón, nuestra mente y todo
nuestro ser para acoger al Señor…en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
2.- Petición:
Pedir al Señor la gracia de sentirme y saberme amada por quien dio su vida por todos
nosotros…
3.- Lectura del Evangelio, Mateo 28, 8-15:
“Ellas salieron rápidamente del sepulcro, llenas de miedo y gozo, y corrieron a dar la
noticia a los discípulos.
Jesús les salió al encuentro y les dijo: ¡Alégrense!
Ellas se acercaron, se abrazaron a sus pies y se postraron ante él.
Jesús les dijo: No teman; avisen a mis hermanos que vayan a Galilea, donde me verán.
Mientras ellas caminaban, algunos de la guardia fueron a la ciudad y contaron a los
sumos sacerdotes todo lo ocurrido. Estos se reunieron a deliberar con los ancianos y
ofrecieron a los soldados una buena suma encargándoles:
Digan que durante la noche, mientras dormían, llegaron los discípulos y robaron el
cadáver. Si llega la noticia a oídos del gobernador, nosotros lo tranquilizaremos para que
no los castigue.
Ellos aceptaron el dinero y siguieron las instrucciones recibidas. Así se difundió ese
cuento entre los judíos hasta el día de hoy”
4.-Reflexión:
Desde el sepulcro vacío encontramos dos mensajes: el de las mujeres que se convierten
en las mensajeras de la resurrección, y el de los guardias del sepulcro, que se dirigen a
los sumos sacerdotes para contar lo ocurrido. Mateo presenta dos posturas que podemos
adoptar tras la Resurrección de Jesús: la de las mujeres, o la de los guardias y sumos
sacerdotes que han visto, saben lo que ha ocurrido, pero se niegan a aceptarlo.
Podríamos mirar los acontecimientos que hemos revivido en esta Semana Santa, y todos
los acontecimientos de la historia, con los ojos de quien dice que siempre ganan los que
tienen el poder, y que los pobres y vulnerables siempre son vencidos. La fe en la
resurrección, en cambio, nos asegura que en la humanidad hay una irresistible energía
que hace nacer de nuevo, a pesar de las derrotas, de las dificultades, de los dolores
profundos, y nos invita a apostar siempre por la vida.
Es interesante notar que son dos mujeres las encargadas de realizar el primer anuncio de
la resurrección. Teniendo en cuenta que en esa época el testimonio de una mujer no era
considerado válido. Son dos mujeres las primeras portadoras del mensaje pascual. Ellas
que habían ido a visitar el sepulcro, todavía no se daban cuenta de la luz que está
naciendo y que iluminará el nuevo día, pero en sus corazones se fue abriendo la certeza
de que Jesús esta vivo.
Son las mujeres las que tienen la primera experiencia de la resurrección de Jesús, y la
comunican a los discípulos. Las mujeres que tienen una alianza instintiva y profunda con
la vida, son las que perciben que la vida, la Vida verdadera, no ha muerto. Guardan en su
corazón las palabras de Cristo: “El que cree en mí, aunque muera vivirá. El que vive y
cree en mí no morirá jamás”. Perciben que la muerte no es la ultima palabra.
Ellas ayudaran a comunicar que Jesús vive, que su mensaje de amor no ha sido borrado
por la muerte, y que su cruz ha sido la manifestación máxima de la vida y del amor.
Lo que ocurrió en aquel momento sigue ocurriendo hoy, Jesús sigue resucitando en
nuestros corazones, sigue saliendo a nuestro encuentro y nos dice: “Alégrense” “No
teman”.
Este año hemos vivido una Semana Santa diferente, inusual, quizás más significativa y
profunda, celebrando desde nuestros hogares con mucha fe y esperanza. Pero, es el
mismo Cristo el que resucita, que disipa el miedo y la oscuridad, no nos quedemos en el
sepulcro como los guardias, sino que, como las mujeres, salgamos a anunciarlo,
especialmente hoy en medio de la situación que vivimos.
¿Qué significa para mi la Resurrección de Jesús? ¿Cambia mi vida?
5.- Oración personal:
Termino mi oración dando gracias por este momento de intimidad con el Señor, me puede
ayudar la siguiente canción…
Beatríz Mediano
Centro de Espiritualidad Ignaciana
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