Tuesday, June 10, 2008

Obispo de Bayona: «Siempre hace falta gente que conserve la facultad de diálogo»


Se encuentra a la espera de que llegue quien le suceda al frente de la Diócesis de Baiona, Lescar y Olorón. Originario del Departamento vecino de las Landas, Pierre Moleres quiso integrarse desde el principio y, para ello, aprendió euskara. Sus feligreses coinciden en que «ha comprendido totalmente el alma del país». Antes de que deje su cargo porque, desde el Concilio Vaticano II, los obispos deben hacerlo al cumplir los 75 años, y se retire a su pueblo natal, Monseñor Pierre Molères ha aceptado responder a las preguntas de Arantxa Manterola en GARA.

Aunque la Iglesia católica tiene un peso importante en Euskal Herria, las cosas han cambiado mucho estos últimos años. Cada vez hay menos vocaciones, el propio Seminario de Baiona cerró sus puertas, la práctica religiosa ha descendido... ¿Cómo explica esta crisis?
No hay que equivocarse de siglo. Ya no estamos en el País vasco de hace cincuenta años. Como en todas partes en Europa, las grandes evoluciones y mutaciones culturales también han penetrado en el País vasco: la transformación de los medias, la revolución de la mujer, la del trabajo, los sucesos del 68 que han sido como un revelador de tendencias profundas, como un electro-shock... Después de las guerras mundiales las cosas han cambiado mucho y el País vasco, relativamente preservado hasta entonces, ha sufrido los contragolpes de estos cambios muy fuertemente.
Además, el catolicismo no es ya la única opción religiosa; están el Islam, el budismo, y existe también el fenómeno del escepticismo moderno. En resumen, un montón de cosas que hacen que estemos en un periodo histórico de cuestionamiento de muchos valores que parecían ancestralmente perennes. Pero en vez de ver esto como una catástrofe y desesperarnos, se trata de levantar acta de la situación y de retomar el camino de la renovación.
¿No le parece que la sociedad no entiende algunas posiciones inflexibles de la Iglesia o su falta de adaptación a los tiempos?

Quisiera subrayar varios elementos. El primero es la Iglesia como institución. Estamos en una sociedad que interpela y critica enérgicamente todo lo que es institucional, sea el Estado, la Justicia, la Policía... y la Iglesia, como institución, no escapa a esa tendencia. En segundo lugar, está la cuestión de la imagen, de las imágenes que la Iglesia proyecta de sí misma, algunas de ellas muy positivas por cierto, por ejemplo las de las comunidades cristianas o las del Abad Pierre o la Hermana Emmanuelle considerados como los ciudadanos más queridos por sus compatriotas. En tercer lugar, está el mensaje de la Iglesia. Distinguiría dos aspectos en este mensaje: uno que tiene que ver con el punto de vista de la persona como individuo y el otro, el de la persona humana en la sociedad. El mensaje que concierne la posición de los cristianos en la moral social es mucho más y mejor escuchado que el que afecta a las cuestiones personales y éticas que tienen que ver con la moral personal... Por lo tanto, mí valoración sobre la posición de la Iglesia es más matizado.
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