Mensaje de Cardenal Errázuriz
Por encontrarse en Roma, realizando su visita Ad Limina, el Cardenal Francisco Javier Errázuriz no pudo presidir la ceremonia. Sin embargo, envió un sentido mensaje a los asistentes. En parte el mensaje señala: “Hoy renovamos nuestro compromiso (con los Derechos Humanos) en un contexto cultural que ‘tiende a proponer estilos de ser y de vivir contrarios a la naturaleza y dignidad del ser humano. El impacto dominante de los ídolos del poder, la riqueza y el placer efímero se han transformado, por encima del valor de la persona, en la norma máxima de funcionamiento y el criterio decisivo en la organización social’ (Documento de Aparecida, 387). Por esta razón, y con urgencia, ‘nuestra fidelidad al Evangelio nos exige proclamar en todos los areópagos públicos y privados del mundo de hoy, y desde todas las instancias de la vida y misión de la Iglesia, la verdad sobre el ser humano y la dignidad de toda persona humana’.(DA 390). Es lo que hacemos en esta conmemoración con la esperanza de que cada varón y cada mujer, puedan ver reconocidos sus derechos en una sociedad que ponga como máximo valor la dignidad de la persona humana, y con ella el respeto que se le debe, así como la promoción de todas las condiciones que favorezcan su desarrollo integral, en una comunidad que busque la justicia, la comunión y la paz”
El perdón es posibleDurante la celebración litúrgica, la Pastora evangélica Juana Albornoz leyó la Primera Lectura y el Padre Georges Abed, de la Iglesia Ortodoxa del Patriarcado de Antioquía, proclamó el Evangelio que relata la parábola del Buen Samaritano. Durante la homilía, Monseñor Juan Luis Ysern recordó su propia participación en el Simposio de 1978 y dijo: “a pesar de la intensidad con la que vivíamos toda esa labor, podemos tener el riesgo de dejarla como simple recuerdo. Con eso estaríamos traicionando nuestra misión de hacer visible el amor salvador del Señor. Hacerlo así sería hacerse cómplice del atropello perturbador de la convivencia en la actualidad”. Añadió: “Son muchas las formas con las que se atropella hoy día la dignidad de la persona y son muchas las personas que son atropelladas, o que van quedando debajo de la mesa. Todo ello es un atentado contra la paz”. Señaló, por otra parte, que el perdón es posible y expuso su experiencia tras la violenta guerra civil española: “Mi padre fue torturado y abandonado como muerto. Gracias a Dios no murió. Terminada la guerra, jamás, jamás, nosotros, los hijos, ni a él ni a mi madre que tanto había sufrido, les pudimos escuchar una palabra de odio, venganza o indeferencia hacia quienes habían causado tanto sufrimiento, sino que les vimos prestándoles los servicios que necesitaban. El perdón es posible. ¡Es posible!”.
Ser persona
Durante la ceremonia se exhibió parte de un documental inédito, realizado en 1978, que recoge lo vivido durante el Simposio y se trata de una verdadera hazaña para los recursos audiovisuales disponibles por esos años. Tras la puesta en escena, los asistentes aplaudieron y se mostraron visiblemente emocionados. Luego, entregaron su testimonio María Luisa Sepúlveda, Delegada Presidencial para los Derechos Humanos y ex secretaria Ejecutiva de la Vicaría de la Solidaridad; y Monseñor Cristián Precht, primer Vicario de la Solidaridad.
“Con la mirada puesta en el futuro celebramos en 1978 el año de los Derechos Humanos en Chile. Con la mirada puesta en el futuro celebramos esta conmemoración porque el futuro comienza hoy y no mañana, y la vida de los pobres no admite dilación”, señaló Monseñor Precht. Y agregó: “Los Derechos Humanos son y han sido una carta de navegación indispensable para vivir en sociedad. Algunos de ellos son anteriores al Estado y a cualquier legislación, como el derecho a la vida, a la integridad física y sicológica, el derecho al buen nombre, a la salud, al alimento cotidiano, al trabajo, a la vivienda. Otros, por cierto, requieren ser normados y para eso existen los Tratados y los pactos que han sucedido a la Carta Universal. A esta realidad se suma la inspiración de quienes creemos firmemente que los derechos humanos son los derechos de Dios, y que lo que hacemos al menor de los hermanos al mismo Señor se lo hacemos. Con esa convicción decimos que el futuro comienza hoy y no mañana para los habitantes de esta querida Patria nuestra en que juntos estamos reaprendiendo el arte de vivir en democracia y en que es fácil llenarnos de exigencias más que de propuestas, sobre todo cuando se evidencian las crisis propias de toda convivencia”.
Finalmente, Monseñor Precht invitó a los presentes a encender los cirios que les fueron repartidos a la entrada y a volver a comprometerse solemnemente con la defensa de la vida, con la equidad, con la educación de calidad, con la rehabilitación de los internos, con la acogida a migrantes y refugiados y con abrir espacios de participación y trabajo para los más jóvenes.
Ver mensaje de Cardenal Errázuriz
Ver Homilía de Mons. Juan Luis Ysern
Ver testimonio de Mons. Precht
Fuente: DOP www.iglesiadesantiago.cl
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