Sunday, December 14, 2008

La homilía de Betania: ABRIR CAMINOS DE ENCUENTRO Y ESPERANZA

Por José María Martín OSA


1- El profeta Isaías invita a todo el pueblo que retorna del destierro a la esperanza. La acción de Dios es efectiva y eficaz. La Jerusalén que ahora ven arruinada, será en un futuro un lugar al que acudirán todas las naciones de la tierra. Es una realidad muy dura la pobreza, la emigración y el cautiverio. Es una realidad sufriente que experimentan las personas que han tenido que abandonar su país en busca de una vida mejor y ahora se encuentran con la lacra del paro. Se ha triplicado el número de personas que acuden a Cáritas en busca de trabajo y comida. La crisis económica afecta a todos, pero sobre todo a los más pobres. La vocación del profeta esta dirigida hacia esas personas de entonces y de ahora. Se siente capacitado por Dios para el anuncio de "buenas noticias" de esperanza a los marginados del país. Las cosas están difíciles pero podemos salir adelante, Dios no nos abandona, parece decir el profeta. Aunque haya dificultades al regreso el Señor ha revestido al pueblo de ropas de salvación, le ha retornado el don de la tierra, y así como está hace germinar los frutos, quien hace germinar la justicia y la alabanza es el Señor. Proclama el año de gracia, pues el Señor hará brotar la justicia para todos. Un gran reto es para nosotros colaborar con el Señor para que esta justicia sea una realidad en nuestro mundo.



2- El salmo recoge hoy la oración agradecida de María cuando visita a Isabel, que la tradición llama Magníficat. En este domingo “laetare” María manifiesta su gozo y alegría con Dios proclamada también por el profeta Isaías. Pero su oración está basada sobre todo en el cántico de Ana que encontramos en el 1Sam 2, 1-10. Se centra en dos grandes temas, por una parte los pobres y humildes son socorridos en detrimento de los poderosos, y por otra, el hecho de que Israel es objeto del favor de Dios desde la promesa hecha a Abrahán (Gén 15,1; 17,1). María canta la grandeza de Dios salvador que se ha fijado en los humildes, especialmente en la pequeñez de María, y nos muestra que la lógica de Dios no siempre coincide con la lógica e los poderosos. Precisamente ha hecho una promesa con un pueblo pequeño cumpliendo la promesa de Abrahán, se ha fijado en la humildad y pequeñez de María, ha derribado del trono a los poderosos y enaltece a los humildes. La lógica de Dios pasa por el reconocimiento de los más pequeños como sujetos preferenciales de su acción. En eso consiste ser creyente. Esta es la palabra profética que la tradición pone en boca de María.



3.- En la segunda lectura vemos cómo el apóstol Pablo invita a la comunidad de Tesalónica a la fidelidad y a la alegría. La vida de la comunidad tenía algunas dificultades: problemas con los animadores de la comunidad, peleas, desánimo, falta de fe, fornicación. Es una comunidad que se ha convertido del paganismo al cristianismo y que ha dejado los ídolos, sus dioses, para seguir al Dios verdadero, pero que le cuesta desprenderse del todo de sus tradiciones antiguas, de su legado cultural. Parece que la exigencia de la vida de comunidad no le era satisfactoria a muchos que se sentían desilusionados. Es por esto que Pablo les llama la atención; reconoce que ha sido una comunidad que se ha esforzado por seguir a Jesús, que posee el Espíritu del Resucitado, pero que aún puede dar más. Les llama a estar alegres, a orar constantemente, a no dejarse desanimar. No se trata de rechazar todo lo que les viene de fuera y que les impide la vida de comunidad, se trata de examinar todo y quedarse con lo bueno. Les llama a fidelidad y a continuar en el camino que han emprendido. No hay que dejarse desanimar por los problemas, que siempre habrán, se trata de ser fieles al camino emprendido y vivirlo con alegría pues estamos convencidos que es el mejor camino a la felicidad.



4.- Facilitar el camino de encuentro con Dios. El evangelio de Juan no presenta el testimonio de Juan el Bautista que meditaremos a lo largo de esta semana litúrgica. La lectura nos introduce diciendo que este es el testimonio de Juan y luego nos cuenta que de Jerusalén los dirigentes judíos enviaron delegados para preguntarle si era el Mesías o Elías que precedería a la llegada del Mesías. La respuesta de Juan es ambigua. Si bien no se reconoce como Mesías tampoco se reconoce como Elías que ha de venir; sin embargo, si se reconoce como la voz que clama en el desierto, que prepara la venida del Mesías. La respuesta genera una pregunta lógica en los emisarios judíos: si no eres entonces ¿por qué bautizas? Su respuesta es parecida a la primera, el bautismo de agua es un bautismo purificador, si se quiere externo, pero quien vendrá traerá un bautismo que purificará a todo el ser humano y ante el cual el bautismo de Juan es sólo anticipo.


Es claro que la figura de Juan el Bautista tiene gran importancia para las primeras generaciones cristianas. Además de homologarlo con el profeta Elías, muchos de los seguidores de Juan pertenecieron a las primeras comunidades cristianas. Por otro lado, fue crítico ante el poder dominante de los romanos y de Herodes, lo que le llevó a la muerte. Fue un hombre que supo entregarse a su misión y que supo ver en el futuro que se avecinaba, los tiempos esperados.


Allanar el camino al Señor es lo que propone el Bautista. Traducido a nuestro tiempo podemos decir que los cristianos tenemos que hacer lo posible para que el Señor llegue a la vida de todos los hombres y facilitar el acercamiento de estos hacia Dios. Tenemos que ser más significativos, mejores testigos en medio de nuestro mundo. Así será posible que los caminos estén expeditos y hagan posible el encuentro del hombre con Dios. Si este se produce, surgirá la alegría en muchos corazones.

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