Nuestra Señora de Guadalupe

LA VIRGEN MESTIZA


Por Gustavo Vélez, mxy


“En cuanto Isabel oyó el saludo de María se llenó de Espíritu Santo y dijo a voz en grito: Bendita tú entre las mujeres”. San Lucas, Cáp. 1.


1.- Según antiguas crónicas, en 1531 la Virgen María se apareció a un humilde indígena, de nombre Juan Diego. Tal acontecimiento, certificado luego por el obispo de Méjico, Juan de Zumárraga, motivó la conversión de muchos nativos a la fe católica. Este prelado de la orden franciscana, apenas llegado al nuevo mundo, se propuso acercar las dos culturas, protegiendo a los indios, poniendo freno a los españoles.


En esta coyuntura la aparición de Nuestra Señora fue un signo claro de la presencia del Señor, en el proceso de evangelización de aquellas tierras. De la protección de María para todos su hijos.
La imagen de Nuestra Señora de Guadalupe quedó impresa en el “ayate” de Juan Diego. Una pequeña manta que sirve a los indios para acarrear diversos objetos. Su trama es burda y ningún pintor la hubiera elegido para realizar un dibujo. El pintor celestial representó a María como una joven mestiza, anticipándose un poco a la historia. Entonces no existían aún mestizos de esa edad en México.



2.- La doncella Virgen está de pie y su rostro se inclina delicadamente. El manto azul, salpicado de estrellas era la pieza con que se revestían los grandes jefes, e indica la importancia de esta señora. María está embarazada de pocos meses. Así lo indican el lazo negro que ajusta su cintura, el ligero abultamiento y la intensidad de los resplandores sobre su vientre. Apoya los pies sobre una luna negra, (símbolo del mal para los mexicanos) y el ángel que la sostiene con gesto severo, lleva abiertas sus alas de águila.



3.- Sin pretender explicaciones científicas sobre visiones y apariciones, donde lo psicológico se mezcla con lo religioso, verificamos cómo la Madre de Dios ha hecho en muchísimos rincones del mundo, “cosas grandes y maravillosas”, queriendo mostrarse cercana al pueblo de Dios. Así lo explican los innumerables santuarios, donde la bondad de María derrama gracias espirituales y corporales para todos sus devotos.


Comprobamos también que se prolonga en la historia aquel saludo de Isabel, cuando María llega a visitarla: “Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno”. Una alabanza que luego la misma Señora confirmará en el cántico el Magníficat: “Desde ahora me felicitarán todas las generaciones”.



4.- Dos elementos vale resaltar en esta festividad de Nuestra Señora. Según las estadísticas, el templo guadalupano en la ciudad de México es el más visitado de toda la tierra, excepción hecha de la basílica de San Pedro en Roma. Y de otro lado, los creyentes hemos visto en esta imagen a “La Virgen, defensora de la vida”. Ya el Papa Juan Pablo II en una de sus visitas México, señaló que Nuestra Señora aparece embarazada, como un sagrario que custodia la vida. Los indígenas mexicanos comprendieron que les visitaba la Madre de Dios. Y tras su conversión, cesaron de ofrecer sacrificios humanos, como se usaba en sus tradiciones.



5.- Hoy los creyentes pedimos la intercesión de Nuestra Señora de Guadalupe, para defender la vida contra el genocidio del aborto y otros peligros que amenazan a la niñez, por toda la tierra. En 1910 el papa san Pío X proclamó a la Madre de Dios, bajo esta advocación, patrona de toda América Latina.