Tuesday, March 10, 2009

El Papa advierte que dar muerte a embriones «suprime vidas humanas»

Cuenta Juan Vicente Boo en Abc que Benedicto XVI clarificó la enseñanza de la Iglesia sobre el uso de células madre embrionarias hace ya dos años durante un congreso en Roma sobre usos terapéuticos. La Iglesia no tiene inconveniente en que se utilicen células madre procedentes de fetos muertos espontáneamente, pero se opone de modo frontal a la destrucción de embriones para aprovechar sus células madre.


El Vaticano promueve el uso de células madre procedentes de adultos y de sangre del cordón umbilical. Al mismo tiempo, tiene gran esperanza en el sistema de «reprogramación», que ofrece perspectivas muy prometedoras. La postura de la Iglesia en los terrenos de la biotecnología avanzada figura en la instrucción «La Dignidad de la Persona», publicada en diciembre por la Congregación para la Doctrina de la Fe.


Su lógica en este terreno se basa en el principio moral de la plena dignidad «de toda vida humana, desde su concepción hasta su muerte natural», según la expresión repetida por Juan Pablo II y su sucesor. Proteger a la persona humana desde el primerísimo momento en que está formada por dos células fundidas es la única frontera segura, sin entrar a discutir sobre calendarios de días, semanas o meses en los que sería tolerable destruir una vida.


El 16 de septiembre de 2006, en su discurso al Congreso internacional sobre «Células madre ¿Qué futuro para la terapia?», Benedicto XVI subrayó que no pueden extraerse de embriones humanos al precio de causarles la muerte. En esos casos, «la investigación, al margen de su utilidad terapéutica, no se pone verdaderamente al servicio de la humanidad, pues implica la supresión de vidas humanas que tienen igual dignidad que los demás individuos humanos y que los investigadores. La historia misma ha condenado en el pasado y condenará en el futuro esa ciencia, no sólo porque carece de la luz de Dios sino también porque carece de humanidad».


Igualdad absoluta

Con esta afirmación, Benedicto XVI reitera el principio moral de igualdad absoluta en cuanto a dignidad humana entre un embrión, un feto, un recién nacido, un adulto o un anciano enfermo.Su lógica en este terreno se basa en el principio moral de la plena dignidad «de toda vida humana, desde su concepción hasta su muerte natural»


El profesor de bioética Adriano Pessina escribió en «L´Osservatore Romano» de ayer que la dignidad de la persona «debe extenderse a todas las fases de la existencia del ser humano». Justo el día en que Barack Obama aprueba financiar con dinero estatal la investigación con células madres embrionarias, el artículo recuerda que «la verdadera democracia se funda sobre la madurez del pensamiento, capaz de reconocer la igualdad de todos los hombres y de impedir toda discriminación injusta basada en su desarrollo o en su condición de salud».


El Vaticano sabe que su voz es mucho más débil que la de la Casa Blanca, como lo era el siglo pasado cuando se oponía a la eugenesia o al racismo frente a Alemania.



RD

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