Saturday, March 21, 2009

Padre del bebé-medicamento: "Si la Iglesia no nos deja, lo bautizo yo en el chorro"


Cuentan O. Carballar y R. Bocanegra en Publico que a Soledad Puertas no le gusta el fútbol, pero el 26 de abril de 2006, el día en que el Barça disputaba con el Milan las semifinales de Champions League, no quitó ojo de la pantalla. En el Senado se jugaba a esa misma hora el partido que a Soledad realmente le importaba: la votación de la Ley de Reproducción Asistida, de la que dependía la vida de su hijo Andrés. La falta de asistencia de senadores socialistas permitió al PP tumbar sus esperanzas. Pero el Congreso se las devolvió días después. Hoy, sobre la tele, ya apagada, hay varias fotografías de su segundo hijo, Javier, nacido sano hace cinco meses gracias también a esa ley. Ambos, Andrés y Javier, se miran a los ojos, cara a cara, en el mismo salón donde su madre se comía la pantalla. Se deben la vida.
Andrés es el primer niño en el mundo curado de la betalasamia mayor, que impedía la creación de glóbulos rojos. Hábilmente trasplantadas por el equipo médico del Hospital público sevillano Virgen del Rocío, las células madre de la sangre del cordón umbilical de su hermano Javier, seleccionado géneticamente, se situaron en la médula de Andrés y obraron el milagro científico. "Se pelearon las médulas de Javier y Andrés, de Andrés y Javier, a ver cuál podía más. Pudo la de Javier. La de Andrés estaba vacía", resume la madre. El 95% de sus glóbulos rojos provienen ahora de las células de su hermano.
Andrés muestra una estampa de la Virgen de Valme. Se ha caído de la carpeta de plástico donde su madre guarda los informes médicos. Y hay más: una del Sagrado Corazón de Jesús, otra de Santa Ana y una tercera de la Virgen de Fátima, la de los milagros.
"Para que luego diga la Iglesia, porque este milagro también ha sido posible gracias a ellos [los santos]", dice Soledad. "Yo he ido a rezar día tras día a la capilla del Virgen del Rocío", añade Andrés padre. Ambos posan sonrientes en su foto de boda, en un lateral del salón. Se casaron por la Iglesia en 2000, bautizaron a su primer hijo en 2002 y bautizarán al segundo cuando se queden un poco más tranquilos. "Yo soy católica, pero normal", dice Soledad.
"Espero que nos dejen", matiza el padre. "Si no, lo llevo al chorro, que echa agua fresquísima y buenísima, le meto la cabeza debajo y lo bautizo yo", sentencia, contrariado por las críticas de la Iglesia. "Los obispos, porque yo de los curas no he escuchado nada, se tendrían que haber venido a vivir con nosotros todo este tiempo, antes de la operación, que se hubieran puesto en nuestro pellejo. Mientras, ellos estaban durmiendo o rezando", zanja Soledad con Javier, sonriente, en sus brazos. "Sería chocante que no nos dejaran bautizarlo", remacha. Lo normal es que pueda bautizarse, pues es él quien entra en la Iglesia, no sus familiares, informa Jesús Bastante.
El alcalde de Algeciras quiere ponerle a un centro de salud el nombre de Javier Mariscal. Andrés se queja: "¿Y por qué no ponen: Javier y Andrés?". El Barça ganó la Champions ese año, a pesar del padre, que es madridista. Y la vida ganó a la muerte.
RD
Viernes, 20 de marzo 2009

1 comment:

Anonymous said...

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