Monday, August 24, 2009

Jesuitas: ¡Sigue cantando en el cielo!


Nacido en 1920, en Champ-sur-Layon (Anjou) en una familia de viñadores y muy piadosa, el P. Joseph Gelineau,sj, era el último de seis hijos. Como la tuberculosis le impidió seguir sus estudios con normalidad, su hermana lo ayudó a llevarlos adelante. Entre las diversas actividades que hacía, lo que más le atraía era la música. Desde temprano compuso música y tocó varios instrumentos. En esa dimensión ya se pudo apreciar su calidad de autodidacta.
Su salud no le permitió ser un misionario como hubiera querido y entra al el Seminario Mayor de d’Angers en 1939. Ahí se encarga del órgano y compone música para la liturgia. En ese contexto comienza un discernimiento con el Padre Feuillet, religioso del Santo Sepulcro, quién le dice que “los jesuitas sacarán alguna cosa de ti”. Joseph entra al noviciado de Laval en 1941, donde fue acogido por el padre Félix Mollat. Pronto hace un año de juniorado. Su profesor de francés, el P.Joseph Paves, le dijo al provincial, P. Marcel Bith: “Si quiere sacar cualquier algo bueno del hermano Gelineau, póngalo a estudiar y crear música.” Después de su 1er Año de filosofía, es enviado por el P. Provincial a Paris para realizar estudios de música.
En la comunidad de la calle Raynouard se siente muy libre y se inscribe en L’École César Franck y participa de numerosos encuentros del Centro Pastoral Litúrgico. Cuando empieza la teología compone música en el harmonio que tenía en su cuarto. De esa época son sus primeras composiciones de salmos en francés. Cuando descubre la traducción de los salmos de la Biblia de Jerusalén, siente algo así como un amor a primera vista. La publicación de los Salmos de Gelineau se inicia en 1953 con el florilegio experimental Veinticuatro salmos y un cántico.
En 1957 funda con otros padres la revista Église qui chante (Iglesia que canta) de la cual será redactor jefe por veinte años. Después del Concilio Vaticano II fue nombrado experto para varias comisiones romanas de renovación litúrgica. En 1979 llega a ser por primera vez cura de cinco parroquias de base, como había soñado. De este periodo él recoje muchas enseñanzas. Por fin, en 1997 sintiendo el límite de la edad, se retira para Vallorcine cerca de Chamonix para llevar una vida de jubilado muy productiva en términos musicales.
En la tarde del 8 agosto de 2008, el P. Joseph, bueno y fiel artesano de la música litúrgica, concluye su servicio en la tierra para unirse para siempre al coro de los ángeles.
CPAL

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