Friday, August 07, 2009

La Iglesia de Bolivia pide diálogo y respeto a la diversidad: "más sabiduría y menos habladuría"


Sucre (Patricio Downes, RD).- El cardenal de Bolivia, Julio Terrazas Sandoval, afirmó que "nadie que llega allí a una responsabilidad (de gobierno), puede sentirse Dios o rechazar a Dios, toda su actuación tiene que ser sembrar la caridad de Dios, buscando la verdad que ilumina, tal como nos lo pide el Santo Padre en su encíclica". En coincidencia con otros obispos bolivianos, el cardenal Terrazas llamó al diálogo y a la concordia, al celebrarse el día de la independencia patria boliviana. Agregó el cardenal que la carta papal "viene para nosotros los bolivianos, como algo extraordinariamente actual: Caridad en la verdad, una caridad que está lejos de ser un mero sentimentalismo". Terrazas pidió "más sabiduría y menos habladuría", a las autoridades bolivianas, y el respeto a la diversidad.
Por su parte, el obispo de Oruro, monseñor Cristóbal Bialasik, dijo en su homilía del día patrio que "para forjar la Bolivia que todos queremos, no basta solamente pensar en el crecimiento económico, sino hay que formar hombres y mujeres que conserven, afirmen, vivan y defiendan el tesoro de nuestra fe en todas las circunstancias de nuestra vida".
Monseñor comprometió a todos los orureños, para que siguiendo el ejemplo de los santos protomártires de la independencia, muchísimos bolivianos y bolivianas, en la construcción de una Bolivia justa, unida y reconciliada.
"Por ellos - subrayó Bialasik- hago alusión a los líderes políticos y sindicales, a los empresarios y trabajadores, a los hombres de cultura y de ciencia, a las autoridades originarias, a los bolivianos que visten el uniforme de la patria, a los que de una manera u otra influyen en la marcha de la sociedad, para que juntos contribuyamos generosamente con honradez, con claridad de ideas, con espíritu solidario y de servicio, con obras eficaces, a construir una Bolivia que todos soñamos".
Por su parte, el cardenal Terrazas dijo que "Bolivia necesita un acontecimiento salvador que nos haga sentir que la Patria, más allá de los límites físicos la constituyen los hombres y mujeres que viven en esta tierra, esa es la patria por la que tenemos que rogar, por la que tenemos que pedir, por aquello que debe ser el orgullo de todos: Nuestra Patria Bolivia, en este día quiere vivir un acontecimiento transformador; para eso es esta oración, no para cumplir algo que se ha hecho durante mucho tiempo o algo que no se quiere en estos tiempos".
"Se hace porque necesitamos hablara de Dios, necesitamos hacer súplicas por todos, con las manos levantadas, rogarle a ese Dios que es el único, es el Salvador, es el Dios de la vida, el Dios del amor. Hagan oraciones, dice Pablo, por las autoridades, por los que tienen responsabilidades en la sociedad, para que tengan la manera de actuar de nuestro Dios, con inteligencia y sabiduría", agregó.
El cardenal y arzobispo de Santa Cruz de la Sierra, dijo que "el pueblo necesita que estos se manifiesten con inteligencia en nuestra sociedad, mucho más sabiduría y menos habladuría, mucho más sabiduría y menos improvisaciones. Tenemos que reconocer delante del Señor que a veces no construimos patria, no basta decir también se la está destruyendo".
"Es responsabilidad de todos hacer que este espacio que se llama Bolivia sea un espacio vuelva a repetirse el acontecimiento de la transfiguración; que aquí el Señor vuelva a brillar, vuelva a presentarse para decirnos: hay que estar con la frente levantada porque la salvación está llegando y la salvación va traer una serie de problemas, pero se manifestará también con una resurrección para todos los que han aceptado su venida".
Dijo Terrazas: "Hoy Bolivia es el monte santo, el Señor sube con sus discípulos para orar. En un día tan especial de su transfiguración el Señor empieza con la oración. Aquí ya tenemos un ejemplo y yo quiero felicitarlos también porque esta jornada la estamos empezando también con esa actitud de oración, queremos hablar con sus mejores mensajeros, así como Jesús habló con Moisés y Jeremías y hablaron de su resurrección y de su pasión, así también nosotros queremos hablar de una Bolivia que tendrá que padecer, a lo mejor, muchas transformaciones, pero que no sean transformaciones pasajeras, sino aquellas que llevan a una vida auténtica y a una vida para todos".
"En la oración que hemos hecho de la Iglesia hemos pedido humildad, nobleza, concordia, justicia, para vivir en paz y en progreso constante -señaló el cardenal-. La transfiguración del Señor nos hace ver esos pasos que hay que dar: Hablar con el Padre, hablar con sus enviados y con sus mensajeros en primer lugar, ver qué es el plan, cuál es el proyecto de Dios para toda la humanidad, para nuestro país y volver a escuchar desde esa nube la voz del Padre: Este es mi hijo muy amado, escúchenlo. Nuestro pueblo necesita hacer esta experiencia, hablar con el único Dios verdadero y oír lo que El nos vuelve a decir: Ahí está mi Hijo Jesucristo, El es el camino, El es la verdad, El es la vida, no se puede dejar a mi Hijo a un lado, escúchenlo, porque escuchando esa palabra de vida vamos a ir adquiriendo una mente y un corazón capaz de hacernos sobreponer a las dificultades y problemas que se nos presentan".
Explicó luego que Pablo aconsejaba rezar por los responsables de la comunidad, y que "no es porque él haya tenido problemas, creo que es una cuestión de valor humano. Nadie que llega allí a una responsabilidad, puede sentirse Dios o rechazar a Dios, toda su actuación tiene que ser sembrar la caridad de Dios buscando la verdad que ilumina, tal como nos lo pide el Santo Padre en su encíclica".
"Somos diferentes, respetemos las diferencias; la verdadera caridad se demuestra en el respeto, en el respeto a la dignidad de cada persona, esa es la base para buscar esa paz que todos anhelamos, esa debería ser la base para que si realmente buscamos una reconciliación en todo el país, no sea solamente fruto de una emotividad, sino que sea un compromiso de hacer de Bolivia un país no confrontado, sino lleno de concordia, de paz, lleno de justicia, de verdad, y sobre todo, signo auténtico de la libertad que todos anhelamos y que nadie puede arrebatarnos", finalizó el arzobispo de Santa Cruz.

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