Señor, 2009 fue un año difícil en todo el mundo. A medida que este año se escapa, en estos cortos días, oro sobre lo que Tú has hecho para mí y para mi mundo, desde enero pasado.
¿Cómo fui tocado por la recesión que dejó a millones de personas sin trabajo?
¿Me he vuelto más compasivo, o más egoísta y a la defensiva?
El año vió fallas en una escala masiva, en la banca, en las empresas y en el gobierno. Podríamos fácilmente caer en la depresión, llorando con el viejo lamento Gaélico: "Ochón agus ochón agus ochón!"El éxito es lo que hacemos con nuestros fracasos.
En algún lugar de toda esta miseria, Señor, Tú tienes una lección para nosotros. No la aprenderemos si simplemente cerramos filas y defendemos la forma en que siempre hemos sido. Hemos visto las consecuencias de la codicia desenfrenada. Cuando nos deseamos mutuamente un feliz año nuevo, podemos pensar dos veces antes de agregar "y próspero". La búsqueda de la prosperidad, con estrechez de miras, no ha extendido más la felicidad.
Enséñame, Señor.
Espacio Sagrado
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