Tuesday, December 29, 2009

Espacio Sagrado


Lucas 2:22-35
Asimismo, cuando llegó el día en que, de acuerdo a la Ley de Moisés, debían cumplir el rito de la purificación, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, tal como está escrito en la Ley del Señor: Todo varón primogénito será consagrado al Señor. También ofrecieron el sacrificio que ordena la Ley del Señor: una pareja de tórtolas o dos pichones. Había entonces en Jerusalén un hombre muy piadoso y cumplidor a los ojos de Dios, llamado Simeón. Este hombre esperaba el día en que Dios atendiera a Israel, y el Espíritu Santo estaba con él. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no moriría antes de haber visto al Mesías del Señor. El Espíritu también lo llevó al Templo en aquel momento. Como los padres traían al niño Jesús para cumplir con él lo que mandaba la Ley, Simeón lo tomó en sus brazos y bendijo a Dios con estas palabras:"Ahora, Señor, ya puedes dejar que tu servidor muera en paz como le has dicho. Porque mis ojos han visto a tu salvador, que has preparado y ofreces a todos los pueblos la luz que se revelará a las naciones y gloria de tu pueblo, Israel."
Su padre y su madre estaban maravillados por todo lo que se decía del niño. Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: "Mira, este niño traerá a la gente de Israel ya sea caída o resurrección. Será una señal impugnada en cuanto se manifieste, mientras a ti misma una espada te atravesará el alma."

¿Qué me estás diciendo, Señor?
Reflexiones sobre la lectura de hoy

Las mentes modernas pueden encontrar extraño el significado de la "purificación." Para la cultura israelita, ciertas situaciones, sagradas y profanas, poseen cualidades misteriosas que se transmiten a los que participaron en ellas. Éstos quedan, en cierta forma, separados de la sociedad. Para retornar a la sociedad y las actividades normales, ellos debían ser "purificados". Aunque esa actitud reflejaba una mentalidad primitiva, las leyes que se referían a la purificación colaboraron a separar a los israelitas de otras naciones, y les entregaron un mayor sentido de su propia identidad.

Mientras medito sobre la historia de la Presentación en el Templo, permito que Dios me hable, especialmente a través de las palabras de Simeón.

No comments: