Saturday, December 26, 2009

La participación de los niños, clave en la recuperación tras el tsunami


Se cumplen cinco años del tsunami que arrasó las costas del Océano Índico

La experiencia de estos cinco años ha demostrado la importancia de tratar a los niños no como víctimas pasivas del desastre sino como protagonistas de la reconstrucción para su pleno desarrollo.
El 26 de diciembre se cumplen cinco años desde que los países del Océano Índico viesen sus costas arrasadas por un tsunami de colosales dimensiones que se originó en la costa oeste de Sumatra. Indonesia fue el país más afectado, con más de 100.000 muertos, 500.000 heridos y decenas de miles de desaparecidos. Le siguieron Sri Lanka, con casi 30.000 muertos confirmados y más de 5.000 desaparecidos; la India, con casi 15.000 muertos y más de 5.000 desaparecidos, y Tailandia, con 5.000 muertos y casi 4.000 desaparecidos
Desde el primer momento, PLAN puso en marcha su maquinaria de emergencias para atender a las víctimas. Y empezó a diseñar numerosos proyectos a largo plazo que, ahora, cinco años después del desastre, han demostrado la importancia de fomentar la participación activa de los niños para que superen el trauma creado por el tsunami y logren su pleno desarrollo.
La ONG sigue presente en Indonesia, Tailandia, India y Sri Lanka, donde ha atendido hasta el momento a más de un millón de personas. Los proyectos se han centrado no sólo en la reparación de daños materiales y cura de daños físicos, sino también en las heridas psicológicas que dejó el tsunami en los niños que perdieron a sus seres queridos.
En total, recaudó 49,1 millones de dólares de sus donantes para ayudar a los afectados a reanudar sus vidas. Siguiendo su propia metodología basada en el desarrollo comunitario centrado en la niñez, los proyectos han sido de apoyo psicosocial y protección infantil, salud, agua y servicios sanitario, vivienda y desarrollo comunitario, educación, cuidado infantil precoz, alimentación y control de situación catastróficas. Todos los proyectos se han caracterizado por fomentar la participación activa de los niños y las niñas, para hacerles protagonistas de la reconstrucción y desarrollo de sus comunidades más allá de un papel de víctimas pasivas.
Este es un resumen del trabajo realizado por PLAN en estos cinco años:
• Indonesia
Cuando comenzó su labor humanitaria en Indonesia, la cifra de huérfanos por el tsunami oscilaba entre los 6.000 y los 10.000. Más del 15% de la población infantil estaba desnutrida y uno de cada cinco bebés padecía diarreas. La ONG repartió de emergencia suministros de agua para 40.000 personas y suplementos nutricionales en los lugares donde no había comida. A la vista de estos datos, decidió que ayudaría en la reconstrucción de las comunidades indonesias afectadas, pero al mismo tiempo desarrollaría programas para mejorar el cuidado de los más pequeños y velar por su desarrollo, siguiendo la lógica de que la inversión en los niños de edades tempranas tendría un impacto mayor y más duradero.
La primera medida fue prestar ayuda a embarazadas y recién nacidos a través de la construcción y dotación de 25 centros maternales de la salud, la formación de 47 comadronas y la creación de 39 ambulatorios que estuviesen dotados con salas de juegos para ofrecer actividades lúdicas y suplementos nutricionales a bebés y preescolares. En la actualidad, estos puestos de salud ofrecen cuidados básicos y funcionan como motores en la educación infantil hasta los cinco años. Hasta la fecha se han inscrito al menos 25.000 niños en estos programas de cuidados infantiles y desarrollo, y los adultos de sus comunidades han constatado que los bebés que se acogieron al programa impulsado por PLAN son más expresivos y despiertos.
Desarrolló un programa de formación de Pequeños doctores para concienciar a los niños indonesios de la necesidad de cumplir unas reglas básicas de higiene. Participaron 240 niños de cursos entre cuarto y sexto grado, procedentes de 12 colegios, para que tomasen medidas básicas sobre higiene personal, nutrición o limpieza del entorno, y con estos conocimientos ayudasen a que sus comunidades fuesen más limpias y sanas. A través de juegos y clases, los Pequeños Doctores aprendieron a dar primeros auxilios a sus compañeros, a controlarles para que éstos se cortasen las uñas, llevasen zapatos o se lavasen los dientes y las manos.
Los programas impulsados en Indonesia también se han encaminado a la formación de adultos, para que puedan mejorar los cuidados a los niños en diversas áreas. Por ejemplo, se entrenó a los profesores para que eliminaran los castigos corporales de sus lecciones y dieran unas clases más interactivas y estimulantes para los niños.
• Sri Lanka
En Sri Lanka se instaló el Buzón alegre/triste en 64 colegios de uno de los distritos más afectados por el maremoto, Hambantota. Se trataba de pequeñas cajas que venían con el lema “Dinos por qué estás contento o triste”, para animar a los pequeños a escribir sobre sus sentimientos. Se formó a profesores y asesores para que pudieran responder adecuadamente a las cartas de los niños, consiguiendo que los buzones actuasen como una vía de escape para todos los niños, no sólo los afectados por la catástrofe. A medida que fluía la comunicación fueron apareciendo carencias, necesidades y denuncias, a raíz de las cuales PLAN implantó programas de concienciación sobre el abuso infantil para informar a los niños y sus familias de sus derechos y de los servicios de ayuda disponibles. La ONG reforzó estos servicios de apoyo y trabajó con las comisarías para mejorar su respuesta en los casos de abuso.
La iniciativa más llamativa que se impulsó en Sri Lanka se denominó Los niños del Mar, y sirvió para que 22 adolescentes afectados por la tragedia pudieran liberar su dolor a través del teatro. El director y productor inglés Toby Gough y el director de proyecto y productor Hana Alhadad crearon una producción de teatro al estilo hollywoodiense llamada Los niños del Mar. El proyecto contó con la participación de Anoja Weerasinghe, una de las actrices más famosas de Sri Lanka, y estuvo respaldado por la cantante de pop Kylie Minogue. Los niños, que no contaban con ninguna experiencia previa en teatro, supieron canalizar sus emociones a través de un espectáculo lleno de energía, que combinaba la interpretación con la música y el baile. Los jóvenes artistas actuaron ante 150.000 personas en los campos de refugiados para las víctimas del tsunami en Sri Lanka y Tailandia. Para muchas de ellas, era la primera vez que veían una obra de teatro en vivo y en directo.
• India
En la India, PLAN trabajó con Real, una organización asociada en este país, para enseñar a varios niños a realizar encuestas que recogieran las necesidades de los habitantes de su zona. Durante diez días, se dieron a 25 niños nociones sobre la elaboración de encuestas. Con estos conocimientos, los pequeños participantes encuestaron a más de 700 personas en una semana, obteniendo 4.650 respuestas a preguntas sobre temas como los refugios temporales, el acceso al agua potable, las prestaciones de ayuda o los centros de atención infantil. Estas respuestas sirvieron para orientar a la organización sobre las necesidades más urgentes de los habitantes del distrito de Nagapattinam, uno de los más afectados por el tsunami en la India. Al mismo tiempo, al involucrar a los niños en el trabajo comunitario, se consiguió que estos ganasen confianza en sí mismos y el respeto de los adultos.
• Tailandia
La principal campaña desarrollada en Tailandia recibió el nombre de La caravana de los niños. El alma del proyecto eran tres pequeñas furgonetas pintadas de colores alegres por niños, adultos y artistas tailandeses. En cada uno de los vehículos viajaban tres asesores formados, que realizaban viajes de cinco días durante los que visitaban colegios para implicar a los niños en terapias de arte, baile y drama que les sirvieran para ayudarles a recuperarse psicológicamente. Sólo en el primer año se atendió a 2.500 niños.
La ONG también colaboró en la creación de un servicio de ayuda telefónica para niños (llamado Childline), que recibió miles de llamadas de pequeños que necesitaban expresar sus preocupaciones o buscaban becas para no tener que abandonar el colegio. Childline ayudó a 61 niños a encontrar becas y aconsejó a muchos otros en asuntos educacionales, sanitarios y legales.
La tercera iniciativa desarrollada en Tailandia contó con la participación de varios fotógrafos y realizadores profesionales, que se desplazaron a las comunidades del sur del país para enseñar a 120 estudiantes con edades comprendidas entre los 10 y los 15 años a manejar cámaras, escribir guiones y editar películas. Con esta propuesta, los niños aprendieron a expresarse por otros medios, mejoró su confianza en ellos mismos y supieron transformar su dolor y su esfuerzo en películas y fotos de gran creatividad que se exhibieron públicamente. Al volver a sus comunidades, los niños se llevaron consigo las cámaras con las que habían aprendido y fundaron clubes de cine y arte para contagiar su entusiasmo a otros alumnos.
El funcionamiento de todas estas actividades demuestra la necesidad de dar un rol activo a los niños en la recuperación de desastres que hayan afectado a sus comunidades, en vez de darles un papel pasivo como víctimas. En los últimos cinco años, los niños supervivientes al tsunami han demostrado su capacidad para resolver problemas con más creatividad y agilidad que los adultos. Asimismo, su participación en las tareas de recuperación les ha servido para crecer como personas y contribuir positivamente al desarrollo de su comunidad.
Al cabo de cinco años, los resultados hablan por sí mismos:
• En Indonesia se ha erradicado la desnutrición severa, la malnutrición moderada bajó de un 15,4% a un 2,7% y la diarrea entre bebés de 6 a 23 meses cayó desde un 19% a un 4%. Los niños, ayudados por los programas, actuaron como los catalizadores del cambio.
• En Sri Lanka, la iniciativa del Buzón alegre/triste tuvo tan buen resultado que se extendió a 75 colegios, y sirvió para mejorar la comunicación entre niños, profesores y familias.
• La producción Los niños del mar tuvo tanto éxito que se creó una segunda parte, llamada Buscando a Marina, en el que los niños profundizaron en el tema de la guerra, un problema de décadas en Sri Lanka. Las dos obras se exhibieron en el Festival Fringe de Edimburgo (ediciones de 2005 y 2006) y cosecharon varios premios y la ovación del público.
• La Caravana Infantil de Tailandia visitó 28 colegios y dos centros de atención infantil en tres provincias tailandesas. Se identificó a 223 niños con problemas psicosociales, de los cuales se llevó a 162 a otros centros para que recibieran un tratamiento adecuado. Se trata de una cifra significativa debido a que en Tailandia existen fuertes prejuicios en torno a la prestación de ayuda psicológica.
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