Saturday, December 11, 2010

Virgen de Guadalupe eligió a Juan Diego por su humildad, dice Cardenal Rivera



MÉXICO D.F., 10 Dic. 10 / 01:01 pm (ACI)El Arzobispo Primado de México, Cardenal Norberto Rivera, señaló que San Juan Diego, el vidente de la Virgen de Guadalupe en 1531, fue elegido para recibir esta gracia porque "tenía un corazón humilde".
En la homilía de la Misa este jueves 9 de diciembre, día de San Juan Diego, el Cardenal destacó la sencillez y humildad de este indio canonizado por Juan Pablo II el 31 de julio de 2002 en la Basílica de Guadalupe.
El mensajero de la Virgen Morena ante las autoridades religiosas de la época "vivió uno de los valores más importantes: tenía un corazón humilde…y por ello fue elegido, por su candor, su ternura y humildad".
La inocencia de Juan Diego, continuó, fue gratificada con la posibilidad de ver a la Virgen en 1531 a la edad de 57 años, "escuchar su dulce voz y ser su mensajero ante el Obispo Fray Juan de Zumárraga" ante quien ocurrió el milagro de las flores.
La Madre de Dios le había pedido a Juan Diego que llevara al Obispo unas flores que estaban en el lugar en invierno y que no solían brotar allí. El indio obedeció y cargó las flores en su tilma. Al abrirla ante el Obispo apareció impresa la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe, que hasta ahora se conserva en la Basílica dedicada a ella.
El Arzobispo Primado de México dijo también en su homilía que la Virgen del Tepeyac dio a este país el mensaje de la esperanza, la evangelización y la edificación de la Iglesia entre el pueblo mestizo.
La Madre de Dios, continuó, expresó ante San Juan Diego su deseo de que le construyera una "casita en el Tepeyac", no solo para tener una ermita o una imponente basílica, sino para que los fieles verdaderamente construyan la Iglesia en esta ciudad.
San Juan Diego, dijo el Cardenal, es también un modelo de vida y signo de contradicción para quienes "ostentándose como católicos, cometen tantas atrocidades".
En la Virgen Morena la sociedad puede reencontrar los valores de la esperanza y la sencillez, concluyó.

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