Anhelo, sed, expectación. Eso es lo que nos invade cuando sentimos que se aproxima algo que deseamos de veras. Pues eso es este Adviento.Tiempo para los grandes sueños. Solo los mediocres o los desesperados renuncian a soñar.
Pues bien, si nos asalta la rendición, es tiempo de nuevo para alzar la cabeza, mirar a lo lejos, bien fuera, bien dentro. Dejar que resuene como una promesa el grito de un Dios que atraviesa el tiempo para decirnos: «Se acerca vuestra liberación».
Pues bien, si nos asalta la rendición, es tiempo de nuevo para alzar la cabeza, mirar a lo lejos, bien fuera, bien dentro. Dejar que resuene como una promesa el grito de un Dios que atraviesa el tiempo para decirnos: «Se acerca vuestra liberación».
Grandes esperanzas - La Espera
«Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza, se acerca vuestra liberación» (Lc 21, 28)
Esperamos con ganas, con deseo. Esperamos, pero no sentados, sino muy vivos. Miramos alrededor. Buscando… el bien para nosotros y para otros. Escuchando tu palabra y las palabras de quienes están cerca. Esperamos, sin desesperar.
Conscientes de que estás cerca, de que hay que aprender a descubrirte. Con la ilusión renacida de quien escucha otra vez un anuncio deseado. Te necesitamos, y por eso ahí va un grito, una plegaria, un canto: «Ven».
¿Cómo vivo yo este Adviento?
¿Qué hay en mi vida de búsqueda, sueño, anhelo, deseo… vinculado con Dios?
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Retablo
El Ángel de la espera
está despierto.
Y su lámpara evangeliza
desde la tarde morada de Adviento.
Todas las cosas, en vigilia
como Israel, esperan
tu advenimiento.
La Esposa, en vela, te ha enviado
por los caminos oscuros de invierno
el Amigo de las bodas.
Y en la ilusión de unos pañales nuevos
te espera también tu Madre,
oh Cristo de su seno.
... ¡Y hasta los que no te esperan,
te están llamando en su desasosiego...!
está despierto.
Y su lámpara evangeliza
desde la tarde morada de Adviento.
Todas las cosas, en vigilia
como Israel, esperan
tu advenimiento.
La Esposa, en vela, te ha enviado
por los caminos oscuros de invierno
el Amigo de las bodas.
Y en la ilusión de unos pañales nuevos
te espera también tu Madre,
oh Cristo de su seno.
... ¡Y hasta los que no te esperan,
te están llamando en su desasosiego...!
Pedro Casaldáliga
Grandes esperanzas - Lo que viene
«El Señor me ha enviado para dar la buena noticia a los que sufren, para vendar los corazones desgarrados, para proclamar la amnistía a los cautivos y a los prisioneros la libertad…» (Is 61, 1-2)
Se acercan el amor, los motivos, la presencia que una vez más ha de llenar nuestro horizonte.Viene la palabra que pondrá sentido en el día a día. Quizás te nos harás un poco más visible. Vencerá el perdón… Resonará muy dentro una canción que ha de despertar oleadas de júbilo. Se pronunciará una palabra que será la mejor herramienta.
El ritmo de los días volverá a ser danza. Venceremos el miedo a vivir. El abrazo será hogar, y habitarás nuestra oración. Y lo sorprendente es que todo eso que viene en realidad ya está aquí. El germen crece imparable
¿En qué se concreta para mí la promesa de Dios?
¿Qué espero o deseo de verdad?
¿Cuál es la buena noticia en la que creo?
Desde siempre
Tu paso
-de una sílaba-
por mi larga fila
de palabras vacías
estaba anunciado desde siempre.
Tu paso de ecos
como la lluvia
de tu tierra amada
era realidad antes de verte.
Tu paso
de cascabel y gaita
era lo que en mi alma acontecía
cuando la visitaban de niña los presagios.
-de una sílaba-
por mi larga fila
de palabras vacías
estaba anunciado desde siempre.
Tu paso de ecos
como la lluvia
de tu tierra amada
era realidad antes de verte.
Tu paso
de cascabel y gaita
era lo que en mi alma acontecía
cuando la visitaban de niña los presagios.
Maria Clara González
pastoralsj
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