"Además de amigo, Müller ha sido defensor, sobre todo ante reticencias que no tenían ninguna consistencia"
"El Papa Francisco es la frescura del Evangelio, no está entre las rejas de una u otra teología"
(Luis Miguel Modino, corresponsal de RD en Brasil).- De Gustavo Gutiérrez se han escrito muchas cosas, no siempre verdaderas, como él mismo constata en esta entrevista, fruto de un diálogo en el que muestra lo que laTeología de la Liberación, de la que siempre fue considerado el padre, ha supuesto en su vida.
No pretende caer en absolutismos y reconoce cómo esta teología se ha ido rehaciendo, abriendo a nuevas temáticas y realidades y cómo debe enfrentar desafíos. En sus palabras se deja ver su libertad de pensamiento, fruto de su profundo conocimiento y quehacer teológico, siendo consciente de que no todo mundo va a estar de acuerdo con su propuesta, lo que, por otra parte, no le supone ningún quebradero de cabeza.
¿Cómo ha marcado su vida la Teología de la Liberación?
Nació de mi vida, naturalmente, y yo mismo he querido ser fiel y también crítico, pues la teología hay que rehacerla siempre y no se trata de aplicarla como Palabra de Dios. Creo que me dio reflexión, me dio pistas, me dio horizonte, pero nunca la he considerado como la última palabra, y me dio también contactos con personas de una base enriquecedora.
¿Usted piensa que los pobres continúan siendo una categoría teológica en la reflexión actual?
No los pobres, y sí la situación que viven de marginación, que es contraria a la voluntad de Dios, y eso lo hace teológico.
Algunos se empeñan en decir que la Teología de la Liberación es cosa del pasado.
Sabes, la primera vez que dijeron eso fue un mes después de que se publicó el libro. Y al año siguiente decían, ya murió. O sea, que a mí, eso me resbala.
En el reciente Congreso Continental de Teología celebrado en Belo Horizonte, Brasil, el contacto y el interés de los jóvenes por conversar con Gustavo Gutiérrez fue una cosa muy comentada entre los presentes. ¿Es esa una señal de esperanza, respecto a esa vigencia de la Teología de la Liberación?
Claro. Sin embargo, yo creo que las teologías no han nacido para ser eternas. Si eso es lo que quieren decir, yo sí creo, pero morir quiere decir que ya aportó y que la religión ha cambiado y que veremos otras cosas. Yo hasta los cuarenta años no hablé de Teología de la Liberación, pero eso no quiere decir que no fuese un cristiano que buscaba ser cristiano y un sacerdote que buscaba ser sacerdote. Pude ser cristiano antes de la Teología de la Liberación y lo puedo ser después de ella, mi vida no está ahí.
La Teología de la Liberación me ha hecho mudar, me dice mucho. Yo creo que se mantiene por todo lo que he dicho antes, y no sólo eso, sino que crece, no es la misma, pues va entrando en otros temas, ya que no todos los temas que se trabajan hoy en la Teología de la Liberación estuvieron al comienzo. Es un proceso, pues la teología siempre hay que tomarla con mucha flexibilidad. Son cosas importantes, pero la teología no es sinónimo de la doctrina cristiana, simplemente es una manera de tratar sobre ella.
En esa Teología de la Liberación, ¿cuál es la autoridad teológica de los pobres?
Digamos que es el reto. Yo no hablaría de autoridad, pues es una palabra extraña, como si alguien manda algo. Lo importante es descubrir la importancia de que estén, que es que nos hacen ver que no podemos contentarnos con lo que hay y que tenemos que sentir que seguimos siendo desafiados, y lo digo como persona de Iglesia, no como algo relativo a mí individualmente.
¿Por dónde debe caminar, cuáles son los retos que tiene que enfrentar hoy la Teología de la Liberación?
Esta es una cuestión más amplia y que en estos momentos estoy trabajando. Todo lo que hace referencia al mundo de la modernidad y de la postmodernidad, aunque yo no la tomo tan es serio a la postmodernidad, sigue manteniendo un reto, el de la ciencia, el de la libertad... como cosas que están ahí.
Un segundo reto es el de la pobreza misma, pues la forma en que vemos la pobreza hoy en día, incluso en la Teología de la Liberación, no es exactamente igual que hace cuarenta años. Las ciencias sociales y otras ciencias han ido aclarando cosas y haciendo ver otras, que muestran que el proceso continúa.
Otro reto es el de la teología de la religión, lo que también es denominado de diálogo interreligioso. Pero el diálogo es fácil, basta ser educado. El problema teológico es la teología, qué significa esta pluralidad de religiones que han existido desde hace mucho tiempo, pero que es un tema, teológicamente, nuevo.
¿Hasta qué punto se puede decir que el Papa Francisco simpatiza con la Teología de la Liberación?
Soy incapaz de meter al Papa, a un pastor como él, entre las rejas de una teología. Lo que digo cuando me hacen esa pregunta es que él es la frescura del Evangelio. Si le gusta una u otra teología, no tengo problema.
Usted tuvo problemas con la Congregación para la Doctrina de la Fe y ahora el prefecto de esa Congregación es alguien que se dice su amigo, el cardenal Müller.
Voy a aclarar esto. Tuve problemas, pero eran problemas que venían del Perú, y que cuando la cosa llegó allá no encontraron materia. La prueba es que no tuve proceso, lo que tuve fue un diálogo. La diferencia, que yo no conocía, pero que entonces aprendí, está en que el proceso se da cuando hay sospechas de que hay cosas que van contra la ortodoxia y el diálogo, que es lo que yo tuve, que hay afirmaciones que no se comprenden bien, lo que es muy subjetivo, pues siempre habrá alguien que no entienda bien alguna afirmación.
Cuando me dicen que estuve condenado, me río un poco, pues jamás estuve condenado por la Congregación de la Fe. Todos los libros que escribí se siguen publicando. Fue sólo un diálogo en el que no encontraron nada. Hay una carta de la Congregación de la Doctrina de la Fe en la que se dice que el diálogo con el padre Gustavo Gutiérrez ha terminado satisfactoriamente.
¿Y con el Cardenal Müller?
Gerardo Müller es un amigo, muy buen amigo. Estuvo en el Perú y, junto con otros profesores alemanes, trabajamos sobre la Teología de la Liberación. Luego él decidió hacer algo práctico de ayuda al pobre en el Perú y fue a enseñar teología en el seminario de Cuzco, donde la población es indígena. Fue durante 15 años seguidos y conoce muy bien la Teología de la Liberación, como prueban los dos libros que hemos escrito juntos, el segundo con el prólogo del Papa Francisco. Repito que es muy buen amigo y buen conocedor de la Teología de la Liberación, con la que simpatizó cuando era muy discutida entre los sectores de los medios, pues en la Congregación de la Fe nunca hubo problema.
En cierta ocasión dio una charla en la Universidad Católica de Lima, muy aplaudida y cuyo texto está publicado, en la que explicaba cómo había cambiado él con respecto a la Teología de la Liberación. Además de amigo, ha sido defensor, sobre todo cuando había reticencias que no tenían ninguna consistencia, pero cuando se habla mal, todos repiten.
En eso los medios, no todos, complican mucho, porque hablan de condenación constantemente y no hay tales cosas. Si hubiese sido condenado, me hubieran prohibido seguir escribiendo y nunca ha habido un libro, de los que he escrito, que se haya dicho que no se vende, que no está autorizado. No estar de acuerdo, eso no es condenación, y si alguien no está de acuerdo, bueno, qué le vamos a hacer. Siempre hubo eso dentro del mensaje cristiano. Yo también estoy en desacuerdo con muchas teologías muy buenas, que no me gustan, y aunque yo no soy nadie, eso le pasa a cualquiera.
RD
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