Con estas palabras comienza la lectura del profeta Isaías de este día: “¿No falta poco, muy poco tiempo…?”. Y es que el tiempo de Adviento está marcado por la sensación de que algo se nos viene encima, algo gozoso se avecina, el tiempo de salvación está en marcha y nada puede pararlo.
Isaías, en la primera lectura, narra cómo será ese tiempo de salvación que viene a nuestro presente: el desierto se convertirá en un jardín, los humildes e indigentes se alegrarán en el Señor, se acabarán los tiranos, desaparecerá el insolente… (Is 29, 17-24, ¡no te la pierdas!).
Y en el centro del mensaje afirma:
«Aquel día, los ojos de los ciegos verán, libres de tinieblas y oscuridad»
Buena noticia para aquellos que sentimos, tantas veces, que estamos rodeados de tinieblas y oscuridad. Y la oscuridad nos da miedo, nos paraliza, nos impulsa a refugiarnos en lo seguro.
Y vivimos como ciegos. Es una opción. Pero Dios tiene otra propuesta que hacernos. Dios dice que… ¡los ojos de los ciegos verán! Eso es lo que nos narra el evangelio: que los dos ciegos que tuvieron fe en Jesús, experimentaron que, en la relación con él, «se abrieron sus ojos» (Mt 9, 27 -31).
¿Qué tal si también nosotros nos arriesgamos a poner nuestra confianza en el Señor? Te propongo que por hoy, por esta semana, por este tiempo de adviento, ante las dificultades, los miedos, las confusiones… ante las tinieblas… las afrontes confiando en el Señor, diciendo, como el salmista:
«El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?» (Sal 26)
Y recuerda: Falta poco. Muy poco tiempo. ¡Qué buena Noticia!
SS.CC. CHILE
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