La Palabra de Dios
El primer día de la semana, María Magdalena echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo: "Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto." Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.
Reflexiones sobre la lectura de hoy
- María Magdalena fue enviada por Jesús a decirle a los Apóstoles que había resucitado de entre los muertos y es conocida como “la Apóstol de los Apóstoles”. El Papa Francisco ha elevado su celebración litúrgica al nivel de una Fiesta para resaltar el estatus de las mujeres en la proclamación del evangelio.
- Juan “vio y creyó”. Él comprendió lo que había sucedido. El tenía un entendimiento profundo del misterio Cristiano. Leemos su Evangelio y cartas en estos días mientras contemplamos el misterio de la Encarnación. Pedimos su intercesión al mismo tiempo que nosotros mismos tratamos de entrar en las profundidades del misterio.
Conversando con Jesús
Imagina que Jesús está sentado cerca de tí. Al hacerlo, pones tu imaginación al servicio de tu fe. Jesús no está aquí en la forma que te lo imaginas; pero ciertamente lo está, y tu imaginación te ayuda a darte cuenta. Ahora, háblale a Jesús .... si estás solo, habla en una voz suave ... Escucha lo que Jesús te responde, o lo que tú imaginas que dice ... Ésa es la diferencia entre pensar y orar. Cuando pensamos, casi siempre conversamos con nosotros mismos. Cuando oramos, hablamos con Dios.
Anthony de Mello SJ, Sadhana páginas 78-79
San Ignacio llama esta conversación un "coloquio", y dice:
Un coloquio se hace, en buenas palabras, en la forma como un amigo habla con otro, o un sirviente a una persona de más autoridad - solicitando un favor, confesando una mala acción, contando sobre una preocupación y pidiendo consejo sobre ella .... En los coloquios debemos conversar o rogar de acuerdo a un tema determinado; por ejemplo, sobre si me encuentro tentada/o o consolada/o, o deseando poseer una virtud u otra, o disponerme en esta u otra forma, o expresarme con mayor o menor intensidad, o experimentar pena o alegría por el tema que estoy contemplando. Y finalmente debería preguntar sobre lo que más realmente deseo en relación a situaciones particulares.
Ejercicios Espirituales nos 54, 199
Que sentimientos surgen en mí al orar y reflexionar sobre la Palabra de Dios?
Conclusión
Gloria al Padre,
Gloria al Hijo,
Gloria al Espiritu Santo,
como era en el principio,
es ahora, y siempre será,
por los siglos de los siglos
Amen
Espacio Sagrado
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