10 caminos para la paz y la esperanza
No se puede excluir jamás del horizonte del hombre y de la historia a Dios, cuyo nombre es justicia y paz.
El discurso del Papa al Cuerpo Diplomático ante la Santa Sede no defraudó, como era de esperar. Volvió a ser la mirada iluminada y profética, cuajada de esperanza y de amor, que el Vicario de Cristo en la tierra traza sobre nuestro mundo, un mundo -como afirmara ya el Concilio Vaticano II, "magnífico y atormentado".
En el último párrafo del discurso del 7 de enero de 2008, Benedicto XVI, en el contexto de su reciente encíclica "Spe salvi" y de las fiestas navideñas, ha presentado la diplomacia como el arte de la esperanza. Una esperanza fundada en la realidad, en una realidad material y tangible y también en una realidad abierta a la trascendencia. Una esperanza, que encarnada ya en Jesucristo en Quien somos salvados, se ha de convertir en oración y en prenda y compromiso inexcusables en favor de la paz y del bienestar de todos los hombres y de todos los pueblos de la tierra.
Desde estas perspectivas, el Santo Padre ha dirigido distintas miradas a nuestro mundo y ha propuesto los caminos para resolver conflictos y consolidar la paz y la justicia.
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