Thursday, January 24, 2008

Un momento para la oración...


Marcos 3: 7-12
Jesús se retiró con sus discípulos a orillas del lago y lo siguió una gran muchedumbre de Galilea. También de Judea, de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán y de las tierras de Tiro y de Sidón, muchísima gente venía a verlo con sólo oír todo lo que hacía. Jesús mandó a sus discípulos que tuvieran lista una barca, para que toda aquella gente no lo atropellase. Pues al verlo sanar a tantos, todas las personas que sufrían de algún mal se le echaban encima para tocarlo. Incluso los espíritus malos, apenas lo veían, se arrojaban a sus pies y gritaban: "Tú eres el Hijo de Dios". Pero él no quería que lo dieran a conocer, y los hacía callar.
¿Qué me estás diciendo, Señor?
Reflexiones sobre la lectura de hoy

Jesús parece querer mantenerse un poco como un "hombre misterioso". Teme que sus actos lo mostrarán sólo como un hacedor de milagros, y desea que veamos, más allá de los milagros, al misterio de Dios y a su vida con su Padre. El mal fué desafiado por Él, y este mal vió que era el Hijo de Dios. La fe de sus discípulos crecería lentamente, y los misterios de su mensaje los comprenderían gradualmente.

Lleven a sus oraciones la forma como vuestra fe ha crecido gradualmente, y a veces con dificultad en sus vidas, y sean agradecidos que incluso en tiempos difíciles, ha crecido vuestra fe en el misterio del amor de Dios.
De Espacio Sagrado

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