Saturday, December 13, 2008

Instrucción sobre algunas nuevas cuestiones de bioética


“No se piensa en el derecho a la vida que tienen los embriones sacrificados”, explicó Mons. Fernando Chomali en relación a la fecundación artificial, en la presentación en Chile del documento que hoy dio a conocer la Congregación de la Doctrina de la Fe en la Santa Sede
Después de la publicación de la Instrucción “Donum vitæ” (22 de febrero de 1987), las ciencias biomédicas han hecho enormes progresos, que abren nuevas perspectivas terapéuticas, pero que también plantean serios interrogantes. Es por eso que la Congregación de la Doctrina de la Fe decidió, con la aprobación del Santo Padre Benedicto XVI, publicar una nueva Instrucción sobre algunas cuestiones de bioética: “Dignitas personæ”.
El documento fue presentado en Chile por el obispo auxiliar de Santiago, Mons. Fernando Chomali, presidente de la Comisión Nacional de Bioética y miembro ordinario de la Pontificia Academia para la Vida.
Mons. Chomali explicó que los elementos en los que se basa “Dignitas personæ” son: - La dignidad de la persona humana lleva a un gran sí a la vida.- Los progresos científicos producen nuevas esperanzas, pero al mismo tiempo conllevan perplejidades. - La ciencia médica implica un gran servicio a la humanidad, es un precioso bien de la humanidad, pero para algunos es fuente de eugenesia, es decir, una forma de discriminación hacia los embriones, ya que se eligen a los mejores y los demás son sacrificados. - “Dignitas personæ” quiere contribuir a la formación de las conciencias y se dirige a todos los fieles y a todos los que buscan la verdad, tanto creyentes como no creyentes.
La nueva Instrucción recuerda brevemente algunos aspectos antropológicos, teológicos y éticos de la vida y la procreación humana (primera parte), afronta nuevos problemas en materia de procreación humana (segunda parte) y examina algunas nuevas propuestas terapéuticas que implican la manipulación del embrión o del patrimonio genético humano (tercera parte).
El criterio fundamental en los temas que tocan a la vida es el respeto incondicional del ser humano desde el instante de la concepción hasta su muerte natural. “Una procreación verdaderamente responsable para quien ha de nacer, es fruto del matrimonio, y este hecho forma parte de la ley inscrita en la naturaleza”, agregó Mons. Chomali.
La Instrucción “Dignitas personæ” se preocupa de temas como el tratamiento de la infertilidad, y plantea cuáles son los bienes esenciales a la hora de hablar de estos planteamientos, a saber: el respeto a la vida y a la integridad física.
“El valor de vida humana implica que el niño tiene el derecho de surgir de un vínculo profundo entre un hombre y una mujer en el matrimonio y, por lo tanto, los médicos no pueden disponer respecto del acto conyugal y de la vida humana. Para el tratamiento de la infertilidad, la Iglesia plantea lo lícito que corresponde a aquellas acciones que ayudan a superarla a través de medicamentos y cirugía. Lo que no se puede hacer es sustituir el acto conyugal. La Instrucción invita a la adopción como una manera privilegiada de vivir la paternidad y es una gran posibilidad de dar padres a quien no los tiene”, precisó el pastor.
Uno de los problemas esenciales de las nuevas técnicas de fecundación artificial es la eliminación voluntaria de embriones. “No se piensa en el derecho a la vida que estos embriones sacrificados tienen. El deseo de un hijo, que se reconoce como legítimo, no justifica la producción de embriones. No se pueden congelar embriones; aparece una nueva categoría de pobres que son estos embriones congelados que quedan en la más absoluta indefensión”, puntualizó.
“Detrás del no a la clonación, a la píldora del día después, brilla un gran sí, que es el sí a la vida, el sí al respeto de cada ser humano desde el momento de la fecundación, que siempre tiene que ser considerado un fin en sí mismo, pero nunca un medio ni menos un material biológico. 'Dignitas personæ' plantea la primacía de la ética por sobre la técnica, de las personas sobre las cosas, y del espíritu por sobre la materia, y, sobre todo, reivindica la gran dignidad de todo ser humano, que tiene que ser tratado como persona”, concluyó Mons. Fernando Chomali.
Fuente: Prensa CECh
Santiago, 12/12/2008

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