Hoy, 05 de marzo, la Iglesia conmemora el nacimiento para el cielo del Beato JEREMIAS DE VALACHIA, (cuyo nombre de familia fue Juan Kostistk) en el aniversario de su santa muerte ocurrida en un día como hoy del año 1625, en Nápoles, Italia. Nacido en el año 1556 en Zazo, pueblo de Valachia, en la Moldavia inferior, fue hermano lego de la orden capuchina. El Papa Juan Pablo II, en el año 1983 le dio el honor de los altares beatificándolo. Sus restos se veneran en la iglesia de la Inmaculada Concepción de Piedigrotta de los Padres Capuchinos, en Nápoles, Italia.
Meditación
BEATO JEREMÍAS DE VALACHIA: recordar tu vida es encontrarnos con el hermano capuchino, simple, ignorante, ocupado siempre en las cosas humildes y fatigosas, pero que en su gran sencillez supo distinguirse por un extraordinario amor caritativo. Naces en una familia ejemplarmente católica, que supo ser fiel a su fe, a pesar del ambiente herético del momento. A los 19 años, siguiendo la llamada de tu conciencia, decides ingresar a la vida religiosa y piensas que no hay lugar mejor para hacerlo que en "la patria de los buenos católicos", como tu le decías, es decir Italia. Emprendes, pues, un largo viaje, lleno de aventuras, llegando por fin a Bari, en la costa sur oriental de Italia. Quedaste de tal forma desilusionado al ver la falta de religiosidad de sus habitantes, que estuviste a punto de regresarte. Pero, providencialmente, vas a Nápoles, en donde sí encuentras un espíritu fervoroso e ingresas a la orden capuchina tomando el nombre religioso de Jeremías de Valacchia. Aquí abrazas con ilusión las tareas más humildes y fatigosas. Cocinero en el convento de San Eframo, hortelano y asistente a los hermanos enfermos, tareas que realizas con extraordinaria caridad. Sin embargo, a pesar de tu humilde puesto, tu fama de santidad fue pasando más allá de los muros del convento. La gente fue viendo en ti un hombre de Dios, lo que confirmaste con algunos milagros. Demuestras tener una extraordinaria caridad para con los pobres y, al mismo tiempo, un arte muy particular para enseñar la doctrina cristiana. Profesas una devoción filial a la Virgen Santísima, a quien con tanto cariño llamabas "La Mamita". A tu muerte fue tal el gentío que se reunió, que tuvieron que prolongar el velorio fuera del tiempo previsto, y realizar el entierro casi a escondidas.
Radio Vaticano
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