1. ¡Ante todo, desprogramáte!
Vivimos arrastrados por un río cultural que nos lleva. Desde la mañana a la noche nos dicen qué tenemos qué pensar, cómo debemos comer y qué políticos votar. Dinero, fama, placer éxito y poder son los únicos dioses del momento. Todo se sacrifica a ellos. Al final del día, uno es un harapo y se nos ha escapado como agua entre los dedos lo mejor de la vida.
Para ello es necesario salirse de la corriente del río, salirse al margen y ver un poco el mundo desde fuera. San Ignacio aconseja en sus EE. ver el mundo desde la mirada de Dios: unos nacen otros mueren… Entonces se produce un fuerte contraste entre lo que fluye y lo que permanece.
Mi gran amigo el poeta Juan Bautista Bertrán escribía:
A veces por las venas de las cosas sube una luz azul cual de presencia
Sólo el acto de mirar el sueño, la corriente del río, es una manera de comenzar a despertar.
¿Qué queda? Eso hondo. “Ese no sé qué queda balbuciendo” de Juan de la Cruz. ¿Vacío? Mira el vacío, sin impilicarte.
Algo aletea dentro. Repiràlo.
Pronto descubirás que eres del río y no eres.
Pedro Miguel Lamet
El alegre cansancio
RD
(continuará)
(continuará)
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