Monday, August 10, 2009

La familia Almodóvar y el Papa


Ha refrescado un poco el ambiente, la gota fría se adelanta este año y desparrama su aguacero torrencial desbordando alcantarillas, que no son capaces de engullir lo que cae en apenas unas horas. Hay que vivir ese diluvio de varias horas que tiene mucha similitud con el monzón. Es una cita puntual del otoño por tierras de levante, pero ahora el Meteosat prevé la alerta amarilla en esta canícula estival. Y de la misma manera que el aguacero torrencial, caen las noticias sorprendentes. La última es “pa mear y no echar gota” como dicen los castizos: Almodóvar acusa al Papa de no saber lo que es una familia.

Supongo que él entiende por familia la fauna ibérica que ha ido cincelando a golpe de celuloide fantasmal. No hay ninguna película de este director que no busqué transgredir lo convencional. Que viene a ser lo que tienen en común la mayor parte de los seres humanos. Por eso no sorprende que el Vaticano le responda que lo suyo es un adoctrinamiento pagado con dinero del pueblo español. No hay que olvidar que se las da de transgresor quien acumula subvenciones, para que en el país se mantenga una especie de crème intelectual a imagen de la añorada Francia con su gauche divine.
Lo que sucede es que el español no tiene, ni falta que le hace, que imitar a nadie. De manera que este manchego seguirá siendo un niño de provincias al que el destino le deparó llegar hasta Hollywood, pero eso no le da “derecho de pernada”. A mí sus primeras películas me parecen espantosas y, las últimas se parecen tanto a la filmografía de otros directores, que han ido perdiendo el sello Almodóvar. Y es que una cosa es ir epatando como niño terrible y otra funcionar como empresario con una productora y muchos empleados a quienes pagar la nómina a fin de mes.
Es sabido que los creadores no pueden hacerlo por encargo, el resultado suele ser demoledor. Por eso el genio suele descubrirse tarde; el mundo de la literatura está plagada de personalidades que murieron en la miseria reconocidos por dos o tres amigos. Pero el cine es una industria con una corte personal a la mayor gloria del director manchego. Y ahí es difícil competir si no se lleva detrás un buen equipo de imagen que hable de ti venga o no a cuento.
Seamos sinceros, ¿alguien cree que a Almodóvar le interesa lo que piense el Papa sobre la familia? Había que sacar el hatillo anticlerical a pasear, salir en los papeles, seguramente como estrategia ante próximo festival de Berlín. Ahora todo se mide en euros, incluso las declaraciones más extrañas. El canoso manchego ya no es un joven de la década de los ochenta, sino un empresario al que la fortuna le deparó la gloria por aquello de la transgresión que se puso muy de moda.
Dejando al margen sus fobias personales aireadas en sus películas, que van hiriendo gratuitamente la religiosidad más profunda y encumbrando el sentimentalismo transexual, no hay nada que rascar que tenga un mínimo de base. Que nadie se atreva a decirle a la cara que, como mucho pasará a la historia de la cinematografía como un ave exótica que surgió en un momento concreto, no quiere decir que tengamos que inclinar su cabeza por la primera memez que se le ocurra soltar.
De manera que estoy próxima a las declaraciones el profesor Giuseppe Dalla Torre, la familia sigue siendo un hombre, una mujer y su descendencia; que existan otros tipos de agrupamientos a los que se quiere denominar familia, especialmente a los que alude Almodóvar, no deja de ser anecdótico, por mucho que algunos deseen convertirlo en verdad indiscutible. ¿Y si todo ha sido un golpe de calor?.
Carmen Bellver
Diálogo sin fronteras
RD

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