Rancagua, Chile (Patricio Downes, RD).- El obispo de Rancagua, Alejandro Goic Karmelic, destacó como "maravillosa" la labor que desempeñan en su dióceis de más de 16.000 kilómetros cuadrados, los 46 diáconos permanentes cuyo día se recuerda en la fiesta de San Lorenzo. "Hay un sacramento en la Iglesia que se llama el sacramento del orden y que es el sacramento que se confiere a varones, para el servicio del pueblo de Dios. Este sacramento tiene tres grados, el primero es el diaconado, el segundo es el presbiterado y el tercero es el episcopado".
En su diócesis, este obispo que además es presidente de la Conferencia Episcopal de Chile, recordó los tres niveles de actuación de sus diáconos, entre los que hay célibes y casados, en las dimensiones de la Palabra, la Eucaristía y el servicio al prójimo, que tiene cada diácono en la vida de la Iglesia.
En un reportaje publicado en su página web de la Diócesis de Rancagua -con 64 parroquias, 74 sacerdotes diocesanos y 7 extra-diocesanos, más unas 700 capillas y una población de más de 850.000 personas, de las cuales el 79% se declara católico- señaló el aporte del diaconado en esta diócesis que tiene una gran actividad religiosa.
"Para ser ordenado diácono permanente, estando casado, se requiere la autorización de la esposa y de los hijos, porque de alguna manera, la familia se ve involucrada en el ministerio de su esposo o papá y, por lo tanto, juega un rol fundamental. No podría un diácono actuar en plenitud si no tuviera el apoyo de su esposa y de sus hijos en su triple misión de servicio. Gracias a Dios en la experiencia que tenemos en la diócesis, hay una gran participación de la esposas de los diáconos y de sus hijos, evidentemente en el nivel que puedan y que les corresponda, pero en general hay un gran apoyo de parte de las familias de estos hombres que, siendo casados, hay sido ordenados como diáconos permanentes", explicó.
En cuanto a sus diáconos, señaló que compartirá la jornada con ellos para saludarlos y "agradecer como pastor el servicio que tan generosamente prestan en distintos campos de la acción pastoral de la Iglesia diocesana y animarlos a que sigan formándose para que su servicio sea cada vez más profundo, más vital, más generoso".
"Creo que han sido un aporte maravilloso a la acción pastoral de la Iglesia y confiamos en seguir consagrando en los años que vienen a más hombres casados que puedan entregar su vida al servicio de los demás, manteniendo al mismo tiempo su propio mundo laboral, su propio mundo profesional. Creo que ésa es una de las grandes novedades de los diáconos, que están insertos en el mundo, pero están consagrados en este ministerio, el primer grado del orden sacerdotal", explicó monseñor Coic.
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