Cochabamba, Bolivia (Patricio Downes, RD).- El obispo de Cochabamba, Tito Solari, dijo en su homilía por el día patrio que Bolivia "vive una etapa de transformación muy delicada y además cargada de divisiones y de violencia, y atormentada por los problemas de la corrupción, del narcotráfico, de la inseguridad jurídica y social. Un proceso esto doloroso y al mismo tiempo necesario".
"Ante esta realidad hoy el Señor de la historia nos dice: No se turbe su corazón! Tengan ánimo!En tiempos como el nuestro es cuando tenemos que buscar la luz de lo alto y profundizar en las raíces de la realidad", señaló el prelado, según el texto divulgado por el sitio Bolivia Misionera. Ante la enseñanza evngélica, sostuvo que "no se admite que una persona o peor aún un cristiano abuse de su próximo, use violencia, corneta el crimen de matar o juzgue y calumnie al hermano. Más al contrario nos conduce al acercamiento, a la misericordia, al servicio y al amor de nuestro próximo".
Basado en el texto de la transfiguración del Señor ante sus discípulos, agregó que "Jesús alentó la esperanza de la Iglesia, al revelar en sí mismo la claridad que brillará un día en todo el cuerpo que le reconoce como cabeza suya. En otras palabras: Cristo es la cabeza de la Iglesia. Nosotros somos el cuerpo de la Iglesia.Si la cabeza es luz, así apareció Cristo en la transfiguración, también el cuerpo será luz. La Iglesia es luz de los pueblos".
Y regresando al difícil momento de desencuentros en su país, agegóque "la Iglesia hoy debe ser luz. Los cristianos debemos estar en medio de la gente como luz: ofreciendo un estilo de vida, un conjunto de valores, una capacidad de servicio, un río de solidaridad. Como la cabeza, que es Cristo!".
Y estimó que "esta imagen y realidad de la luz iluminan bastante la relación que existe entre la Iglesia y el Estado. La Iglesia y el Estado no se contraponen. Ambas instituciones están a servicio de la persona y de la comunidad. Lo que la Iglesia ofrece en la sociedad es una luz, una mística, un carisma. Algo que no es suyo propio, sino un don que recibe de Dios".
"Preferimos dar un ejemplo para entender más fácilmente esta afirmación. En el campo de la atención de los últimos, la Iglesia tiene un San Juan de Dios o una Santa Teresa de Calcuta. Carismas como estos no son del Estado. Sin embargo todo el mundo los valora y los busca para ofrecer de veras un buen servicio a los pobres", explico.
Y agregó que "en el campo de la educación, la Iglesia tiene un San José de Calasanz, un San Ignacio de Loyola, un San Juan Bosco y muchas santas mujeres. Estas figuras más que “saberes” con su ejemplo y su mística nos muestran el camino de la transmisión de los valores que precisa cada ser humano para crecer de veras en la verdad, libertad, justicia y solidaridad".
"Ante esta realidad hoy el Señor de la historia nos dice: No se turbe su corazón! Tengan ánimo!En tiempos como el nuestro es cuando tenemos que buscar la luz de lo alto y profundizar en las raíces de la realidad", señaló el prelado, según el texto divulgado por el sitio Bolivia Misionera. Ante la enseñanza evngélica, sostuvo que "no se admite que una persona o peor aún un cristiano abuse de su próximo, use violencia, corneta el crimen de matar o juzgue y calumnie al hermano. Más al contrario nos conduce al acercamiento, a la misericordia, al servicio y al amor de nuestro próximo".
Basado en el texto de la transfiguración del Señor ante sus discípulos, agregó que "Jesús alentó la esperanza de la Iglesia, al revelar en sí mismo la claridad que brillará un día en todo el cuerpo que le reconoce como cabeza suya. En otras palabras: Cristo es la cabeza de la Iglesia. Nosotros somos el cuerpo de la Iglesia.Si la cabeza es luz, así apareció Cristo en la transfiguración, también el cuerpo será luz. La Iglesia es luz de los pueblos".
Y regresando al difícil momento de desencuentros en su país, agegóque "la Iglesia hoy debe ser luz. Los cristianos debemos estar en medio de la gente como luz: ofreciendo un estilo de vida, un conjunto de valores, una capacidad de servicio, un río de solidaridad. Como la cabeza, que es Cristo!".
Y estimó que "esta imagen y realidad de la luz iluminan bastante la relación que existe entre la Iglesia y el Estado. La Iglesia y el Estado no se contraponen. Ambas instituciones están a servicio de la persona y de la comunidad. Lo que la Iglesia ofrece en la sociedad es una luz, una mística, un carisma. Algo que no es suyo propio, sino un don que recibe de Dios".
"Preferimos dar un ejemplo para entender más fácilmente esta afirmación. En el campo de la atención de los últimos, la Iglesia tiene un San Juan de Dios o una Santa Teresa de Calcuta. Carismas como estos no son del Estado. Sin embargo todo el mundo los valora y los busca para ofrecer de veras un buen servicio a los pobres", explico.
Y agregó que "en el campo de la educación, la Iglesia tiene un San José de Calasanz, un San Ignacio de Loyola, un San Juan Bosco y muchas santas mujeres. Estas figuras más que “saberes” con su ejemplo y su mística nos muestran el camino de la transmisión de los valores que precisa cada ser humano para crecer de veras en la verdad, libertad, justicia y solidaridad".
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