Monday, February 04, 2013

“Alternativa católica” a la píldora del día después



Según el cardenal de Colonia, Meisner, los nuevos conocimientos científicos permitirían distinguir entre evitar la fecundación e impedir la implantación en el útero

ANDREA TORNIELLICIUDAD DEL VATICANO
Después de las polémicas por el caso de la chica que fue víctima de una violación a la que dos hospitales de Colonia negaron la suministración de la píldora del día después, el cardenal Joachim Meisner, arzobispo de la ciudad, pronunció estas palabras que han abierto la posibilidad de ofrecer la píldora y que fueron recibidas con satisfacción por parte de los agentes sanitarios de Alemania.


El delegado de la asociación de los hospitales católicos Thomas Vortkamp, en una entrevistas con www.domradio.de, dijo que las declaraciones del purpurado contienen «muchas aclaraciones sobre cómo deberán comportarse los hospitales católicos en el futuro en relación con las víctimas de violencia. Para nosotros es importante que los colaboradores en los hospitales tengan las cosas claras: que sea un deber ofrecer ayuda a las mujeres en dificultades, desde la acogida hasta la ayuda posterior».

Vortkamp también explicó que «han sido eliminadas muchas incertidumbres» y que bajo el nombre de “píldoras del día después” se encuentran muchos productos con diferentes principios activos: «En el pasado, la píldora del día después siempre era considerada como una píldora abortiva y condenada solo desde este punto de vista. Estaremos siempre en contra de la píldora abortiva. Pero en los casos de mujeres violadas, es útil aclarar las cosas para poder ofrecerles una píldora del día después como prevención. Si la mujer, con la píldora del día después recibe ayuda en el sentido de la prevención, bien. Pero si, por ejemplo, ya se ha dado una implantación, hay que discutir cómo se puede proceder. Y si la mujer opta por el aborto, entonces hay que explicar que se debe llevar a cabo en otro hospital».


De las palabras del delegado de la asociación de hospitales católicos se deduce que la píldora del día después no se considera abortiva, porque no actúa después de la implantación, sino antes, para impedir la fecundación o la implantación del ovocito fecundado. Pero el cardenal, a decir verdad, hizo al respecto una distinción muy clara y precisa, pues explicó que si la píldora «se usa con la intención de impedir la fecundación, entonces, desde mi punto de vista, es sostenible».

En cambio, su uso «no es aceptable» cuando se usa para impedir que un óvulo ya fecundado se implante en el útero. Meisner, el cardenal alemán más en sintonía con Benedicto XVI, de quien es amigo personal, indicó que con las nuevas tecnologías científicas es posible distinguir entre una y otra situación.

En 2005 la Pontificia Academia de la Vida se expresó sobre esta píldora con una declaración que dice: «La píldora del día después es un conjunto de hormonas que, adumida antes de que hayan pasado 72 horas después de una relación sexual presumiblemente fértil, conlleva un mecanismo prevalentemente de tipo “antinidatorio”, es decir impide que el eventual óvulo fecundado (que es un embrión humano), que ya ha alcanzado el estadio de blastocele (de 5 a 6 días después de la fecundación), se implante en la pared uterina, mediante un mecanismo de alteración de la pared misma. El resultado final será, pues, la expulsión y la pérdida de este embrión. Solo en el caso de que la asunción de tal píldora pudiera ser anterior al evento de la ovulación, esta pordía actuar como un mecanismo para bloquear esta última (en este caso se trataría de una acción típicamente “anticonceptiva”)».


El mismo documento indicaba que el uso de la píldora del día después, «en realidad, no es otra cosa que un aborto que se lleva a cabo con medios químicos. No es coherente intelectualmente, ni justificable científicamente, afirmar que no se trata de la misma cosa. Por lo demás, parece bastante claro que la intención de quien pide o propone el uso de dicha píldora va dirigida directamente a la interrupción de un eventual embarazo en acto, exactamente como en el caso del aborto. El ambarazo, de hecho, comienza desde la fecundación y no desde la implantación del blastocele en la pared uterina, como se trata de sugerir implícitamente».


Hay que recordad que normalmente las legislaciones estatales y en los protocolos sanitarios el efecto de impedir la implantación del óvulo fecundado no se considera abortivo, puesto que muchos casos se verifican naturalmente, mientras que se define aborto la destrucción de un óvulo ya implantado en el útero (efecto que no se obtiene con la píldora del día después, sino con la píldora RU486). Para la Iglesia, en cambio, la acción de evitar la implantación debe ser considerada abortiva.

Vatican Insider

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