Testimonio de un encuentro inédito entre el Papa y algunos jóvenes en Paraguay que ha dejado una huella indeleble
La visita de un Papa jesuita al Paraguay no cabía en la cabeza de nadie hace apenas algunos años, además asociada a la vuelta de los jesuitas al país en 1927, después de 158 años de exilio y la historia de las reducciones jesuitas, representada en la película La Misión.
Un regreso "humilde" el del Papa jesuita, pero "triunfal" para volver -declaradamente- por los más pobres y para dar alegría especialmente a los jóvenes.
Tras el regreso del Sucesor de Pedro de tierras paraguayas a Roma (13 de julio), “queda mucha emoción y entusiasmo entre los jóvenes… Se nota mucho cariño y deseos de vivir plenamente el mensaje evangélico”, dijo a Aleteia el padre Mariano García, de 72 años, director del Colegio Cristo Rey, quien recibió a Francisco el pasado 11 de julio en la sede del colegio de los jesuitas en Asunción.
“¡Viva el Papa, el Papa es jesuita!”, clamaron los jóvenes ignacianos a la llegada de Francisco a la institución jesuita que cumplió 75 años (14 de marzo) de labor educativa, y sede del evento organizado para la visita del Papa. El encuentro "Aty guasu de jóvenes ignacianos" congregó alrededor de 700 jóvenes de todo el país, de la Argentina y de Brasil.
Así, el Papa habló desde el corazón y sin hojas preparadas: “Esta tarde le decía a un joven: "¡qué triste ver a un joven jubilado!", por favor no se jubilen antes de tiempo. Trabajen, trabajen, trabajen…”, exhortó Francisco.
De hecho, muchos de los jóvenes que le escucharon, asimismo fueron parte del grupo de los voluntarios que trabajaron en medio del barro en la logística de la misa campal de Ñú Guazú.
“Si su idea es noble, juéguense la vida…y si se la queman quémenla por algo que vale la pena. No sean jóvenes que viven del bienestar de la vida….apuesten a cosas de Dios, se lo pido por favor”, dijo Francisco antes de darles su bendición.
Un diálogo de tú a tú con los jóvenes
“Yo creo que son gestos muy importantes para conectar con la gente, como él mismo dijo en un momento determinado, los discursos a veces son aburridos… el Papa ha tomado los testimonios de los jóvenes y ha respondido con una reflexión sencilla”, dijo el padre García, director del Colegio Cristo Rey.
Un regreso "humilde" el del Papa jesuita, pero "triunfal" para volver -declaradamente- por los más pobres y para dar alegría especialmente a los jóvenes.
Tras el regreso del Sucesor de Pedro de tierras paraguayas a Roma (13 de julio), “queda mucha emoción y entusiasmo entre los jóvenes… Se nota mucho cariño y deseos de vivir plenamente el mensaje evangélico”, dijo a Aleteia el padre Mariano García, de 72 años, director del Colegio Cristo Rey, quien recibió a Francisco el pasado 11 de julio en la sede del colegio de los jesuitas en Asunción.
“¡Viva el Papa, el Papa es jesuita!”, clamaron los jóvenes ignacianos a la llegada de Francisco a la institución jesuita que cumplió 75 años (14 de marzo) de labor educativa, y sede del evento organizado para la visita del Papa. El encuentro "Aty guasu de jóvenes ignacianos" congregó alrededor de 700 jóvenes de todo el país, de la Argentina y de Brasil.
Así, el Papa habló desde el corazón y sin hojas preparadas: “Esta tarde le decía a un joven: "¡qué triste ver a un joven jubilado!", por favor no se jubilen antes de tiempo. Trabajen, trabajen, trabajen…”, exhortó Francisco.
De hecho, muchos de los jóvenes que le escucharon, asimismo fueron parte del grupo de los voluntarios que trabajaron en medio del barro en la logística de la misa campal de Ñú Guazú.
“Si su idea es noble, juéguense la vida…y si se la queman quémenla por algo que vale la pena. No sean jóvenes que viven del bienestar de la vida….apuesten a cosas de Dios, se lo pido por favor”, dijo Francisco antes de darles su bendición.
Un diálogo de tú a tú con los jóvenes
“Yo creo que son gestos muy importantes para conectar con la gente, como él mismo dijo en un momento determinado, los discursos a veces son aburridos… el Papa ha tomado los testimonios de los jóvenes y ha respondido con una reflexión sencilla”, dijo el padre García, director del Colegio Cristo Rey.
Un encuentro que no estaba en el programa oficial y que fue documentado poco por los medios de comunicación internacional, pero que marcó los corazones de los chicos.
“Este fue un encuentro que no estaba en el protocolo y por ese lado ya fue una sorpresa para mí”, declaró a Aleteia Nicolás Miguel Amado Pereira Leguizamón, de 17 años, estudiante del colegio Cristo Rey.
El Papa, saliéndose del programa oficial, se ganó a los jóvenes que no aman las formalidades. “Tuve la oportunidad de estar cerca de él (Papa Francisco) y mirarle directo a los ojos mientras daba su discurso a los jóvenes y a pesar del cansancio […] uno puede notar el compromiso y el amor que pone en cada una de sus palabras”, recalcó Nicolás.
“Queridos jóvenes, por favor, no balconeen la vida, métanse en ella” es la frase del Papa dicha en la JMJ que Nicolás más recuerda. “Esta frase me llegó […]; en mi país se dan tantas situaciones de injusticia y normalmente nadie hace nada, “balconean” la vida”, dijo Nicolás, que además remarcó su trabajo en actividades sociales en su barrio.
Los chicos aman la acción que proclama el Evangelio
“La espiritualidad ignaciana, la misma del Papa Francisco, nos enseña que el amor se mide más en OBRAS que en PALABRAS y esto es algo que veo muy reflejado en el Santo Padre”, agregó.
El encuentro entre el Papa y los jóvenes ha sido un “regocijo del alma”, dijo Ileana E. Ferreira Sanabria, de 18 años, quien se define como alumna ignaciana y miembro del movimiento estudiantil “Líderes Todo Terreno”.
“Me suscitó pensamientos de compromiso, no sólo con la Iglesia, sino, con hacer un mundo mejor, no "balconear la vida"... Me invita a sentirme realmente viva, a disfrutar o a sufrir, y a que mis ideales siempre sean los correctos. Me da esperanza con respecto a la Iglesia católica”, subrayó Ferreira Sanabria.
La primera piedra del colegio que visitó Francisco fue colocada por los jesuitas con la inauguración solemne de una capilla el 27 de Octubre de 1928, víspera de Cristo Rey, de ahí el nombre de la institución educativa.
“Este fue un encuentro que no estaba en el protocolo y por ese lado ya fue una sorpresa para mí”, declaró a Aleteia Nicolás Miguel Amado Pereira Leguizamón, de 17 años, estudiante del colegio Cristo Rey.
El Papa, saliéndose del programa oficial, se ganó a los jóvenes que no aman las formalidades. “Tuve la oportunidad de estar cerca de él (Papa Francisco) y mirarle directo a los ojos mientras daba su discurso a los jóvenes y a pesar del cansancio […] uno puede notar el compromiso y el amor que pone en cada una de sus palabras”, recalcó Nicolás.
“Queridos jóvenes, por favor, no balconeen la vida, métanse en ella” es la frase del Papa dicha en la JMJ que Nicolás más recuerda. “Esta frase me llegó […]; en mi país se dan tantas situaciones de injusticia y normalmente nadie hace nada, “balconean” la vida”, dijo Nicolás, que además remarcó su trabajo en actividades sociales en su barrio.
Los chicos aman la acción que proclama el Evangelio
“La espiritualidad ignaciana, la misma del Papa Francisco, nos enseña que el amor se mide más en OBRAS que en PALABRAS y esto es algo que veo muy reflejado en el Santo Padre”, agregó.
El encuentro entre el Papa y los jóvenes ha sido un “regocijo del alma”, dijo Ileana E. Ferreira Sanabria, de 18 años, quien se define como alumna ignaciana y miembro del movimiento estudiantil “Líderes Todo Terreno”.
“Me suscitó pensamientos de compromiso, no sólo con la Iglesia, sino, con hacer un mundo mejor, no "balconear la vida"... Me invita a sentirme realmente viva, a disfrutar o a sufrir, y a que mis ideales siempre sean los correctos. Me da esperanza con respecto a la Iglesia católica”, subrayó Ferreira Sanabria.
La primera piedra del colegio que visitó Francisco fue colocada por los jesuitas con la inauguración solemne de una capilla el 27 de Octubre de 1928, víspera de Cristo Rey, de ahí el nombre de la institución educativa.
Ary Waldir Ramos Diaz
ALETEIA
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